Las directoras de 'casting' que ponen cara, voz y alma a los personajes
NO DEJAN de llegarles guiones. Cada vez más cineastas quieren contar con ellas. Ana Sainz-Trápaga y Patricia Álvarez de Miranda estrenan este año seis películas cuyos protagonistas son cosa suya. “Somos dos enamoradas de los actores y de las actrices. Nuestro trabajo parte del respeto absoluto al suyo. Somos una herramienta para que los directores encuentren lo que necesitan”, comparten las directoras de casting. Ambas tienen el talento para encontrar a la persona adecuada para cada personaje.
“Más del 90% del trabajo del director en una película se basa en tener el reparto correcto”, explica Martin Scorsese en el documental Casting By. Una tarea imprescindible a la que se dedican profesionales que suelen quedar en la sombra, como ellas. “Buscamos a los mejores para cada papel. Leemos el guion, hablamos con el director para conocer su visión y darle la nuestra. Vamos de su mano desde el principio. Ponemos cara, voz y alma a los personajes”. Juntas se han afanado en películas como Negociador (2014), Ma ma (2015) y María (y los demás) (2016). “Cada casting es un mundo”, aseguran. Se les da muy bien encontrar nuevas caras. Ahí están los celebrados protagonistas de Hermosa juventud (2014), El apóstata (2015) o Amar (2017).
“En las pruebas trabajamos con textos e improvisaciones. Necesitamos ver el arco del personaje en toda la película, no solo lo que pasa en una secuencia. Cada actor aporta una cosa diferente para un mismo personaje, lo enriquece o lo empobrece, le da capas distintas”.
Los actores y las actrices son muy vulnerables. Generalmente van a las pruebas con miedo. Les aterra el rechazo. “Muchas veces hemos mandado a alguien a darse una vuelta o a tomar un café. Cuando entran con bloqueo necesitan tranquilizarse. Somos muy empáticas”, asume Patricia. “No queremos que nos vean como unas personas que les vamos a juzgar, como si vinieran a un examen de Selectividad”, dice Ana. “Que te salga mal un casting no quiere decir que haces mal tu trabajo. Hay actores que piensan que han hecho una prueba horrible y no les vamos a volver a ver. No. Nosotras somos conscientes de que puede haberles pasado de todo. Y vemos cambios increíbles, crecimiento a lo largo de los años. Un actor tiene que estar entrenando todo el rato. Es fundamental que sigan activos, que monten cosas, que no paren”.
Huyen de los prejuicios. “Siempre partimos de cero. Las pruebas son nuestra herramienta para verles. Las hay de 10 minutos y hemos llegado a tenerlas de dos horas”. Superada la primera etapa, vienen más. “A lo mejor un actor está maravilloso en un ensayo, pero luego no tiene química con el resto del reparto. Hacemos pruebas juntando a los actores para ver cómo funcionan. Es un puzle, tienen que encajar todas las piezas”. Que el actor o la actriz se entienda bien con quien dirija también es fundamental. “Si no hay buena relación desde el principio con el director, difícilmente podrán trabajar juntos”.
"A lo mejor un actor está maravilloso en un ensayo, pero luego no tiene química con el resto del reparto"
Ana y Patricia se conocieron en 2004 en el rodaje de La vida secreta de las palabras, aquella historia de Isabel Coixet en una plataforma petrolífera. Trabajaban en una agencia de figuración y sus destinos se unieron buscando actores irlandeses para la película. Repitieron en Volver, el regreso a La Mancha de Pedro Almodóvar. “Creamos una familia con todas las señoras mayores que encontramos en Almagro y otros pueblos”, recuerda Ana.
El director David Serrano fue el que les dio la primera oportunidad de hacer un reparto. Fue el de Una hora más en Canarias. “Trabajamos juntas muy a gusto desde el principio. Nos complementamos muchísimo”, apunta Patricia. En los próximos meses estrenarán La enfermedad del domingo, Las leyes de la termodinámica, Superlópez, Gente que viene y bah y Cuando los ángeles duermen.
Acaban de completar el reparto para Arde Madrid, la primera serie de Paco León como director, sobre Ava Gardner y su entorno en Madrid. “Ha sido maravilloso hacer ese casting. Hay más de 100 actores”, anticipa Ana. Ahora están trabajando intensamente en la segunda temporada de Vergüenza.
Ven todas las películas y series que pueden y van al teatro continuamente. Allí descubren lo que necesitan. También en la calle. Y en Instagram y en Facebook. Además de socias, son mejores amigas. Y, claro, se enfadan. “Nos peleamos todo el rato, como los Ropper, pero nunca nos hemos dejado de hablar”. Ni se les pasa por la cabeza no seguir trabajando juntas.
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