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Por qué pedir una habitación privada en el hospital es una mala idea

Si tiene que ingresar pida que no le pongan solo

Tener una habitación individual suele ser la preferencia entre quienes deben ingresar en un hospital. Pensamos que así contaremos con la intimidad necesaria en nuestro estado delicado de salud, aunque sea fuera de casa. Pero una reciente investigación publicada en la revista American Journal of Health Economics revela que compartir habitación podría repercutir de forma positiva en la recuperación de los pacientes.

Si los centros hospitalarios deben ofrecer a todos los pacientes habitaciones individuales todavía es motivo de debates en la comunidad científica y sanitaria. Los partidarios de hacerlo defienden las ventajas de un menor riesgo de propagación de infecciones y de una mayor privacidad, mientras los críticos anteponen el efecto negativo de la soledad entre quienes no tienen compañeros de habitación en el hospital.

Según un estudio a partir de una muestra de más de 3.700 personas a cargo de Olga Yakusheva, profesora de la Escuela de Enfermería de la Universidad de Michigan (EE UU), los pacientes a los que se les asignan compañeros de habitación más sanos requieren un 27% menos de atención médica y se les da de alta más rápido —tardan ocho horas menos en recuperarse—, ahorrando 840 dólares. Pero estas consecuencias solo se dan en las mujeres, que reciben el alta en mejores condiciones y suelen requerir menos rehospitalizaciones.

Estos resultados concuerdan con la observación empírica de algunos médicos clínicos. "En general, puede deberse a que la mujer es más empática y sensible, y la mejoría puede estar relacionada con mecanismos psicológicos", explica Carlos Alberto Arenas, gerente del Área IX Vega Alta del Segura en Servicio Murciano de Salud. 

"A veces no es conveniente juntar pacientes de gravedad similar, ya que pueden retroalimentar entre ellos sus dudas y miedos, comentando los tratamientos de cada uno y haciendo que no evolucionen bien", (Carlos Alberto Arenas, gerente del Área IX Vega Alta del Segura en Servicio Murciano de Salud). 

Aunque según este experto, a veces no es conveniente juntar pacientes de gravedad similar, "ya que pueden retroalimentar entre ellos sus dudas y miedos, comentando los tratamientos de cada uno y haciendo que no evolucionen bien" .

"El estudio aporta ideas que pueden ayudar a mejorar las experiencias y los resultados de la hospitalización", señala José María Martín Moreno, catedrático de Medicina Salud Pública de la Universidad de Valencia y asesor de la Organización Mundial de la Salud (OMS). 

Sin embargo, este sólo encontró evidencia de los efectos indirectos en la salud de las mujeres, donde compartir una habitación con pacientes más sanas condujo a una mejor condición clínica en el hospital estudiado. El trabajo afirma que eso no se encontró entre los pacientes masculinos, pero no llega a explicar por qué.

El estudio, realizado en un hospital de Connecticut (EE UU), señala que si el centro extrapolara los resultados al asignar las habitaciones, podría reducir 900 días al año la estancia de todos los pacientes, ahorrando un millón dólares.

"No es del todo legítima la consideración de beneficios en días u horas de estancia ahorradas" resalta José Ramón Repullo, profesor de Planificación y Economía de la Salud de la Escuela Nacional de Sanidad, Instituto de Salud Carlos III: "No es que sean despreciables, pero considerar que esto es una ventaja neta implica ignorar que se produce un desplazamiento de costes. Parte de las cargas de asistencia y cuidados pueden ser asumidos por el vecino de habitación, o por el familiar del mismo, que se apiada del paciente. En ese caso, estaríamos ante un simple traslado de costes, que se ahorraría el hospital y asumiría un tercero. Habría que investigar más sobre el tema”.

El beneficio de mirarse en el otro

En una situación de ansiedad, como al ingresar en un hospital, tendemos a compararnos con los demás pacientes, y es entonces cuando asaltan las primeras dudas: "¿Qué me va a pasar?". "¿Estoy peor o estoy mejor que los otros que tengo delante?". Enmarcada en ese contexto de mirarse en el otro, esta investigación es una de las pocas que hasta ahora se ha basado en los peer effects, la vía de los efectos de pares (el comportamiento entre semejantes).

 “Esta influencia directa podría deberse sobre todo al aprendizaje —compartir información sobre la adopción de comportamientos o evitar comportamientos—, o a la creación de normas sociales (deseo de conformarse con una norma o expectativa social). Los pacientes pueden recibir información de sus compañeros de habitación sobre las técnicas positivas de manejo de la enfermedad o pueden sentirse mejor cuando observan a sus compañeros de habitación lidiando eficazmente durante la hospitalización”, explica Martín Moreno.

"Estar con alguien en la misma habitación hace que se forme un paralelismo entre ambos. Si vemos que esa persona se recupera y sale pronto tras haber pasado lo mismo que nosotros, entonces nos vemos capaces de reponernos", (Jorge Barraca, psicólogo clínico).

En la misma línea, indica el psicólogo clínico Jorge Barraca, "estar con alguien en la misma habitación hace que se forme un paralelismo entre ambos. Si vemos que esa persona se recupera y sale pronto tras haber pasado lo mismo que nosotros, entonces nos vemos capaces de reponernos. Es una forma de romper con la actitud pasiva habitual del paciente. El proceso es más claro cuanto más parangón existe entre ambos pacientes”.

El resultado no sorprende en la experiencia del personal sanitario que asiste a las recuperaciones a través de métodos de la psicología social como las terapias de grupo, sostiene Barraca: “Es el mismo fenómeno. Los grupos de terapia evidencian que a veces ayudan más las personas que han sufrido los mismos problemas que los pacientes que los propios profesionales sanitarios, por ejemplo en prevención de recaídas en el alcohol, la ludopatía o distintos traumas".

Como el efecto placebo

En España, recuerda Arenas, se tiende a hospitalizar juntos pacientes del mismo sexo con patologías similares, por ejemplo, personas que han sido operadas de lo mismo. Las limitaciones suelen darse en casos de enfermedad infecciosa o cuando el final es irreversible.

“En los pacientes agonizantes que van a morir se prefiere la habitación individual para que familiares y amigos vivan los últimos momentos de vida del enfermo con más intimidad. Muchas veces la familia del paciente leve pide cambio de habitación si el otro paciente está muy mal o hay una diferencia muy grande en el estado de salud de ambos, pero ocurre menos si el estado de salud es similar”.

Para Arenas, el mecanismo del efecto placebo se asemeja a la medida de compartir habitación en el hospital. "Si el paciente cree que está tomando un medicamento que ayuda a la curación, aunque sea falso, obtendrá mejores resultados. Por eso los medicamentos se ensayan frente a placebos. Las actitudes y creencias positivas podrían ser mecanismos favorables de estimulación del sistema inmunológico que hacen que el paciente mejore".

"Si el paciente cree que está tomando un medicamento que ayuda a la curación, aunque sea falso, obtendrá mejores resultados", (Carlos Alberto Arenas, gerente del Área IX Vega Alta del Segura en Servicio Murciano de Salud).

Otro ejemplo son los voluntarios que hacen de payasos para niños ingresados, y también para adultos. Es paradigmático el caso de Patch Adams, médico americano que preconiza el humor para ayudar a la curación o el alivio a las pacientes mejorando su estado de ánimo y reduciendo sus niveles de estrés.

En este marco, una experiencia útil la constituye el movimiento de Hospitales Promotores de la Salud, señala Martín Moreno. “La promoción de la salud debe convertirse en parte integral del proceso de atención sanitaria, íntimamente relacionado con aspectos clínicos, educativos, de comportamiento y de organización de los centros hospitalarios.

La dirección del Hospital Clínico Universitario de Valencia ha decidido recientemente apostar por esta vía. Además de las actividades curativas y rehabilitadoras, también impulsará la mejora de la promoción de la salud de la población mediante acciones, métodos, y recomendaciones orientados a prevenir las enfermedades o a detener su avance y reducir sus consecuencias. Se empodera al paciente para que incremente sus conocimientos y habilidades de cara a controlar y mejorar su salud, tanto como individuos como colectivamente.

En la experiencia clínica —como indica repullo—, no olvide que son muchos los factores que intervienen en la mejoría de los pacientes. “La recuperación exige buenos ratios de relación entre enfermeras, auxiliares y pacientes, tanto en el turno de mañana, como en el de tarde, y especialmente el de noche".

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