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Justin Timberlake, de estrella perfecta a blanco de críticas

La polémica que ha generado su forma de apoyar a #MeToo ensombrece su nuevo disco y su actuación en la Super Bowl

Justin Timberlake, durante un concierto el pasado septiembre. En vídeo, 'Say Something'.Vídeo: Amy Harris
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Prometía ser su regreso triunfal al mundo de la música tras cinco años de ausencia, pero a Justin Timberlake se le ha atragantado su vuelta a los escenarios. El artista estadounidense, que publica nuevo disco el próximo 2 de febrero y, dos días después, actúa en el descanso de la Super Bowl, ha visto cómo su campaña de promoción ha despertado una ola de críticas por episodios polémicos de su pasado y por lo que algunos consideran un falso apoyo al movimiento #MeToo.

Los problemas comenzaron cuando la NFL anunció en octubre que Timberlake, de 36 años, era el elegido para actuar en la final de la Super Bowl, ese escenario tan codiciado por las estrellas del pop. El cantante será por primera vez la estrella principal del evento, pero ya ha participado en final de la liga de fútbol americano en dos ocasiones: en 2001, como integrante de N’Sync, la boyband que le lanzó a la fama, y en 2004, como invitado de Janet Jackson, en una actuación que dio la vuelta al mundo.

Entonces todavía no existía Twitter para comentar la imagen de Timberlake arrancando parte de la ropa de Jackson y dejando uno de sus pechos al descubierto frente a 140 millones de espectadores. Pero las redes sociales han recuperado el polémico episodio, bautizado entonces como pezóngate, para criticar que sea él quien se ocupe del espectáculo este año. Después del escándalo, que se justificó como un “problema de vestuario”, la carrera de Janet Jackson cayó en picado, mientras que la de su compañero no se vio afectada en absoluto. Un ejemplo: solo una semana después, él acudía invitado a los Grammy y bromeaba sobre lo ocurrido; a ella la vetaron en la gala y le cerraron las puertas de las principales radios y televisiones de Estados Unidos.

Con la incógnita aún de si Timberlake invitará a la hermana de Michael Jackson a compartir escenario con él a modo de resarcimiento, el cantante se prepara para lanzar Man of the Woods, su quinto álbum. Niño Disney —en los noventa compartió cámaras con Britney Spears (que después sería su novia), Christina Aguilera y Ryan Gosling en The Mickey Mouse Club— y estrella de una de las boybands más populares de principios de los 2000, se lanzó en solitario en 2002 y desde entonces ha construido su carrera sobre la imagen de estrella accesible, divertida y sin mácula. Acumula casi 30 millones de discos vendidos y ha hecho varias incursiones en el cine.

Durante años parecía incapaz de dar un paso en falso. Pero es precisamente su último papel en la gran pantalla lo que ha irritado a parte de su público. El cantante protagoniza Wonder Wheel, la última película de Woody Allen, a quien su hija adoptiva Dylan Farrow ha acusado de abusar de ella cuando era niña. Él ha hecho la gira de promoción del filme al mismo tiempo que publicitaba en las redes sociales su apoyo al movimiento feminista que recorre EE UU. La propia Farrow le ha afeado su conducta en Twitter.

A nadie se le escapan las contradicciones del cantante y actor. Tampoco la desafortunada foto que publicó en su cuenta de Instagram (donde tiene 48,3 millones de seguidores) el 7 de enero, poco antes de que arrancaran los Globos de Oro, que este año se vistieron de negro para protestar contra el acoso sexual. La estrella acudió junto a su esposa, la actriz Jessica Biel, nominada por primera vez por su papel en la serie The Sinner. Timberlake publicó una foto de ambos antes de la gala, vestidos de negro, con el texto: “Allá vamos. Y maldita sea, mi mujer está buena”. Que la imagen fuera acompañada por los hashtags #timesup y #whywewearblack alentó la idea de que el artista o bien no había entendido nada del movimiento o lo estaba aprovechando para promocionarse.

La imagen que ha escogido para presentar su nuevo álbum, en el que promete un giro desde el pop y el R&B hacia el country, tampoco ayuda. Timberlake ha abandonado los trajes y pajaritas de su anterior disco, The 20/20 Experience (2013), por las cazadoras vaqueras, las camisas de cuadros y una escenografía rural. En las redes sociales le acusan de fomentar el prototipo masculino americano; él asegura que su nueva imagen está inspirada en su Tennessee natal. Han pasado cinco años desde su última aparición en la música, pero desde entonces el mundo del pop ha cambiado y a las estrellas se les exige algo más que simplemente dar un buen espectáculo.

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