El aceite de palma mexicano quiere ser sostenible
México se enfrenta al reto de evitar la deforestación que las plantaciones de palma han producido en países asiáticos y africanos.
México ha encontrado un nuevo oro verde en la palma africana, un cultivo de alta rentabilidad que facilitaría revertir las importaciones cada vez mayores de aceite comestible. Pero se enfrenta a un reto: evitar una deforestación como la que se ha producido en países asiáticos y africanos. La estrategia de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural y Pesca (Sagarpa) es no tocar áreas naturales protegidas y restringir el uso de fertilizantes de amplio espectro.
José Miguel Hernández, experto del Instituto Nacional de Investigaciones, Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap), afirma que México cuenta desde hace unos años con variedades propias para el suelo húmedo que garantizan la sostenibilidad del territorio. “Aquí lo único que se hace es una reconversión productiva, no se está derribando ningún tipo de selva. Generamos condiciones óptimas para producir la palma con tecnología y en zonas que no son rentables para otras actividades. Se están destinando suelos que antes eran para la ganadería extensiva al cultivo de aceite”, explica.
En Tabasco, la euforia por incursionar en el negocio de la palma de aceite ha derivado en que cientos de productores abandonen la ganadería o el cultivo de plátano o yuca con la esperanza de obtener mejores rendimientos a partir del quinto año, después de haber sembrado sus primeras matas.
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