Juan Antonio Bayona y Sergio G. Sánchez, una amistad cinematográfica
EL CULPABLE fue John Williams, compositor de la perturbadora banda sonora de Tiburón y de la épica melodía de La guerra de las galaxias. Fue pronunciar ese nombre y Juan Antonio Bayona abandonó su mesa para sentarse al lado de Sergio G. Sánchez. Coincidieron en un festival de cine y no se conocían de nada. “¿Estáis hablando de John Williams?”, preguntó uno de los directores más importantes del cine español a Sánchez, guionista de algunos de los últimos taquillazos patrios. Pero aquel día, hace 17 años, solo eran dos jóvenes con muchas ideas en la cabeza. Dos fans de las películas de terror, de la literatura fantástica y de Steven Spielberg.
“Entonces no era habitual decir que te gustaban ese tipo de pelis en un festival, había que ir un poco de guay”, confiesa Sánchez, limonada en mano. “Ahora el tiempo ha puesto las cosas en su lugar y a Spielberg no tienes que reivindicarlo”, defiende Bayona, que pide un cortado a María Silveyro, la dueña de la librería para cinéfilos Ocho y Medio, en el centro de Madrid. A ellos tampoco les ha ido mal en la industria. Desde que se conocieron, Sergio y Jota (como le llaman sus amigos) formaron el dúo perfecto: el primero escribió el guion de El orfanato, debut de Bayona como director. Un éxito que les permitió dar luego un salto aún más grande, lanzarse a una piscina (literalmente hablando) de millones de litros de agua en la que simularon el tsunami que asoló el sureste asiático en 2004 y que ellos recrearon en Alicante. Lo imposible fue una superproducción protagonizada por actores internacionales con sello made in Spain que volvía a tener la narrativa de Sánchez y la dirección de Bayona. Todos sabemos cómo acabó la historia: más premios, récord en taquilla y su consagración como dos genios del celuloide que no habían hecho más que empezar.
“Sentí un gran alivio porque sabía que esos triunfos nos permitirían hacer más películas”, confiesa Bayona, de 42 años. “Porque lo de los premios, en el fondo, a quien le hace más ilusión es a tu madre. La mía sigue enseñando los Goya a las vecinas en Barcelona”. Ahora es el asturiano Sergio G. Sánchez quien estrena su primer largometraje, El secreto de Marrowbone, un thriller psicológico que tiene todos los ingredientes para convertirse en el éxito del cine español de este año. Bayona ha querido acompañar a su amigo en su primera aventura ejerciendo de productor ejecutivo. “Sergio ya había demostrado su talento como guionista, pero como director me parece apabullante. Su puesta en escena es muy fina. Convierte la historia en un árbol lleno de ramas”, detalla Bayona. “Sí, pero donde yo adorno, tú rebajas”, contesta Sánchez con la confianza de dos colegas que se conocen demasiado bien. “Bueno, si nos tenemos que fiar de Sergio, hubiera habido sucesos paranormales en la localización de El orfanato”, replica Bayona.
La capacidad fabuladora del asturiano, su ritmo pausado y reflexivo conjugan bastante bien con el nervio y la creatividad del catalán. Los dos marcan el compás de una melodía que suena en un mundo real y fantástico. En ese umbral entre lo soñado y lo vivido donde ambos sitúan sus películas. “Hay un momento en el que empieza a vislumbrarse el adulto que serás y el niño que llevarás siempre contigo”, explica Sánchez, de 44 años. Un momento retratado en El secreto de Marrowbone, que cuenta la historia de cuatro hermanos que huyen de un despiadado padre y se refugian en la misteriosa granja de su madre. Y un paisaje, el de Asturias, que Bayona conoció gracias a Sánchez. “Cuando buscábamos playas y cuevas para El orfanato, el cielo estaba medio nublado. Recuerdo Jota que dijiste: ‘Ahora entiendo por qué te salen a ti estas historias, si vives aquí”. Fue allí, hace 10 años, sentados en unos columpios frente a la casona de la protagonista, cuando Bayona le dijo: “Tío, mañana empieza el rodaje de nuestra primera peli”. Así comienza el guion de una cinematográfica amistad.
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