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11 de octubre: Día Internacional de la Niña
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Ellas pagan nuestra inacción

Uno de los mejores indicadores del éxito y la sostenibilidad de la Agenda 2030 serán las condiciones de vida que alcancen los futuros adultos, es decir, los niños y adolescentes actuales

Una niña participa en actividades deportivas al aire libre en el centro de Samodayik Bodhshala (India) el pasado julio.
Una niña participa en actividades deportivas al aire libre en el centro de Samodayik Bodhshala (India) el pasado julio.Ashutosh Sharma (UNICEF)
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Hay 1.200 millones de adolescentes entre 10 y 19 años en el mundo, que representan el 8% de la población, y se estima que aumentarán un 5% hasta 2030. Pero, a pesar de ser tan importantes, los adolescentes no fueron incorporados hasta 2015 a la agenda de desarrollo como un grupo con necesidades y derechos propios.

Nueve de cada diez adolescentes viven en regiones en desarrollo. Por la magnitud de esta franja de edad en la población y, por la propia lógica demográfica, son centrales para conseguir los objetivos de la Agenda de Desarrollo Sostenible. Uno de las mejores indicadores del éxito y la sostenibilidad de esta agenda será precisamente las condiciones de vida que alcancen los futuros adultos, es decir, los niños y adolescentes actuales, cuando esta culmine en 2030.

En el Día Internacional de la Niña queremos hacer hincapié en las niñas y las adolescentes, que aproximadamente representan la mitad del total. En este caso, la visibilidad ha generado algunos efectos positivos. Principalmente, disponemos de mayor información –estimaciones– sobre su situación. Por extraño que pueda parecer en la era de la interconexión y el big data, carecemos de datos básicos y ahí reside uno de los principales obstáculos que han dificultado el abordaje de los problemas de esta franja de población, especialmente de los denominados adolescentes jóvenes, entre 10 y 14 años.

Se estima que 780.000 adolescentes entre 10 y 14 años dieron a luz en 2016

En relación a las niñas y adolescentes más jóvenes, las estimaciones más recientes de los últimos meses nos permiten empezar a entender qué está pasando con ellas en las regiones en desarrollo:

Constatamos así que cuestiones que se habían considerado propias de adolescentes de mayor edad y jóvenes, aparecen ya de forma significativa en el grupo más joven. Por esto, son necesarias intervenciones más tempranas, especialmente en el acceso a información y servicios de la salud sexual y reproductiva, que en la actualidad no se producen. Por otra parte, entre las adolescentes de 15 a 19 años, la primera causa de muerte son las complicaciones derivadas del embarazo y parto y, la segunda, el suicidio.

Por último, desde un enfoque de desigualdad –uno de los ejes que ha incorporado la Agenda 2030– las adolescentes aparecen como el grupo especialmente vulnerable dentro de las mujeres de edad reproductiva (de 15 a 49 años). En general, acceden en menor medida a las oportunidades de salud (tasas de cobertura más bajas respecto a las mujeres de mayor edad en el acceso a planificación familiar o atención en salud materna) pero también se observa que las oportunidades existentes están peor distribuidas en ese grupo de edad.

¿Qué contribuye a la desigualdad? En África Subsahariana, el matrimonio infantil es el principal factor determinante de la desigualdad en el acceso a las oportunidades de salud reproductiva y educación (acceso a anticoncepción, permanencia en la escuela, retraso de la maternidad…) en el grupo de chicas de 15 a 19 años. Hablamos de una región donde el 90% de las madres adolescentes están casadas y 3 de cada 10 adolescentes se convierten en madres precozmente.

Son necesarias intervenciones más tempranas, especialmente en el acceso a información y servicios de la salud sexual y reproductiva

Hay una necesidad urgente de avanzar en la mejora de la cobertura general de forma equitativa –la progresiva universalización de servicios–, pero también de abordar la situación de las niñas y adolescentes desde fuera del sector salud. Sin embargo, en el año 2017 esto sigue siendo un aspecto marginal en la asignación de fondos y el diseño de estrategias tanto de los países donantes y receptores de ayuda como de otros actores de desarrollo. Mientras tanto, el coste de esta inacción lo siguen pagando las niñas de las regiones en desarrollo.

Anna Lucas es coordinadora de la Iniciativa de Salud Materna, Infantil y Reproductiva de ISGlobal, centro impulsado por la Fundación La Caixa.

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