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Alterconsumismo
Coordinado por Anna Argemí

La Recyclerie: el espacio más ‘cool’ y alternativo de París

Un 'tercer lugar' donde comer, experimentar, cultivar, hacer bricolaje de manera eco-responsable

La Recyclerie un domingo al mediodía
La Recyclerie un domingo al mediodíaAnna Argemí
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En su página web La Recyclerie se presenta como tiers-lieu (tercer lugar) en el sentido de espacio colectivo que viene después de la casa y el trabajo, un lugar donde uno se reúne, sea con socios, vecinos, amigos, colaboradores para comer o para reparar algún objeto en el taller de René, para trabajar en la granja urbana, que se divisa desde la gran sala del comedor, o para asistir a alguna formación sobre cómo llevar una vida más verde y más responsable. Disponen de una gran superficie porque antes de convertirse a la vida alternativa, La Recyclerie fue una estación de tren, más tarde una tienda y luego un banco.

La Recyclerie son 130 gusanos por m2 en nuestra granja urbana
La Recyclerie son 130 gusanos por m2 en nuestra granja urbanaLa Recyclerie

Yo llegué a este pseudo-paraíso parisino un domingo a las 12 del mediodía que corresponde con la hora de la comida en Francia. Ya no cabía ni una aguja en el espacio, todo él muy grande y todo él amueblado únicamente con mobiliario de ocasión y reciclado. La cola ante la caja daba miedo de tan larga. Hay que pagar (el sábado, el domingo y los días festivos hay menú único: brunch) antes de poder servirse uno mismo como en un self cualquiera. Hacen alarde de proponer en su carta una alimentación sana, local y sostenible. El jueves ofrecen sólo un menú vegetariano y vegano. Promocionan la acción como una “ocasión de reducir el consumo de carne y de pescado por el bien del planeta.” Llevan su osadía un paso más lejos. Un fin de semana al mes su brunch es exclusivamente vegano.

La Recyclerie son 180 hectolitros de bebida hecha en casa al año en contenedores reutilizables
La Recyclerie son 180 hectolitros de bebida hecha en casa al año en contenedores reutilizablesLa Recyclerie

Más que un restaurante alternativo a esa hora del domingo en la que yo llegué La Recyclerie parecía un hormiguero en plena ebullición. Se diría que estábamos en medio de la calle, y de una calle céntrica, en vez de estar dentro de un edificio, puesto que la gente circulaba a derecha e izquierda de la cola. Según sus cálculos reciben la visita de unas 650 personas al día. Unos se paseaban en calidad de turistas. Se les veía a la legua por la cámara de fotos colgada al cuello y el plano del metro de París en la mano. Otros eran carteristas conocidos de los jóvenes asiduos del lugar. De hecho, no he visto en ningún otro sitio de París tantas pancartas alertando de la presencia de los amigos de lo ajeno como aquí.

Disponen de una gran superficie porque antes de convertirse a la vida alternativa La Recyclerie fue una estación de tren

Acabé comiendo sentada en la mesa del taller de René que sirve, fuera de las horas de comida, para reparar cualquier cosa. El taller dispone de 250 herramientas y objetos para uso de los reparadores ocasionales. Al año restauran 350 kilos de material. Creo que nunca había comido en compañía de tantos Black & Decker, bien alineados todos ellos en las estanterías a mis espaldas. Las mesas son tan grandes que te obligan a compartir el espacio (y quizá la conversación) con los vecinos de mesa. Un espacio que invita, por lo tanto, a la convivencia y al diálogo, algo inusitado en una ciudad donde uno no se relaciona por defecto ni con el vecino de rellano.

La Recyclerie son entre 5 a 8 kilos de desperdicios convertidos en abono
La Recyclerie son entre 5 a 8 kilos de desperdicios convertidos en abonoLa Recyclerie

Su granja urbana, que ocupa una superficie de 1.000 m2 consta de 170 especies vegetales y se divide en un bosque comestible, una jungla vegetal interior, 4 panales de rica miel alojados en la azotea, y tan rica porque su miel quedó clasificada como la segunda mejor del mundo en 2017 en el Congreso Internacional de Apicultura; un gallinero que acoge 16 gallinas (que ponen más de 4.000 huevos al año), dos patos; un huerto colectivo de 400 m2, de los cuales 150 m2 están destinados a actividades agrícolas pedagógicas, y es que reciben también grupos escolares. Y aquí no se acaba la lista de inquilinos del lugar. Cuentan con un hotel para insectos, tres nidos para pájaros, dos conejillos de indias. En medio del restaurante un armario a semillas te invita a coger las que necesitas y a dejar otras a cambio. Los socios de la Recyclerie pueden venir a ocuparse un algo del jardín y del huerto a cambio de un café o de un té y de una conversación, según se lee en su página web.

En la Recyclerie todo nuestro pan es bio
En la Recyclerie todo nuestro pan es bioLa Recyclerie

La vida humana, la animal y la vegetal conviven tan ricamente en este espacio, que organiza también a lo largo de la semana talleres por ejemplo de DIY. Estos días de mayo promocionan un taller para customizar tu objeto de decoración dirigido a niños a partir de 6 años; otro taller para reciclar las joyas, y todos los domingos hasta el mes de septiembre han programado una brocante-desayuno. ¿Por qué no aprovechar su enorme espacio para plantar algunas mesas y de paso poner orden en casa, deshacerse de trastos, vender o trocar los objetos y quizá de pasada hacerse un par de amigos? Al año acogen 300 organizaciones o asociaciones con quienes programan conferencias, charlas y talleres.

La Recyclerie son más de 400 "pêches" (moneda local de Montreuil) puestas en circulación
La Recyclerie son más de 400 "pêches" (moneda local de Montreuil) puestas en circulaciónLa Recyclerie

Se diría que la Recyclerie tiene vocación de pequeña ciudad, donde todo y todos tienen cabida y son bienvenidos, siempre que tengan el corazón verde y el espíritu colaborativo, porque entienden que el intercambio de ideas, bienes y personas, con o sin dinero de por medio, splo puede redundar en el beneficio de unos y de otros. Salí del restaurante satisfecha (la comida era copiosa y buena), contenta porque había pasado el rato con una amiga querida pero además de paso conocí y hablé con varias personas sentadas a mi misma mesa. Y salí feliz de pensar que un sitio tan verde y tan vivo tiene cabida en el París intramuros, que a veces me parece tan gris y tan poco dado a la comunicación entre extraños.

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