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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Apostar ya por la sostenibilidad: la única opción para las empresas

La sociedad demanda empresas responsables que tengan un propósito con el que mejorar la sociedad. El camino está marcado

Trabajadores de una granja en China, en 2007.
Trabajadores de una granja en China, en 2007. Wu Zhiyi (Banco Mundial)
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El 31 de enero de 1999, Kofi Annan, entonces secretario general de Naciones Unidas y fallecido el pasado 18 de agosto, anunciaba en el Foro de Davos del Fondo Monetario Internacional el lanzamiento del Pacto Mundial de Naciones Unidas. Se trataban de diez principios para la buena gobernanza de las organizaciones, basados en el respeto de los derechos humanos, la dignidad en el trabajo, el cuidado medioambiental y la lucha contra la corrupción. “Desde la ONU os proponemos a vosotros, los líderes empresariales, la iniciativa de Global Compact, que comparte valores y principios que nos proporcionarán la cara humana de la globalización”, afirmó Annan.

Han pasado casi 20 años desde el nacimiento del Pacto Mundial de Naciones Unidas y más de 13.000 empresas de 160 países se han sumado a este movimiento para avanzar en los retos globales y lograr una sociedad más igualitaria e inclusiva. Entre medias, los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) nos recordaron hasta 2015 los desafíos a los que teníamos que enfrentarnos: lucha contra el hambre y la pobreza, acceso a la salud, educación o el cuidado del medioambiente. La agenda global se ha visto reforzada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): 17 objetivos que tienen el propósito de transformar nuestro mundo y asegurar la prosperidad para todos hasta 2030. Una nueva agenda del desarrollo sostenible que también se ha fortalecido en la parte medioambiental con el Acuerdo de París de 2015 para frenar el cambio climático.

Empresas, gobiernos, sociedad civil y organismos multilaterales han impulsado el desarrollo sostenible durante estos años ante los escépticos que consideran que el valor de las empresas sigue estando en maximizar el beneficio de las mismas y no en los intangibles y en atender las demandas de los grupos de interés; que no creen en la ética como pilar de cualquier organización y en el buen gobierno como la guía para perdurar; que siguen sin ver los problemas que causa el cambio climático y que no consideran a las personas como la base de cualquier organización.

La realidad ha ganado la partida a las dudas que la sostenibilidad ha generado durante estos años entre aquellos que la han visto como algo decorativo y no estratégico en las empresas. Ya se ha pasado la oportunidad de esperar a su integración si la ley nos lo requiere o sumarnos si lo hace nuestra competencia.

La realidad ha ganado la partida a las dudas que la sostenibilidad ha generado entre aquellos que la han visto como algo decorativo y no estratégico en las empresas

Los inversores están demandando a las empresas un compromiso con el desarrollo sostenible y la transparencia para confiar su dinero; los empleados y colaboradores prefieren trabajar en organizaciones comprometidas y responsables; el respeto por los derechos humanos tiene que ser una prioridad en cualquier país en el que se opere; la cadena de suministro también tiene que sustentarse en los principios del desarrollo sostenible y la lucha contra el cambio climático ya es innegable. Mientras, los ciudadanos, los consumidores, en definitiva, cada uno de nosotros estamos demandando empresas responsables que tengan un propósito con el que mejorar la sociedad en la que operan, así como productos y servicios innovadores y con impacto.

Ahora es el tiempo de la sostenibilidad y de que esta sea el modelo de negocio de cualquier organización si quiere perdurar a largo plazo. Pero también se necesitan cambios disruptivos para acelerar esa transición y que el desarrollo sostenible se globalice.

Marcas con valor añadido

Redesigning the Good Life: Brands Serving Humanity es el lema de Sustainable Brands Madrid 2018, encuentro internacional de referencia centrado en la persona y el entorno, impulsado por cuarta vez por la consultora Quiero, que analizará entre el 8 y el 9 de octubre de qué manera las marcas pueden contribuir a mejorar el modelo económico y social actual, ubicando a las personas en el centro de todas las decisiones empresariales.

En esta edición hemos identificado cuatro áreas que las empresas tienen que abordar para atender las demandas sociales, que suponen una ventaja competitiva y que tienen que impulsar los cambios transformadores:

Economía: redefiniendo el propósito de la economía. La economía tiene que recuperar su valor humanístico como ciencia que estudia los recursos, la creación de riqueza y la producción, distribución y consumo de bienes y servicios para satisfacer las necesidades humanas. Debe servir también para fomentar la igualdad y no basarse solo en el PIB, sino también en el bien común.

•Liderazgo ejemplar: los negocios al servicio de la sociedad. La búsqueda del beneficio por el beneficio ya no es suficiente para las empresas si quieren mejorar el entorno en el que operan. Necesitan un propósito con el que impactar en la sociedad, buscando el bienestar de las personas y la mejora de su calidad de vida con sus productos y servicios. Para lograr este liderazgo ejemplar se necesitan líderes inspiradores que fomenten el cambio de acuerdo con el desarrollo sostenible.

Valentía de la marca: activismo corporativo. Si una compañía quiere trascender tiene que involucrarse con los retos sociales de su entorno. Las empresas tienen una gran responsabilidad para impulsar esos cambios que mejoren la sociedad, respeten el medioambiente o promuevan la igualdad. De este modo, las más comprometidas generan consumidores que se convierten en los mejores embajadores de las marcas, como ocurre con Ben & Jerry’s o Patagonia.

•El factor humano: las personas en el corazón de la innovación. La tecnología ha transformado los últimos 25 años de la humanidad y está acelerando los cambios en nuestra manera de trabajar, de innovar o de relacionarnos. Frente a los dilemas éticos que está generando, como los robots para suplir la mano de obra del hombre o el individualismo que genera Internet, es necesario situar a la persona en el centro de la innovación. Porque la tecnología tiene que estar al servicio de todos.

Ahora toca acelerar esa transición disruptiva en clave de sostenibilidad si todavía no es demasiado tarde. ¿Lo conseguiremos? Hay que ser optimista y generar cambios sistémicos.

Sandra Pina es socia de Quiero y directora de Sustainable Brands Madrid 2018

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