Punto de vista
¿PODRÍA PUIGDEMONT bajar las escaleras en el instante mismo de subirlas? ¿Y por qué no? Después de todo es un experto en ejecutar lo contrario de lo que lleva a cabo. Le das un huevo, una sartén y una espumadera y te hace y te deshace una tortilla sin que, por muy atento que estés, seas capaz de adivinar cuándo se encuentra en una acción y cuándo en la contraria. Recuerden cómo proclamó y desproclamó la independencia de Cataluña a la vista del público. Dejó a la audiencia anonadada. Los analistas políticos se pasaron días y noches discutiendo si la había proclamado al desproclamarla o desproclamado al proclamarla. ¿Cómo rayos lo hizo? Del mismo modo, creemos nosotros, que al subir las escaleras del Parlamento de Cataluña, dirigiéndose al pleno en el que demostraría su capacidad para decirse y desdecirse, las bajaba en realidad sin que nadie se apercibiera de ello./
No es que resulte difícil averiguar si las sube o las baja, es que puede realizar las dos acciones a la vez. De ahí que cuando sube convenga fotografiarlo desde abajo. Así, además, obtienes una imagen de su espalda, que resulta más significativa que su pecho. Y de su nuca, más reveladora que su cara. Hay gente que nace de espaldas y gente que nace de perfil. Rajoy, sin ir más lejos, nació de perfil y de perfil ha hecho toda su carrera política. Se trata de una rareza biológica extraordinaria. Puigdemont nació de espaldas y ha vivido sin pausa de espaldas a la realidad. La película se llama El hombre de espaldas contra el hombre de perfil. El fotógrafo eligió bien el sitio desde el que disparar.
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