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Insuficientes avances contra la infección más mortal

Las muertes por tuberculosis y la tasa de infectados se frenan, pero no al ritmo necesario para acabar con la epidemia

Imagen del informe mundial de la tuberculosis de 2017 de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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Pablo Linde
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En 2015 la tuberculosis superó al sida como la enfermedad infecciosa con más víctimas mortales. Y no parece que vaya a perder este puesto a medio plazo. Aunque poco a poco las muertes van bajando, no lo hacen al ritmo suficiente para acabar con la epidemia, tal y como se ha propuesto la comunidad internacional para 2030. El informe mundial sobre tuberculosis de 2017, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de presentar, muestra que casi 1,7 millones de personas perdieron la vida en 2016 por culpa de esta antigua dolencia, de las cuales 374.000 tenían también sida.

El dato supone una ligera bajada con respecto a 2015, cuando la OMS estima que fueron 1,8 millones las víctimas mortales de la tuberculosis. Desde el año 2000 el porcentaje ha bajado un 37%, lo que ha permitido salvar 53 millones de vidas. El número de nuevas infecciones se mantiene con respecto al año anterior: 10,4 millones, si bien en términos relativos también supone un ligero descenso, teniendo en cuenta el aumento de la población global. La tasa de mortalidad está cayendo al 3% anual; la incidencia, al 2%. Estas cifras tienen que aumentar hasta un 4-5% y un 10% respectivamente para cumplir con el calendario que marca la estrategia de eliminación, que tiene como objetivo final reducir un 90% las muertes y un 80% la incidencia en 2030 con respecto a 2015.

Con estos datos sobre la mesa, Jose Luis Castro, director general de la Unión Internacional contra la Tuberculosis y las Enfermedades Respiratorias (The Union), hizo un llamamiento para modificar la estrategia contra la enfermedad: “Una vez más oímos que el progreso para terminar con ella es demasiado lento. Tenemos que cambiar nuestra forma de pensar. La epidemia es más que un problema médico. También lo es social, político y económico y necesitamos diferentes tipos de profesionales trabajando de forma efectiva si vamos a eliminar la tuberculosis”.

Castro insta a los presidentes y a los primeros ministros a “movilizar recursos para vencer esta epidemia”. “Estamos hablando de una enfermedad que se contagia por el aire, que se está convirtiendo en cada vez más resistente a los antibióticos que tenemos contra ella”, señaló.

1,7 millones de personas perdieron la vida en 2016 por culpa de esta antigua dolencia, de las cuales 374.000 tenían también sida

Este es precisamente uno de los grandes problemas que vienen señalando los sucesivos informes de la OMS. En el de 2017, expone que se estiman 600.000 nuevos casos resistentes a la rifampicina, el medicamento de primera línea más efectivo. De ellos, 490.000 presentan resistencia a varios fármacos, lo que se conoce como multirresistencia.

Se trata de una de las emergencias sanitarias más acuciantes a las que se enfrenta la humanidad en los próximos años. Los expertos calculan que en 2050 las resistencias a los antibióticos —no solo con respecto a tuberculosis, sino en las enfermedades bacterianas en general— será la primera causa de muerte en el mundo por delante del cáncer. Teníamos medicinas muy efectivas contra este tipo de dolencias, pero su mal uso, tanto en personas como en animales, está haciendo a los microorganismos cada vez menos vulnerables a ellas.

A pesar de esta amenaza, todavía hoy, la gran mayoría de las muertes por tuberculosis se podrían evitar con los tratamientos que ya existen. Eso muestra la necesidad de mejorar el diagnóstico y el acceso a los fármacos en lugares donde todavía no llegan. "Los dos medicamentos más nuevos para tratar la resistente (bedaquilina y delamanid) están disponibles desde hace cinco años y está demostrado que ambos pueden ayudar a salvar más vidas. Sin embargo, menos del 5% de las personas que los necesitan los están recbiendo", Lamenta Isaac Chikwanha, responsable médico para tuberculosis en laCampaña de Acceso de Médicos sin Fronteras. La inmensa mayoría de casos de la enfermedad se reparten entre Asia y África y más de la mitad están concentrados en cinco países: India, Indonesia, China, Filipinas y Pakistán.

La OMS hizo un llamamiento a la comunidad internacional para poner todas las herramientas necesarias sobre la mesa para terminar con la epidemia. Por primera vez, el problema se discutirá al máximo nivel en la próxima Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre del año que viene. "Estamos en un momento que nunca habíamos viviedo antes para solucionar el problema", aseguró en la presentación del informe Mario Raviglione, director de tuberculosis de la OMS.

Raviglione señaló cinco deficiencias que deberían ser solventadas para acabar con la epidemia en 2030:

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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