Cinco soluciones a los problemas de espacio de tu ‘minipiso’ (por los creadores de los ‘minipisos’)
El estudio de Le Corbusier ideó en los años 30 "las unidades habitacionales" o "celdas": 18 metros cuadrados por persona. La arquitecta Charlotte Perriand diseñó los interiores y esto es lo que nos enseñó
"Minipisos", "soluciones habitacionales", "Monocabin"… El juego con la terminología suena a recursos para disfrazar la crisis inmobiliaria y la falta de posibilidades de acceder a una vivienda digna, pero la idea de vivir en un piso pequeño no es nueva.
Los arquitectos que diseñaron las viviendas más influyentes del siglo XX ya se preocupaban por conseguir que un espacio reducido fuese lo más funcional, práctico y habitable posible. Algunos de los primeros y mejor planteados los creó la arquitecta y diseñadora Charlotte Perriand (1903-1999). Sus ideas de diseño pueden aplicarse a la perfección hoy igual que hace 70 años. Tienes pocos metros, de acuerdo, pero también tienes las ideas de diseño de Perriand para convertir esos metros en un hermoso hogar.
1. Decora para tus necesidades
No puedes tenerlo todo, pero sí lo que vas a usar. ¿Nunca comes en casa? ¿Para qué necesitas una mesa de comedor entonces? ¿Para qué una bañera si siempre te duchas? ¿Y si no necesitas una zona de estar al uso pero sí usarías una barra de bar? La idea de instalar algo así en una casa no sorprende a nadie hoy, pero cuando Perriand lo hizo en su piso de recién casada en el año 27, era un concepto tan sorprendente que el mismo Le Corbusier, impresionado tras ver ese "bar debajo del tejado" (bar sous le toit) en el Salón de otoño de París, le propuso que fuera a trabajar a su estudio.
El año antes la había despachado cuando ella acudió a pedirle trabajo con la ya ínclita frase "Aquí no bordamos cojines". Perriand describiría su bar debajo del tejado así: "No estaba concebido por una locura, era únicamente para recibir a mis amigos y divertirnos de un modo más cercano, más libre, más relajado, que sentados alrededor de una mesa baja. Yo no me veía en un salón".
2. Luz, y más luz
Un espacio iluminado es la base para conseguir entornos confortables, pero esta premisa se suele dejar de lado mucho más a menudo de lo que sería aconsejable. Charlotte Perriand usaba la luz de un modo muy inteligente, tanto en la orientación de sus construcciones —al sur, como Les Arcs, un complejo de tres estaciones de esquí para 18.000 personas construido entre el 67 y el 82 en Saboya—, como en la distribución de sus propios diseños.
En su primer piso junto a su marido hizo que girase todo en torno a las grandes claraboyas de la buhardilla y reforzó la luz con muebles de tubo metálico y superficies de chapa de aluminio brillante. En el mismo Les Arcs, los espacios cerrados se reducen al mínimo para que la presencia de la naturaleza —que Perriand adoraba: era amante del esquí, la natación, el montañismo y la vela— sea una constante.
3. Elige muebles multifunción
Mostradores de cocina que se abren desde ambos lados, encimeras que funcionan a la vez como separación y unión de dos espacios diferenciados, mesas abatibles o armarios de dormitorio que separan habitaciones y sirven también de cabecero de cama y mesilla de noche son algunas de las innovaciones de Perriand en este campo, que aplicó a proyectos como la habitación de estudiante o en los interiores de las "unidades habitacionales" en La Cité Radieuse de Le Corbusier, en Marsella (Francia). Estas unidades, que también llamaron "celdas", pretendían dar respuesta a la cuestión del espacio mínimo habitable, que Le Corbusier y su equipo fijaron en 18 metros cuadrados de vivienda por persona.
Hoy es sobre todo recordada por sus diseños de muebles como la butaca Grand Confort, la chaise longue LC4, la silla LC1 basculant, la mesa LC10, la chaise-longue Tokyo fabricada en bambú… Elementos que siguen estando presentes en hogares, hoteles, oficinas y estudios de todo el mundo y de los que pueden adquirirse reproducciones en Cassina, pero también es suya una idea como la de las librerías modulares —adaptables a todo tipo de espacios— en kit que el propio usuario montaba con sus manos eligiendo qué elementos necesitaba. Hoy nos suena muy familiar, tanto que los muebles más vendidos de casas como Ikea son precisamente los más adaptables y multifuncionales, pero en su momento resultaba tan rompedor que no logró comercializarlo.
4. El exterior es tan importante como el interior
Si tienes la suerte de tener un balcón, una terraza o una azotea, considéralo una extensión más de la casa y no como un complemento de segunda fila. Charlotte conseguía que las cubiertas planas, sin tejado, de las construcciones de Le Corbusier fuesen vivibles mediante hamacas e invernaderos. En otro de sus proyectos, "la casa al borde del mar" (La maison au bord de l'eau), pensada para los trabajadores franceses que por primera vez tenían vacaciones pagadas pero tampoco podían permitirse una gran propiedad en la playa, las estructuras giraban en torno a un patio que organizaba el espacio de modo orgánico. Y recuerda, en caso de duda, recurre siempre a las plantas.
5. Juega con el color
Cuando tenemos pocos metros solemos recurrir al blanco de forma automática por considerar que agranda ópticamente las habitaciones, pero Charlotte rompió con esta idea al diseñar las cocinas de La Cité Radieuse de Marsella. De esos edificios son famosos hallazgos de Le Corbusier como la planta libre, sostenida solo sobre pilares, o la azotea con guardería, piscina o pista de atletismo, pero no tanto cosas menos vistosas pero más prácticas y usables en el día a día como la cocina, los muebles, todo el equipamiento interior e incluso las propias separaciones de cada vivienda, de los que se encargó Charlotte.
Utilizando madera, verde, aluminio y damero, logró convertir las "celdas" en algo acogedor y en apariencia espacioso. Para la Maison du Brésil diseñó unos revolucionarios armarios modulares con cajones de plástico de colores. Es una idea con los que estamos familiarizados gracias a Ikea, pero ese uso sin temor de los colores vivos son la muestra del talante vitalista de Charlotte, y de que las casas reducidas no tienen por qué se aburridas.
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