¿Qué tienen en común correr y ser defensor de los derechos humanos?

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Correr y ser activista por los derechos humanos tienen muchos aspectos en común, asegura Carlos Escaño, responsable de Campañas de Derechos Humanos en Amnistía Internacional España. En ambos casos, se requiere esfuerzo, constancia y creer en que se puede llegar a la meta. Correr también es una metáfora de que hay que darse prisa y actuar ya. Por eso, la organización invita a los madrileños a ponerse las zapatillas el próximo domingo 27 de mayo por los 27 millones de yemeníes que desde hace tres años viven sumidos en un violento conflicto que ya ha causado más de tres millones de desplazados y que no da señales de remitir. Naciones Unidas estima que 22 millones de personas se encuentran en una situación tremendamente difícil y necesitan ayuda humanitaria.

“Yemen es un país muy desconocido para la población española”, lamenta el experto de Amnistía Internacional, sentado en el césped de Madrid Río. Lleva la camiseta oficial de la carrera, amarillo chillón y, por supuesto, zapatillas deportivas. “Hay una epidemia de cólera intensa que está afectando a 500.000 personas. La guerra ya ha causado más de más de 15.000 muertos y más de 50.000 heridos. Sin embargo, no se habla muy a menudo de ello”.

Escaño apunta varias razones por esta ausencia. Una de ellas es que los desplazamientos de población no han llegado hasta Europa. A esto se suma la dificultad para que periodistas y defensores de los derechos humanos accedan al país para contar lo que está ocurriendo, al mismo tiempo que se silencian organizaciones de la sociedad civil. “Tal vez no hay interés en que se hable de esto por los vínculos que Yemen tiene con países como Estados Unidos, Reino Unido, Francia y España, los principales exportadores de armas a Arabia Saudí”, agrega.

Corre con Amnistía | Planeta Futuro

Riad, el primer cliente de la industria militar española, lidera una coalición que interviene militarmente en Yemen desde 2015 acusada de cometer crímenes contra la humanidad y que lleva a cabo un bloqueo que está exacerbando la crisis humanitaria en el país al imponer restricciones a la ayuda y a las importaciones comerciales de productos como alimentos, medicinas y combustible.

Varias organizaciones no gubernamentales que confluyen en la plataforma Armas Bajo Control acusan al Gobierno de no verificar el empleo de las municiones destinadas a Arabia Saudí, aunque existan cláusulas que impiden su uso fuera del territorio nacional. El pasado mes de abril, además, el príncipe heredero Mohamed Bin Salman visitó España para firmar una serie de acuerdos, entre los cuales se incluye la compra de cinco barcos de guerra de los astilleros públicos por 2.000 millones de euros.

“Amnistía Internacional está llevando una campaña para pedir al Gobierno español que ponga fin al envío y no autorice nuevas ventas y exportaciones de material de defensa a Arabia Saudí, porque estamos hablando de un país que está cometiendo crímenes de guerra como bombardear a la población civil”, explica Escaño. “Además, con este acuerdo España está incumpliendo tanto la legislación nacional como el Tratado sobre el Comercio de Armas. Esto hace a la población española cómplice de las graves violaciones de los derechos humanos”.

“Tiene que haber una presión social para obtener una respuesta de los Gobiernos. La carrera #DejaTuHuellaXYemen tiene como objetivo sensibilizar a la sociedad civil y visibilizar algo atroz para que el Estado cumpla con sus obligaciones”.

Amnistía Internacional acusa a todas las partes implicadas en la contienda de haber cometido violaciones graves de derechos humanos y del derecho internacional humanitario, incluidos crímenes de guerra. En sus últimos informes ha documentado detenciones arbitrarias de periodistas y defensores de la paz, torturas y el uso de armas prohibidas a escala internacional como las minas antipersonas o las bombas de racimo. Algunos ataques aéreos realizados por la coalición dirigida por Arabia Saudí, según la organización, han sido dirigidos de manera deliberada contra civiles y estructuras como hospitales y escuelas. “La ausencia del Estado está afectando especialmente a mujeres y niños”, señala Escaño. “Aumentan las agresiones sexuales, el fracaso escolar, los casos de mutilación genital femenina, el matrimonio precoz y hay al menos 1.500 menores de edad que han sido reclutados por grupos armados”.

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