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Los manuales de crianza que deprimen a las madres primerizas

Las expectativas que ofrecen estas guías no concuerdan con la biología de los bebés

Una madre amamanta a su bebé.
Una madre amamanta a su bebé.Pixabay

No cabe duda de que, cuando nos convertimos en padres por primera vez, el agotamiento y la ansiedad suben de nivel. El número de progenitores que se encuentran a las tres de la madrugada preguntándose si su bebé no comerá demasiado, si a estas alturas no tendrían que estar ya durmiendo toda la noche de un tirón, y si hay alguna cosa que deberían hacer de otra manera es incontable. En los artículos que publica en las redes sociales, la gente suele presumir de bebés dormilones y satisfechos, mientras que, en la práctica, muchos padres tienen la sensación de que son incapaces de hacer que su pequeño se duerma. Algunos quieren una solución milagrosa, y además, rápida.

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Desde la publicación de Tu hijo, el manual de pediatría del doctor Benjamin Spock que vendió millones y millones de copias, innumerables expertos autoproclamados han ofrecido supuestas soluciones increíbles para el sueño, la alimentación y el cuidado infantil. A lo largo de los años, generaciones de padres han acudido a libros como el de Spock en busca de consejo, pero la realidad es que, más allá de los hechos anecdóticos, no sabemos si estos manuales funcionan.

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El problema de muchos de ellos ‒ y en el que nadie parece reparar‒ es que, a pesar de su popularidad, lo cierto es que no están basados en pruebas. Algunos incluso contradicen lo que sabemos sobre cómo fomentar el apego sano y positivo, el bienestar y la salud de los niños. De hecho, el estudio que hemos realizado recientemente indica que el efecto de algunos de estos libros sobre el bienestar materno no es saludable, y que existe una relación entre su consulta y el aumento de la probabilidad de que aparezcan síntomas de depresión y ansiedad.

El inconveniente es que cabe la posibilidad de que las expectativas que ofrece el libro y la realidad de ser padres no concuerden. En nuestro estudio hemos descubierto que la experiencia de las madres cuando siguen los consejos del libro desempeña un importante papel en su bienestar. Si el manual les es útil, el bienestar no resulta afectado. En el caso contrario, sin embargo, el riesgo de depresión y ansiedad es mayor. Por desgracia, los manuales solamente fueron de utilidad para una quinta parte de las madres del estudio ‒un 22% declaró que le parecía que tenía más control‒, mientras que más del 50% opinaba que eran perjudiciales por algún motivo, y el 53% dijo que se sentían más inquietas.

Un estudio constató que los manuales solamente fueron de utilidad para una quinta parte de las madres consultadas , más del 50% opinaba que eran perjudiciales  y el 53%, que se sentían más inquietas

Tan solo a una de cada 10 participantes le pareció que los consejos de los libros le servían para estar menos cansada, mientras que una de cada seis llegó a afirmar que hacían que tuviese la sensación de que era un desastre. Las prometidas noches de sueño no aparecieron. Dado que, a veces, las madres que ya se sienten inquietas y abatidas recurren a estos manuales como solución, la posibilidad de que su estado de ánimo empeore es preocupante.

Consejos poco útiles

¿Y por qué estos libros no les sirven de nada a la mayoría de los padres? Lo más probable es que se deba a que la idea de que se puede animar a un bebé a que se adapte a un ritmo marcado por sus progenitores contradice gran parte de lo que sabemos sobre las necesidades de los recién nacidos. A los bebés hay que alimentarlos a menudo debido al tamaño de su tripita. En particular, la leche materna se digiere con mucha facilidad, así que necesitan mamar con frecuencia, lo cual, además, ayuda a producir suficiente provisiones de leche.

Despertarse por la noche también es normal. Al fin y al cabo, muchos adultos se despiertan igualmente. Lo que pasa es que ellos pueden atender a sus propias necesidades, como retirar una manta o beber algo. Los bebés necesitan ayuda para hacerlo. Por último, los bebés humanos son muy vulnerables en comparación con los de otros mamíferos. Al poco de nacer ni siquiera son capaces de mantener la cabeza erguida, y no digamos ya de caminar y alimentarse por sí mismos. Esto significa que están programados para querer tener cerca a la persona que los cuida.

Intentar convencerlos de que quieren mamar con menos frecuencia, dormir toda la noche y quedarse solos tan contentos va totalmente en contra de las necesidades normales de desarrollo de un niño

Intentar convencerlos de que quieren mamar con menos frecuencia, dormir toda la noche y quedarse solos tan contentos va totalmente en contra de las necesidades normales de desarrollo de un niño. Aunque algunos padres pueden tener la suerte de que a ellos les funcione, a muchos otros quizá les origine nuevos problemas. Por ejemplo, intentar limitar el número de veces que mama el bebé puede reducir la producción de leche, lo cual les puede causar desasosiego, además de aumentar la probabilidad de que surjan problemas con la lactancia. Asimismo, no responder al llanto nocturno de un bebé provoca estrés a su cerebro en desarrollo. En cambio, dormir cerca de su madre por la noche favorece que la temperatura corporal, el ritmo cardíaco y la respiración sean más estables.

Un remedio milagroso

Dicho lo cual, es perfectamente comprensible que los padres se sientan atraídos por los libros que prometen que determinados ritmos van a funcionar. La maternidad es agotadora, y en la actualidad muchas madres primerizas están aisladas de la familia, lo cual puede incrementar el riesgo de depresión. Además, es frecuente que tengan que reincorporarse al trabajo cuando aún siguen lidiando con las noches en vela.

Es normal que a los padres les preocupe si están haciendo las cosas "bien", pero deberían recordar que es natural que un bebé tenga necesidades frecuentes y quiera que lo tengas cerca de ti. De hecho, responder a sus necesidades contribuye a que el recién nacido aprenda que el mundo es un lugar acogedor.

Puede parecer que los consejos de los libros y los "expertos" son una buena idea, pero lo cierto es que los pequeños responden a la biología y que no han leído las mismas recomendaciones que su mamá y su papá.

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