El caudillo vikingo y sus esclavas célticas
La lectura del ADN antiguo logra un cuadro asombrosamente detallado del origen de la población islandesa. Un protagonista de la investigación lo cuenta en 'Materia'
Puede que Islandia quede lejos, en algún sentido provinciano de la topografía, pero también es una especie de túnel del tiempo, un agujero de gusano que nos permite ver los modos y mecanismos de la historia, las causas pretéritas de nuestro presente tornadizo. Lejos en el espacio, pero no mucho en el tiempo: lo mejor de dos mundos. Lee en Materia cómo la inspiración del genetista Kari Stefansson convirtió su empresa deCODE en una plataforma de descubrimiento de las variantes genéticas que causan la enfermedad humana. Lee cómo los 102 asmáticos que hay hoy en la isla provienen de una sola pareja que vivió allí en el siglo XVII, mientras en el continente se originaba la ciencia moderna y se publicaba El Quijote.
La lectura del ADN antiguo es uno de los mejores telescopios que tenemos para entender nuestro pasado
Lee cómo el caudillo vikingo Inólfr Arnarson desembarcó en la actual Reikiavik en 874 para dejar la isla sembrada de genes escandinavos, y de los de sus esclavas célticas, que constituyen aún hoy el patrimonio genético de Islandia, la irreductible isla vikinga. Conoce la historia del esclavo africano Hans Jonatan, nacido en 1784 en las Islas Vírgenes y ancestro de 780 islandeses actuales que ni son esclavos ni negros. Esto es la historia. No solo por sus registros escritos en los códices, que también, sino por los que están escritos en el ADN (gatacca…).
El artículo de Materia no es de ninguno de nosotros, los periodistas científicos, sino de uno de los autores del trabajo sobre la genética y la paleogenética de Islandia, el genetista Carles Lalueza-Fox, del Instituto de Biologia Evolutiva de Barcelona. Y resulta humillante reconocer que, pese a eso, es una lectura muy interesante. Muchos sectores económicos están preocupados por la llegada de los robots. Yo lo estoy más por la llegada de los cerebros humanos. ¡Nos van a dejar sin empleo!
Hace 20 años, el estudio del ADN antiguo era todavía una ocurrencia de Michael Crichton, el autor de Parque Jurásico, una idea que solo se había tomado en serio Steven Spielberg. El giro copernicano vino hace un decenio, cuando Svante Pääbo y sus colegas leyeron el genoma neandertal, una especie extinta hace casi 40.000 años. Este hito científico no solo abrió la posibilidad de alcanzar edades aún más profundas de nuestro pasado, sino que demostró la viabilidad de secuenciar a muchos de nuestros ancestros más cercanos, como los vikingos que colonizaron Islandia o los asiáticos que descubrieron América hace 15.000 años. La lectura del ADN antiguo es uno de los mejores telescopios que tenemos para entender nuestro pasado. Seguro que servirá de algo.
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