_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Acuerden el desacuerdo

Para Puigdemont, la independencia es irrenunciable; para Rajoy, inasumible

Mariola Urrea Corres
Carles Puigdemont en el Parlament este martes.
Carles Puigdemont en el Parlament este martes.EL PAÍS

En 1966 los Estados miembros de las Comunidades Europeas firmaron el Compromiso de Luxemburgo. Con este documento se ponía fin a una de las crisis más importantes de la integración europea. La llamada “crisis de la silla vacía” fue protagonizada por Francia al negarse a aceptar las consecuencias que para sus intereses nacionales tenía la entrada en vigor del voto por mayoría cualificada en determinadas decisiones del Consejo. Durante seis meses Francia dejó de asistir al Consejo hasta que los Estados firmaron un Gentlement’s agreetmenten el que, sin modificar el sistema de votación previsto en los tratados, constataron un acuerdo sobre un desacuerdo.

En estos momentos, creo que la cuestión catalana podría encaminarse hacia algo muy parecido a un compromiso, entre Puigdemont y Rajoy, que documente un acuerdo sobre el profundo desacuerdo que mantienen. No es un juego de palabras. Veamos por qué. La independencia es una aspiración política irrenunciable para Puigdemont. De hecho, no sólo cree en ella, sino que dice tener el mandato de una parte significativa del pueblo catalán. Para Rajoy una pretensión de independencia es inasumible por ser un límite infranqueable al ejercicio de su responsabilidad institucional como presidente. Si avanzamos en el argumento, no está de más recordar que el Tribunal Constitucional ha señalado que la independencia puede formar parte de la agenda política de un partido y, en consecuencia, tal aspiración no es, por sí sola, inconstitucional. Por tanto, el Estado de derecho admite que se pueda hablar sobre la independencia de un territorio. La Constitución permite, de hecho, que existan programas políticos que aspiren a ella y que tales programas sean votados por los ciudadanos. La Constitución no acepta, sin embargo, que la consecución de ese propósito político se haga obviando los cauces legales previstos. Violentarlos conlleva responsabilidades penales en el ámbito personal y quienes así actúan pueden ser objeto de cuantas medidas sean arbitradas en virtud del principio de coerción federal que nuestra Constitución establece (artículo 155).

Si Rajoy y Puigdemont decidieran conducir el asunto catalán por la vía del diálogo, ya solo pueden aspirar a acordar su desacuerdo profundo sobre la independencia como objeto de negociación y pacto. Una vez confirmado este extremo, quizás podría abrirse un espacio para ordenar los términos de una negociación factible que permita a Cataluña y España reencontrarse en un pacto dentro del marco constitucional futuro. Tal negociación llevará tiempo, probablemente requiera nuevos actores capaces de conducirla a término con éxito, antes de someterla a los ciudadanos. Es necesario advertir que, en ningún caso, Cataluña logrará así la independencia. En el mejor de los supuestos podrá simplemente revisar su actual autogobierno. Hasta entonces, no será poco lo logrado si en los próximos días queda espacio para articular un modesto acuerdo sobre el desacuerdo y, a partir de ahí, seguir avanzando por la senda de la legalidad.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Mariola Urrea Corres
Doctora en Derecho, PDD en Economía y Finanzas Sostenibles. Profesora de Derecho Internacional y de la Unión Europea en la Universidad de La Rioja, con experiencia en gestión universitaria. Ha recibido el Premio García Goyena y el Premio Landaburu por trabajos de investigación. Es analista en Hoy por hoy (Cadena SER) y columnista en EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_