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Coordinado por Lola Huete Machado
EFEMÉRIDE

RDC: 80 años de colonización, 58 de independencia fallida

En esta etapa se comprueba que la violencia no es un símbolo de cambio social. El saqueo, la inestabilidad y la desigualdad se han consolidado en el país

Seguidores de Moises Katumbi en una protesta en Kinshasa este miércoles.
Seguidores de Moises Katumbi en una protesta en Kinshasa este miércoles.SAMIR TOUNSI (AFP)

Cada 30 de junio celebramos la fiesta nacional de República Democrática del Congo (RDC), y en este 2018 coincide, además, con el 58 aniversario de la independencia fallida. Un congo que perteneció a Léopold II, rey belga, durante aproximadamente 30 años y que nunca visitó. En cambio saqueó, maltrató y se apropió, sin consentimiento alguno, de todo aquello que pertenecía a los congoleños. En su lugar, Henry Morton Stanley no solo se encargó de llevar a cabo los 11 mandamientos del rey, sino que también hizo que el Estado Libre del Congo nunca fuese libre. Al monarca podría tachársele enonces de cobarde, puso en manos de Stanley la historia negra de estas tierras.

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Visto con malos ojos desde otros puntos del planeta, Léopold II se vio obligado, a principios del siglo XX, a dejar este territorio en manos del Estado belga. A pesar de que los congoleños seguían excluidos del día a día social, económico y político, el nuevo estatus había dado nacimiento a un paternalismo belga mucho más consolidado. De esta manera, algunos jóvenes congoleños consiguieron adentrarse en la dinámica de este nuevo país. La introducción de muchos de ellos, no solo en el ámbito político, sino también en el religioso, favoreció al surgimiento de lo que se conoce como les évolués, término tomado directamente del francés que se traduciría como los evolucionados. La introducción de estos evolucionados en la vida pública dio lugar, directamente, a la participación de un sector congoleño en algunos de los eventos que se realizaron en, lo que ellos consideraban, el extranjero. Entre estos países se encontraba también Bélgica.

Resulta curioso que los evolucionados fueran el claro resultado del patrimonialismo belga y que al mismo tiempo fueran los impulsores de la independencia. Patrice Émery Lumumba fue uno de ellos e indiscutiblemente padre de la independencia y héroe nacional. Viajó a Accra para participar en la primera Conferencia de los Pueblos Africanos, una conferencia que pondría las primeras piedras a la actual Unión Africana. También visitó Bélgica para asistir a la Exposición Universal de Bruselas, lo que habría alimentado, aún más, su deseo de independencia.

A pesar de la participación de Lumumba en las tomas de decisiones y en el impulso hacia la independencia, se le otorgó el cargo de primer ministro. A partir de esto y desde el momento de la firma de independencia el 30 de junio de 1960, la situación de lo que había sido hasta el momento el Congo Belga solo pudo ir a peor. El discurso de Lumumba, en la firma de independencia, alimentó la ira de sus opositores congoleños de ideología federalista y pro-occidental, los belgas y la CIA. Todos ellos, bajo un complot dirigidos por la CIA, acabaron con la vida de Lumumba en enero de 1961.

Desde la muerte de Lumumba, el país cayó en un círculo virtuoso de saqueo, corrupción, violencia, desigualdad e inestabilidad

Desde este momento, el país cayó en un círculo virtuoso de saqueo, corrupción, violencia, desigualdad e inestabilidad. Además, la situación geográfica de la RDC nunca ha ayudado, hasta el momento, a su estabilidad. En 1965, Joseph Mobutu, partidario de la cleptomanía, más que del bienestar congoleño, llegó al poder, estableciendo lo que llamó la Zaïrianisation que supuso, al menos en teoría, la africanización de la administración y los sectores públicos y privados con la nacionalización de empresas.

Durante otros 30 años, lo que se conoció como República del Zaire, estuvo sumida en una dictadura, dónde la deuda pública estaba al mismo nivel que la riqueza personal de Mobutu. Mientras el mobutismo hacía de las suyas, dos personajes mundialmente conocidos viajaron a las tierras de Congo. Por un lado, Ché Guevara con el interés de ayudar a los lumumbistas a recuperar el país; Laurent- Désiré Kabila tomaría las riendas del caos unos años más tarde. Por otro lado, Nelson Mandela visitó el Zaire para proponer un alto al fuego y apoyar la celebración de unas nuevas elecciones y así finalizar con el mobutismo. En ninguna de las dos ocasiones hubo éxito ni lugar para la paz, al menos de primeras.

La población congoleña espera desde finales de 2016 la celebración de elecciones en un país donde no existe una tradición democrática

Finalmente, en 1997, Laurent-Désiré Kabila tomaría el país en un estado de inestabilidad plena. A partir de este momento, y hasta 2001, Kabila tuvo que enfrentarse a la enemistad de los países vecinos que lo habían apoyado. Como consecuencia de estos enfrentamientos se produce la Primera Guerra del Congo, y casi sin pausa la Segunda Guerra del Congo. En este contexto de violencia, Désiré fue asesinado en la víspera del aniversario de la muerte de Lumumba. Unos días después de la muerte de su padre, entra en batalla el segundo de los Kabila, su hijo, Joseph Kabila, como, aparentemente, única opción para gobernar el país. A partir de este momento, la dinastía de los Kabila se consolidaría sin dar tregua al caos.

En este año 2018 se cumplen, además de los 58 años de independencia fallida, 21 de dinastía Kabila, dónde hemos podido comprobar que la violencia no es un símbolo de cambio social, pues tras dos guerras sin interrupción, el Estado neopatrimonial, unido a la violencia, el saqueo, la inestabilidad y la desigualdad en lugar de disolverse se ha consolidado. Mientras tanto la población congoleña espera fervientemente, desde finales de 2016, la celebración de elecciones en un país donde no existe una tradición democrática. Según medios africanos, en diciembre 2018 están previstas las elecciones que debieron celebrarse hace dos años. Con todo ello, la violencia no parece atenuarse para que la celebración de los comicios se realice bajo un ambiente democrático, de paz y seguridad.

LilianaA. Negrín es graduada en Estudios Francófonos Aplicados y máster en Relaciones Hispano Africanas.

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