¿A qué demonios se dedica Justin Timberlake?
Ha conseguido que nadie sepa exactamente si es cantante, bailarín o actor. Es, simplemente, Una Estrella
"Recuerdo ciertas imágenes borrosas de mi infancia. Pero no, no recuerdo no ser famoso”. Justin Timberlake tiene 36 años y lleva 25 siendo un producto pop perfecto: pasó de presentador del Club Disney a miembro de N*SYNC, y de ahí a (auto)erigirse como “el nuevo Michael Jackson” y “el nuevo Frank Sinatra” a la vez. Ha rodado películas con David Fincher (La red social), los Coen (A propósito de Llewyn Davis) y ahora Woody Allen (Wonder wheel), fue el primer americano en actuar en Eurovisión (Timberlake es ese tipo de hombre al que uno puede llevar a cualquier sitio) y ha ganado cuatro Emmys por sus cinco intervenciones cómicas en Saturday night live.
Ante la pregunta ¿a qué demonios se dedica Justin Timberlake? la única respuesta digna es que Justin Timberlake es Una Estrella. A tiempo completo. La diferencia entre él y Shirley Temple es que Justin Timberlake supo deshacerse a tiempo de sus rizos: dejó atrás a Britney Spears, las mechas rubias y el abuso de gomina, se puso un traje caro y resultó que le quedaba mejor que a nadie. Lleva controlando cada detalle de su imagen desde que arrancó su carrera musical en solitario (con Like I love you) jadeando “no tengas miedo, nena, es el destino”, y ha ido compaginando su galantería sureña con esa manía que tienen los ídolos del pop blancos de comportarse como raperos negros.
Hoy, convertido en un icono de la posvirilidad, Justin ha hecho de su polifacetismo un oficio: puede ser yerno, marido, colega, superpapá o polvo de una noche. Y millones de personas, sencillamente, no recuerdan un mundo en el que Justin Timberlake no sea una estrella.
Por eso cuando en 2004 cumplió su promesa de “voy a hacer que te desnudes al final de esta canción” y destapó el pecho de Janet Jackson en plena Superbowl, su privilegio blanco masculino le absolvió de las represalias que ella sí sufrió. Por eso, en 2018 volverá a amenizar el descanso del partido, el 4 de febrero de 2018. Porque nadie parece tener en cuenta su pasado: cuando se trata de Justin Timberlake, el futuro siempre resulta más excitante.
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