_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Trece mandamientos

Algunos mandamientos de la política se han olvidado peligrosamente

Josep Ramoneda
Mariano Rajoy en el acto de presentación de Xavier Garcia Albiol, presidente del PP de Cataluña, como candidato a la Presidencia de la Generalitat, el pasado 12 de noviembre.
Mariano Rajoy en el acto de presentación de Xavier Garcia Albiol, presidente del PP de Cataluña, como candidato a la Presidencia de la Generalitat, el pasado 12 de noviembre. REUTERS

De pronto, estamos en campaña electoral. Hemos pasado del choque y sus secuelas de cárcel y fugas, a la adaptación de los discursos a una inminente visita a las urnas. Pedro Sánchez, raudo y veloz, ha entrado en pelea para distanciarse de Mariano Rajoy, a cuya sombra lleva demasiado tiempo escondido. El soberanismo pone sus listas sobre la mesa, con cada partido buscando encontrar la identidad perdida en el ómnibus Junts pel Sí, al tiempo que intentan salvar las apariencias de unidad con algunas jaculatorias compartidas que permitan hablar de frente común.

Más información
Editorial | Una reforma necesaria
Puente levadizo

Iceta anuncia que no apoyará ni a Junqueras ni a Puigdemont, de lo que se deduce por descarte que podría apoyar a Arrimadas. Y los comunes se la juegan, en su búsqueda de la centralidad pura, rompiendo con los socialistas en Barcelona y quedándose al frente de su buque insignia con lo mínimo. Rajoy y Ciudadanos siguen con el triunfalismo del artículo 155, convertido en pócima mágica de la democracia. Dicen que está volviendo la normalidad. A día de hoy, la principal normalidad que se aprecia es el lento regreso de la corrupción del PP a las portadas de los medios, después de un largo eclipse por causa mayor.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

En un contexto, en que el pensamiento ilusorio va por barrios, sería bueno que todos tuvieran en cuenta algunas lecciones de este proceso de intensidad gradual que entró en su fase de aceleración en 2012 y alcanzó el momento de choque el 27 de octubre. Algunos mandamientos de la política se han olvidado peligrosamente: No confundas tus deseos con la realidad. No niegues los hechos incómodos porque tarde o temprano te darás de bruces con ellos. No trastoques la serenidad en desdén, no querer ver un problema es una manera de agravarlo. No creas en la inacción en política: solo es efectiva en regímenes autoritarios. No te engañes: los problemas no se resuelven solos, y, a veces, ni siquiera acompañados. No pierdas nunca la iniciativa, con que te la quiten una vez pueden arruinarte para siempre.

Sé capaz de evaluar las relaciones de fuerzas, nada es más determinante en política. No pretendas dar un paso que no esté al alcance de tus capacidades porque te estrellarás. No olvides que los peores conflictos son los indivisibles, busca siempre vías de escape de la polarización. Recuerda que el verdadero político es el que tiene sentido de la oportunidad: sabe cuándo se le abre una vía ganadora y sabe cuándo tiene que frenar. No menosprecies la batalla ideológica, sobre ella se construyen las hegemonías políticas. Solo el conocimiento de la otra parte puede llevar al reconocimiento mutuo que es la vía para resolver los conflictos en democracia. Y no des nunca un conflicto de calado histórico como resuelto: siempre rebrota.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_