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¿Existen villancicos dignos? Sí, estos diez, aunque sean sin zambomba

Un puñado de canciones para ponerle música a la Navidad y no sentir bochorno

La cantante de Pink Martini, China Forbes; Joey Ramone, voz de los Ramones, y Bruce Springsteen con un gorro vaquero muy navideño. Los tres tienen canciones para estas fechas que no nos van a sonrojar.
La cantante de Pink Martini, China Forbes; Joey Ramone, voz de los Ramones, y Bruce Springsteen con un gorro vaquero muy navideño. Los tres tienen canciones para estas fechas que no nos van a sonrojar.

¿Podemos salir musicalmente indemnes de la Navidad? Si nos toca asistir a otro concierto de Mariah Carey como el principios de esta semana, es muy probable que no, pero una revisión más exhaustiva de la música popular del último medio siglo deja resquicios a la esperanza. Palabrita.

A ver. Los villancicos tienden a ser obras edulcoradas, ñoñas, arquetípicas, melosas, arcaizantes, repipis, absurdamente nostálgicas y ligeramente repelentes. Sí. Y, pese a todo lo antedicho, puede que nos pillen con el día sensible, el oído desprevenido y la lagrimilla fácil. Debilidades del ser humano, que se dice. No es grave: en el peor de los casos, los escuchamos dos o tres semanas de las 52 que integran un año, por más que a veces estos días de bombillas, cuñadismo, bombardeo de felicitaciones edulcoradas, papanoeles orondos y memes en cadena nos hagan abominar del sueño de la inmortalidad (¿se imaginan que al final existe el Paraíso y nos instalan en una Navidad perenne?).

Aquí nos hemos propuesto ofrecer una alternativa sonora a la estomagante Noche de paz, los inconcebibles Peces en el río y el repiqueteo de campanitas para Jingle bells (entre otros millones de campanas al uso). Si ponen estas diez canciones en su reproductor, o algunas de sus asociadas, puede que hasta vean por una vez con buenos ojos al novio/a de su hija/o. De acuerdo, quizá esto último sea una exageración. Lo del novio. Lo de los villancicos, francamente, no:

Joni Mitchell - 'River' (1971)

En puridad no es una canción navideña, aunque las referencias estacionales de los primeros versos y esa introducción al piano, parafraseando Jingle bells, la han convertido en un clásico para estas fechas. Detrás de los copos de nieve, esta absoluta preciosidad (incluida en Blue, sencillamente uno de los discos más hermosos e influyentes del siglo XX) destila la amargura de los quebrantos sentimentales. Todo hace pensar que Joni relataba los sinsabores de su relación con el músico Graham Nash, pero ahora, con la perspectiva del tiempo, solo podemos pensar en las asombrosas ventajas creativas asociadas al desamor.

Bruce Springsteen - 'Santa Claus is comin’ to town' (1975-78)

Solo por ver a Clarence Clemons haciendo el indio en este vídeo (risotada va, risotada viene) ya habría merecido la pena esta incursión navideña del Boss, versión de un clásico de 1932 de Haven Gillespie (letra) y Frederick Coots (autor de unas 700 canciones) por el que también se han adentrado artistas tan relevantes como Frank Sinatra, Ella Fitzgerald, Dolly Parton, Bing Crosby, los Carpenters o, glubs, Mariah Carey. Aquel joven Springsteen de los años setenta era un hombre en casi permanente estado de gracia, la misma que le imprimía a esta festiva interpretación (inspirada en la lectura de los Crystals, de 1963) que de tarde en tarde deslizaba en sus conciertos. Existen varias grabaciones; la más canónica, para deleite de completistas, se remonta al 12 de diciembre de 1975 en Brookville (Nueva York) y apareció en 1982 dentro de una recopilación de Sesame Street (Barrio Sésamo) y, ya en 1985, como la cara B del sencillo My hometown, la pieza más sentimental del mítico álbum Born in the USA. Pero acreditados todos estos pormenores para springsteenianos de pro, admitamos que Bruce extrae genuino petróleo rockero de la cancioncilla.

Paul McCartney - 'Wonderful Christmastime' (1979)

Aquellos pobres tarambanas que acusan a Paul McCartney de blandurrio (y que olvidan que es el autor de Helter Skelter, acaso la canción más salvaje de los Beatles) se sintieron legitimados y sobrados de argumentos con esta concesión del de Liverpool al tintineo de los cascabeles. Vale, no estamos ante un McCartney exquisito y ninguno de sus seguidores más documentados incluiría Wonderful Christmastimeentre sus 100 mejores composiciones (no digamos ya la portada del sencillo original, donde un Paul sonrosado y de dibujos se retrataba cual Papá Noel). Pero eran sus estertores de la era con los Wings (de hecho, se trata de una grabación casera, con McCartney interpretando todos los instrumentos) y el villancico, de tan cándido, funcionó a las mil maravillas. Los cálculos hablan de 350.000 euros anuales para sir Paul en concepto de derechos de autor por esta melodía; más aún, previsiblemente, si tenemos en cuenta que existe una versión reciente de Kylie Minogue en compañía de Mika. Y a todo esto, admitamos que el villancico análogo de John y Yoko, Happy Xmas (War is over), publicado en 1971 como himno antibelicista en torno a Vietnam, es musicalmente bastante más irritante.

Chris Rea - 'Driving home for Christmas' (1988)

Chris Rea es un cantante y guitarrista finísimo y delicado, no muy lejos de la veta abierta por Mark Knopfler, pero su amplia producción siempre ha tenido una repercusión limitada: muchos solo le conocen por la exquisita On the beach (1986), inspirada en la isla de Formentera, lo que le coloca al borde de los One hit wonders (artistas de un único éxito). Este villancico accidental, publicado como uno de los temas inéditos de su primer recopilatorio (New light through old windows, 1988), es una de esas canciones que no para de crecer a lo largo de los años. El británico era el primero que no creía demasiado en ella: la escribió durante un atasco, inspirándose en el soul delicado de Van Morrison, pero la guardó indefinidamente en el cajón. Con el tiempo, su aire fino y evocador le ha granjeado numerosos seguidores. Es más, la jovencísima cantautora norirlandesa SOAK, icono de la canción de autor indie y del movimiento LGTBI, acaba de sacarse de la manga una preciosa versión en clave muy, muy intimista (https://www.youtube.com/watch?v=1fmPsgwgcsE&feature=youtu.be).

Ramones - 'Merry Christmas (I don’t want to fight tonight)' (1989)

¿Quién dijo que los chicos melenudos e irredentos no tienen también su corazoncito? Más de uno se llevó las manos a la cabeza al tener conocimiento de la incursión decembrina de Joey, Johnny, Dee Dee y Marky. A finales de los años ochenta era una banda ya casi desahuciada, y de hecho el álbum que incluía esta pieza, Brain drain, se consideró un fracaso estrepitoso. Pero, qué cosas, los buenos sentimientos sirvieron durante dos minutos memorables para que la chispa volviera a prender entre los cuatro. Y todo ello, con un mensaje conciliador (esto es, navideño): “Feliz Navidad, esta noche no quiero pelearme contigo”. Pues eso: haya paz.

Coldplay - 'Christmas lights' (2010)

Por mucho que le chinche a su nutrida legión de detractores (en castellano moderno, "haters"), el cuarteto londinense es una de las formaciones más empáticas sobre el escenario de cuantas ha alumbrado el nuevo siglo. Y esta canción de hace ocho inviernos, nunca incluida en ningún álbum oficial, es un clásico oculto con toda la esencia de Chris Martin y los suyos; en particular, la épica (incluidos los “ooohhh oohhh ohhhh” finales), esa endemoniada habilidad para la melodía pegadiza y, sobre todo, el amplio rango vocal del rubito, que abarca desde su tesitura más grave hasta ese frágil e irresistible falsete.

Pink Martini - 'White Christmas' (2010)

La orquesta atemporal para la felicidad, ese invento efectivísimo del divino pianista, arreglista y compositor Thomas Lauderdale desde Portland (la ciudad más colorista y librepensadora de la Costa Oeste americana), no podía desperdiciar la ocasión de afrontar el repertorio navideño desde una perspectiva oblicua. Los Pink Martini dedicaron un álbum completo a estas fechas, Joy to the world (2010), de éxito abrumador (“las Navidades salen rentables”, nos confesó en su momento Lauderdale). Pero nada en él incurría en el tópico. El ejemplo más convincente, esta delicada versión instrumental de un tema extremadamente conocido que, de pronto… se pasa al idioma japonés por cortesía de Saori Yuki, cantante invitada para la ocasión. Todo muy políglota, global e inesperado, como es costumbre en estos genios de la música ambiental con todas las consecuencias.

Sufjan Stevens - 'Lonely man of winter' (2018)

Nadie es perfecto, como ya nos advirtió el amigo Billy Wilder. Por eso Sufjan Stevens, autor de algunas de las canciones más fascinantes del siglo XXI (y sus aportaciones a la banda sonora de Call me by your name solo son un ejemplo reciente), es también un muchacho tan incomprensiblemente fascinado por la Navidad como para haberle dedicado a estas fechas una larga ristra de discos temáticos. Hay que guardarle mucho fervor al de Detroit para seguir la pista al detalle a todas sus incursiones en el mundo del espumillón y las guirnaldas, pero no seamos tan rancios como para privarnos de suculencias como este recién estrenado Hombre solitario del invierno. Unicornios, búfalos, esas características armonías vocales, la exquisitez acústica de sus mejores páginas… Navideño o no, sencillamente fabuloso.

The Sha La Das - 'Sha la da la la (Christmas time)' (2018)

El sello Daptone, que respaldó a la irrepetible Amy Winehouse y se ha convertido en la gran sensación del soul de corte muy tradicional, ha confiado en esta banda familiar como su gran baza tras los sucesivos fallecimientos de sus máximas estrellas, Sharon Jones y Charles Bradley. El veterano y casi ignoto Billy Schalda ha constituido junto a sus tres hijos varones un fastuoso cuarteto de doo wop, ese soul de logradísimas armonías vocales que remite a los primeros años sesenta. Nadie podría fechar este villancico en el siglo XXI si no conoce de antemano el nombre de sus firmantes. Tampoco la incursión de la propia Sharon Jones en el género navideño, que apenas dos años antes de su muerte había grabado maravillas como este Ain’t no chimneys in the project.

Modern Studies - 'It’s winter' (2018)

Son la banda menos conocida de esta selección, pero si aún no has descubierto a este cuarteto británico liderado por las voces unísonas de Emily Scott y Rob St. John te pierdes una de las grandes exquisiteces de la temporada. It’s winter es un villancico, sí, o quizá solo algo parecido a ello, pero está claro que ese pop-folk con ramalazos camerísticos acabará volviendo locos a los grandes gourmets de la música popular. Y más aún si descubrimos las entrañables imágenes caseras que el grupo ha desempolvado para dar forma al videoclip, que ha visto la luz esta misma semana. La joya proviene del reciente segundo álbum de estos Estudios Modernos, Welcome strangers, que hace honor a su título con sucesivas lecciones de iconoclastia contemporánea.

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