Un restaurante de Tenerife con una orden de cierre recibe una estrella Michelin
Los chefs tuvieron durante un periodo de tiempo el local cerrado por orden municipal, volvieron a abrir, fueron a la gala de los premios y ahora buscan otra ubicación
El restaurante Nub, un local de San Cristóbal de la Laguna (Tenerife) que el pasado miércoles recibió su primera estrella Michelin, carece de licencia de apertura, según han confirmado fuentes del Ayuntamiento de la localidad. Desde el 19 de julio de 2016, pesa sobre el local una orden de clausura por falta de la licencia y “deficiencias en materia de seguridad”, y al menos hasta el 15 de septiembre del año pasado el Ayuntamiento cree que estuvo cerrado al público. Desde Guía Michelin aseguran que lo visitaron en 2017 al menos en tres ocasiones. Los propietarios, la chilena Fernanda Fuentes y el italiano Andrea Bernardi, que acudieron a la gala en la que recibieron su estrella, han comunicado a los organizadores de la Guía Michelin que están buscando un nuevo local al que trasladarse.
La organización explica que los inspectores, que acuden de forma anónima, valoran la gastronomía y el servicio
Los organizadores de la prestigiosa guía explican que sus inspectores valoran “la atención, el servicio, el confort, la calidad, el lujo y la gastronomía”, entre otros aspectos. Pero, puesto que acuden de forma anónima, sin identificarse como inspectores, “no solicitan las escrituras del local o las licencias”. “En la guía aparecen unos 1.800 restaurantes, y vigilar si disponen de licencias escapa a nuestro control”, aseguran las mismas fuentes.
Según el Ayuntamiento de San Cristóbal de la Laguna, una inspección realizada el 29 de marzo de 2016 había detectado que estaba “abierto al público un restaurante-salón de té sin contar con licencia o título” que lo legitimara. El inmueble en el que se instaló Nub, inaugurado en 2014, tan solo contaba con “una licencia de 1954 para industria de pastelería”, y no había constancia de que en esos 63 años se hubiera “tramitado ninguna modificación o actualización de las instalaciones”.
Tras la inspección, el Ayuntamiento concedió a los dueños de Nub un mes para legalizar su actividad. El 19 de abril de 2016, comunicaron a los propietarios del restaurante que debían “legalizar las obras de adecuación de interiores que se habían ejecutado sin licencia” para la apertura del restaurante y que “se debería acreditar el cumplimiento de toda la normativa técnica aplicable”. Sin embargo, al no legalizarse la actividad, el consistorio incoó el 23 de mayo del año pasado un “expediente de actividad clandestina”. Los chefs “reconocieron los hechos”, pero solicitaron la paralización del expediente hasta que se legalizara el cambio de uso del inmueble, de industria —antes era una pastelería— a restaurante.
El 8 de julio de 2016, una nueva inspección técnica del establecimiento detectó “deficiencias en materia de seguridad frente a incendios y accesibilidad”, y concluyó que esas deficiencias suponían un “riesgo para la seguridad de las personas”, según un informe del Ayuntamiento de San Cristóbal de la Laguna. El 19 de julio de ese año, el Consistorio ordenó la clausura del local. Un día después, los dueños presentaron un escrito en el que reconocían “la necesidad de realizar actuaciones para adaptarse a la normativa” y comunicaban que procedían de “manera voluntaria al cierre del local hasta que se ejecutara todo lo necesario para legalizar la actividad”. “La orden de clausura se notifica el 21 de julio de 2016 sin que se hayan formulado alegaciones o presentado recurso”, aseguran desde el Ayuntamiento, que confirman que en agosto de 2016 denegaron la licencia de uso de restaurante porque no se había acreditado que “se cumpliera la normativa en caso de incendios y de accesibilidad”.
Los técnicos del Ayuntamiento visitaron el local el 15 de septiembre de 2016 y comprobaron que estaba efectivamente cerrado. Un portavoz de la Guía Michelin asegura que sus “inspectores han visitado el restaurante al menos tres veces en 2017, la última el pasado julio, y siempre lo han encontrado abierto”. Incluso, continúa, siempre que les han llamado por teléfono para actualizar los datos “han sido atendidos”. Lo que no se sabe a ciencia cierta es cuánto tiempo estuvo cerrado ni cuándo reanudaron la actividad, pese a no tener licencia.
EL PAÍS ha intentado, sin éxito, localizar a los dueños de Nub a través del teléfono del restaurante. No obstante, en declaraciones a la prensa local, Andrea Bernardi reconoció, un día después de haber recibido la estrella, que no disponían de licencia y que abrirían otro local a principios de 2018, porque las obras que requería el actual “llevaban mucho tiempo”, un ejemplo, según considera, de los obstáculos y dificultades que deben sortear los cocineros para abrir un negocio.
Mientras tanto, Michelin dará de baja el restaurante de su página web y de la aplicación de móvil, aunque seguirá apareciendo en la guía en papel de 2018. Según la organización, los propietarios ya les han comunicado que abrirán un nuevo local el próximo año. “Cuando suceda, nuestros inspectores irán, lo visitarán y decidirán” si mantiene su estrella Michelin”. “En principio, cuando se trata de un cambio físico no tiene por qué afectar al plato ni al disfrute del mismo”, explica un portavoz, aunque reconoce que la localización o el emplazamiento sí pueden influir en ese disfrute.
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