La felicidad de plantar árboles en la ciudad
Las urbes ocupan un 3% de la superficie del planeta pero consumen el 75% de sus recursos naturales. Crear bosques en ellas se perfila como solución para remitir este impacto
Cuántas muestras de felicidad en las imágenes compartidas en redes sociales suelen ser de alguien en plena naturaleza.... Si se midiese por estas escenas, los atardeceres, las montañas, las playas limpias o las comidas en el campo serían indicadores claros de aquello que nos reconcilia con el planeta. Son instantes alejados del asfalto oscurecido por la contaminación o la sombras de los bloques de pisos, o de los cielos sin estrellas por las luces nocturnas. "La gente está más feliz rodeada de naturaleza", dice Herbert Girardet, profesor y asesor de ONU-Hábitat durante su charla Regeneración de las ciudades para sociedades resilientes y sostenibles en Biocities Forum, celebrado en Barcelona este otoño. Menciona la palabra felicidad entre cuestiones técnicas sobre infraestructuras, emisiones y habitabilidad, o se centra en el beneficio de las personas y el planeta. "Estar alejado del medio ambiente es más alienante", detalla. En su propuesta resalta que incorporar bosques urbanos es una solución para construir ciudades más saludables.
El 55% de las personas del mundo viven en ciudades, y la proporción aumentará hasta el 68% en 2050, según un reciente informe de la ONU. A su vez, las ciudades ocupan un 3% de la superficie del planeta, pero consumen el 75% de sus recursos naturales. Por eso, los bosques urbanos se perfilan como una de las iniciativas más acertadas para remitir la huella medioambiental que provocan. "Permiten eliminar contaminantes nocivos, reducir el ruido, mejorar las temperaturas, mitigar los efectos del cambio climático, suministrar distintos productos y energía renovable, proteger las fuentes hídricas y prevenir la erosión del suelo y las inundaciones", informa la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
En el encuentro de Barcelona, Marc Palahí, director del Instituto Europeo de Bosques, consideraba también la inclusión de la perspectiva medioambiental en las ciudades como una "gran oportunidad para transformar la economía". "La creación de biociudades hará que puedan prosperar en armonía con la naturaleza, también de forma conectada con la tecnología", detalla. "No podemos resolver los problemas con el mismo pensamiento que los creamos", dice recordando palabras de Albert Einstein. En este sentido, Girardet propone un planteamiento de cómo las ciudades han pasado por un proceso de agrópolis, donde la agricultura y los recursos de cercanía eran la base del crecimiento y se vivía rodeado de bosques; a la petrópolis, donde la dependencia del petróleo y el consumo desaforado quedaba en la ciudad sin un plan para minimizar el impacto en otras zonas; hasta la ecópolis, que implicaría un sistema de menor gasto de energía, que fuera renovable, y que redujera la contaminación. En él incluye también los bosques urbanos.
Recomendaciones para ciudades más verdes
•Ampliar la cubierta vegetal en las ciudades, utilizando el árbol adecuado en el lugar apropiado
• Desarrollar agendas políticas que promuevan espacios verdes y bosques urbanos
• Realizar un seguimiento periódico del efecto de las islas térmicas en las ciudades para planificar estratégicamente los bosques urbanos
• Utilizar las directrices técnicas existentes para planificar, diseñar y gestionar los bosques y los árboles urbanos.
• Crear y fomentar empleos verdes y oportunidades económicas
• Convertir zonas abandonadas, solares y patios en espacios verdes
• Promover las huertas comunitarias, la agricultura urbana y los bosques urbanos que permiten obtener alimentos
• Aumentar el número de edificios verdes y bosques verticales y fomentar la construcción de techos verdes.
*Recomendaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
La profesora Maria Chiara Pastor, del departamento de Arquitectura y Estudios Urbanos de la Politécnica de Milán expone los proyectos de bosques verticales diseñados por Stefano Boeri que incluyen árboles en las terrazas de los bloques de pisos. "Tienen calculado el viento, el peso, y se pueden incorporar en los edificios para favorecer la sostenibilidad", señala Pastor. "Los árboles pueden reducir las necesidades de aire acondicionado en un 30%, si se colocan en forma adecuada alrededor de los edificios, y en climas fríos, pueden proteger a las casas del viento y ahorrar entre un 20% y un 50% de la energía utilizada para calefacción. Un árbol frondoso puede absorber hasta 150 kilos de CO2 al año", informa la FAO.
En la ciudad finlandesa de Joensuu, de alrededor de 75.000 habitantes, han realizado un proyecto de implantación de bosques urbanos que ha contado con la opinión del gobierno local, asociaciones, empresarios... "Han participado cerca de 5.000 personas, se les animó a involucrarse en la iniciativa y así son más conscientes. Todo el mundo puede aportar algo", declara en la jornada Janna Puumalainen, teniente de alcalde de la ciudad, que detalla cuatro categorías de bosques urbanos. "Los hemos diseñado recreativos, para la gente; otros de protección del ruido en zonas industriales y de transporte ferroviario; otros económicos, de los que se puede obtener réditos; y otros de protección biológica, que favorezcan la biodiversidad y la investigación", detalla. "Los árboles son buenos para la salud, para el bienestar, te hacen sentir bien, se disfrutan con la familia, con los niños, los estudiantes...".
Así lo cree también Hiroto Mitsugi, subdirector general de la FAO al frente del departamento forestal, durante el Foro Mundial sobre Bosques Urbanos celebrado el pasado noviembre en Mantua. “Se necesitan con urgencia modelos de crecimiento urbano más sostenibles. Se deben planificar y diseñar espacios verdes y bosques urbanos para satisfacer diferentes intereses y necesidades, proporcionar los servicios ecosistémicos requeridos por una sociedad urbana en crecimiento y mejorar la continuidad entre el espacio rural y el urbano”, afirmó.
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