_
_
_
_

El ciudadano Saúl Lliuya contra el calentamiento global

En este enclave de Huaraz (Perú) hubo un hotel hasta que el 13 de diciembre de 1941 una avalancha de piedra, hielo y barro lo destruyó.
En este enclave de Huaraz (Perú) hubo un hotel hasta que el 13 de diciembre de 1941 una avalancha de piedra, hielo y barro lo destruyó.Getty

Un tribunal alemán da la razón al campesino peruano que denunció a una multinacional germana por el deshielo de glaciares

Mientras científicos, políticos y periodistas discuten sobre la existencia del calentamiento global y la posible influencia de la industria humana en la aceleración del fenómeno, un tribunal de Hamm le ha dado la razón a Saúl Luciano Lliuya, un modesto campesino peruano que ha demandado a la poderosa multinacional energética alemana Rheinisch-Westfälisches Elektrizitätswerk (RWE) por su responsabilidad en los deshielos de los glaciares de la Cordillera Blanca que amenazan con desbordar la laguna de Palcacocha.

En 1941 un terremoto provocó la caída de un glaciar en la laguna de Palcacocha, generando una ola que desbordó otros lagos y arrastró toneladas de piedra, hielo y barro que arrasaron la ciudad de Huaraz. Murieron 1.800 personas, los heridos fueron 400 y 1.500 familias perdieron sus viviendas. Casi ochenta años después, Palcacocha podría desbordarse de nuevo por el derretimiento de las glaciares y así la ONG ecologista alemana Germanwatch ha financiado la demanda de Saúl Luciano Lliuya, basada en un estudio científico de 2013 que demuestra que RWE es responsable del 0,5% de las emisiones globales ‟desde el comienzo de la industrialización” y por lo tanto le exige que asuma su porcentaje de responsabilidad, estimado en 17 mil euros.

Pastor y guía de montaña de 38 años, Saúl Luciano Lliuya no reclama ese dinero para sí mismo, sino para la construcción de canales y estructuras de contención que impidan una tragedia como la de 1941, por no hablar del terrible impacto que la desaparición de los glaciales generaría sobre la fauna, la flora, los manantiales naturales y la agricultura tradicional. Sin embargo, la multinacional RWE considera que las emisiones son responsabilidad de múltiples empresas y que ellos no deberían ser los únicos paganos de los estropicios causados por el calentamiento global.

En realidad, los jueces que han considerado coherentes y razonables los argumentos de Saúl Luciano Lliuya, han sentado un precedente que abre una caja de Pandora cuyas consecuencias deberían llamar la atención de otras empresas que degradan y contaminan el medio ambiente. Por ejemplo, solamente en España el 25% de las emisiones contaminantes es producido por diez empresas (Endesa, Gas Natural Fenosa, Repsol, EDP, Arcelomittal, Cepsa, Iberdrola, Viesgo, Cementos Portland y Cemex). ¿Cuál sería su cuota de responsabilidad en los estragos que afectan exclusivamente a sus áreas y poblaciones de influencia?

La sentencia contra RWE es histórica, porque el tribunal alemán ha dejado muy claro que ‟los grandes emisores como RWEtenían fundamentalmente la obligación de ayudar a las víctimas del cambio climático en los países pobres”, concluye Germanwatch en un comunicado. Como se puede apreciar, ya no hace falta una evidencia antropogénica del calentamiento global, porque gracias a un campesino andino y a una ONG alemana, el tribunal de Hamm ha sentado jurisprudencia al respecto.

En las próximas instancias del juicio se tomarán en cuenta los informes científicos de geólogos y astrofísicos que se desplazarán hasta Huaraz para evaluar el impacto de las emisiones industriales y toda la humanidad saldrá beneficiada de las conclusiones de la demanda de Saúl Luciano Lliuya.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_