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Japón es la tendencia

El culto por el detalle, la exigencia de sus compradores y la capacidad de sus diseñadores para evolucionar el estilo en el que se inspiran ponen de lleno el foco de la moda masculina en el país asiático

EN EL APASIONANTE  duelo entre la sastrería tradicional y el street­wear, Japón toma la palabra. Una generación de diseñadores con una mirada más global y una propuesta en la que se cruzan influencias de Occidente y Oriente se abre paso desde la discreción. Sus nombres suenan a nuevo, aunque algunas de estas firmas llevan más de 20 años en el mercado. “Muchas son repu­tadas y populares, pero no están sobreexpuestas. No las encuentras en cualquier tienda de Europa y Estados Unidos. Rodeadas de ese halo de intriga, hay una sensación de descubrimiento cuando te encuentras con ellas en una tienda. Especialmente con firmas como Visvim, Undercover o Sacai”, explica Jamie Waters, editor de moda de la revista de estilo de vida y asuntos globales Monocle. La biblia del hombre informado moderno y estiloso lleva ya años poniendo el foco en Tokio.

No es la primera vez que los japoneses dan muestras de su estilo. Ya a principios de los ochenta, diseñadores como Yohji Yamamoto y Rei Kawakubo desembarcaron por primera vez en París, haciendo temblar los cimientos del lujo tradicional. “Dejaron huella a nivel intelectual, conceptual y de silueta. Su influencia cambió la moda para siempre”, recuerda Alex Badía, director de moda de la revista especializada estadounidense WWD. También en el arranque de la década de 2000, la ya desaparecida revista de culto Fruits empezó a documentar los estilismos callejeros en el barrio de Harajuku y convirtió Japón en la meca de peregrinación de los investigadores de tendencias.

“Para los japoneses tienen tanta importancia las partes de la prenda que se ven como las que no se ven”

Ahora, en un ambiente de inestabilidad y cambio en la moda, Japón promete de nuevo una mirada refrescante contra el déjà vu que experimenta la industria en Occidente. El culto al detalle de clientes y diseñadores marca la gran diferencia. Los japoneses son especialmente meticulosos con el estilo del cuello o la calidad de los botones. Pequeñas cosas que los compradores europeos suelen pasar por alto, pero que ­resultan determinantes para ellos. “Examinan el producto milímetro a milímetro, por dentro, por fuera, por arriba y por abajo. Para ellos tienen tanta importancia las partes de la prenda u objeto que se ven como las que no se ven”, explican José Luis Bartolomé y Albert Escribano, diseñadores de la firma española Hereu. En ese sentido, casi se podría decir que los compradores japoneses educan a los diseñadores occidentales en el arte del detalle. “Un par de pantalones destacan sobre otro si el bolsillo o los plegados están en el lugar adecuado, o si los botones son de la mejor calidad. Y muchas marcas niponas hacen esto a la perfección”, comenta Jamie Waters.

Imagen de la colección del diseñador japonés Fumito Ganryu en el backstage.
Imagen de la colección del diseñador japonés Fumito Ganryu en el backstage.

La moda japonesa se convierte en referente internacional. Una realidad que se evidenció en junio en la feria Pitti Uomo, que se celebra desde 1972 en Florencia y que tradicionalmente reúne lo mejor de las tendencias para hombre. El evento ha logrado trascender su carácter comercial con propuestas de moda y cultura que atraen a los mejores diseñadores, compradores y editores del mundo, generando un interesante caldo de cultivo para la transmisión y creación de nuevas tendencias. Más allá de la pasarela y de los stands de la feria, son sus visitantes los que atraen todas las miradas. Ataviados con estilismos impregnados de carácter y personalidad, los asistentes de este año a Fortezza da Basso, centro neurálgico del salón Pitti Uomo, parecían celebrar una convención de los hombres mejor vestidos del mundo.

El diseñador Fumito Ganryu, protegido de la respetada firma japonesa Comme des Garçons durante más de una década, escogía este evento para su debut en solitario. Junto a su propuesta de streetwear futurista, también desfilaron los emergentes Shinpei ­Yamagishi y Keisuke Kohsaka con su firma Bed JW Ford. La presencia nipona no parece un hecho casual. En las tres últimas ediciones, y con voluntad de descentralizar el evento para darle un carácter más global, se han incluido como cabezas de cartel a otros importantes diseñadores de aquel país: la marca de culto Visvim en 2016, Yoshio Kubo en 2017 o Undercover y Takahiromiyashita The Soloist en 2018. Este mismo año, un creador japonés, Masayuki Ino, se llevaba el premio de diseño emergente que otorga el grupo LVMH con su firma Doublet.

Los nipones han mejorado el tejido vaquero hasta convertir el denim de su país en el mejor del mundo

Este interés de Occidente por la moda japonesa es recíproco. Aunque la presencia nipona en número de expositores fue discreta —67 de un total de 1.224—, la afluencia de compradores del país asiático se situó en tercer lugar después de Italia y Alemania. Importantísimas tiendas como Barneys Japan, Beams, Matsuya, Tomorrowland o United Arrows no quisieron faltar a la cita en esta plataforma de exhibición que se ha convertido ya en un potente espacio de intercambio estético y cultural. La obsesión de los japoneses por la sastrería y su respeto por el saber hacer italiano tienen un impacto en los diseños procedentes de su país. “Es maravilloso cómo asumen influencias que les son ajenas y las trabajan con respeto a la moda y a los orígenes. Se toman muy en serio la herencia de una prenda”, explica Alex Badía, que pone como ejemplo el tejido vaquero. Siendo de origen estadounidense, los nipones lo han mejorado hasta convertir el denim japonés en el mejor del mundo. Algo parecido ocurre con su interpretación del streetwear o del estilo americano. En el stand de Brunello Cucinelli, una de las marcas italianas con más proyección internacional, Sakura Endo, su responsable de comunicación, explica cómo la sastrería clásica atrajo a los compradores japoneses hacia el Pitti. “Ellos solían vestir esas suaves chaquetas tipo Armani, pero hace 10 años surgió allí una moda llamada Italian Classical que proponía un estilo más sofisticado y clásico, de aires europeos”. Fue entonces cuando algunas de las tiendas multimarca más potentes del país se empezaron a interesar en esta feria para conocer de cerca la estética italiana y se intensificó esta dialéctica de estilos.

Un grupo de asistentes en la Pitti Uomo del pasado mes de junio.
Un grupo de asistentes en la Pitti Uomo del pasado mes de junio.

Uno de los pioneros de esta fructífera conexión estilística y cultural entre Italia y Japón fue Giuseppe Marenzi, fundador y propietario de la firma italiana Herno. Marenzi inauguró su primera tienda en Osaka en 1968, convirtiéndose así en una de las primeras marcas italianas en expandirse en el mercado nipón. Emprendió el camino junto a Seiji Okuda, por entonces responsable de la marca en Japón. Ahora, los hijos de ambos siguen sus pasos. Claudio Marenzi es el actual CEO de la firma, y Hiroaki Okuda, mánager de Herno en el país asiático. Amigos desde niños, jugaron y crecieron juntos. También juntos son testigos de cómo el viaje de Europa a Japón que iniciaron sus padres se ha convertido en un constante trayecto de ida y vuelta. Claudio Marenzi viajó por primera vez a aquel país en 1986. Le fascinó “la armonía de los contrastes”. Desde que su padre empezó el negocio con la familia Okuda, entendió y absorbió la cultura y la tradición de un país que considera su casa fuera de Italia. De hecho, reconoce influencias japonesas en su propia marca: “El diseño depurado de la estética japonesa me fascina”.

“La elegancia en Japón es el resultado final de una potente y profunda investigación”

Si algo comparten japoneses e italianos es el orgullo de arreglarse y de intentar mejorar su imagen a través del estilo. Claudio Marenzi resalta la elegancia como punto en común. “La diferencia es que en Italia es algo innato, está en nuestra sangre, mientras que allí existe un culto a la elegancia. Es el resultado final de una potente y profunda investigación”, matiza. Y así, radares activados, cada nueva temporada compradores y diseñadores toman nota de lo que se hace a un lado y otro del planeta. Para continuar con ese emocionante estudio estilístico que cambia permanentemente de dirección. De momento, parece que este año todas las miradas apuntan hacia Japón. 

Escena en Pitti Uomo del pasado mes de junio.
Escena en Pitti Uomo del pasado mes de junio.

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