_
_
_
_
África No es un paísÁfrica No es un país
Coordinado por Lola Huete Machado

Macky-Wade, la batalla continúa

A sus 91 años, el expresidente senegalés vuelve a la arena política en busca de revancha en las elecciones legislativas del domingo

José Naranjo
Abdoulaye Wade y su esposa Viviane durante un acto político en Dakar en 2015.
Abdoulaye Wade y su esposa Viviane durante un acto político en Dakar en 2015.Getty Images

Febrero de 2012: miles de jóvenes tratan de tomar por asalto la plaza de la Independencia, en el centro de Dakar, para reclamar la partida del entonces presidente, Abdoulaye Wade, pero son repelidos por los gases lacrimógenos y las pelotas de goma de las fuerzas del orden. El Gobierno había prohibido toda manifestación en este espacio público, simbólico corazón de la capital senegalesa situado a pocos metros del Palacio Presidencial. 25 de julio de 2017: unos pocos jóvenes seguidores de Wade intentan acceder a la plaza de la Independencia y se encuentran de bruces con decenas de policías que ejecutan la prohibición dictada cinco años antes por su líder. Las vueltas de la vida.

Nunca hubo tantos candidatos y, sin embargo, la partida se juega sólo a tres bandas. Este domingo 30 de julio se celebran unas elecciones legislativas en Senegal que servirán para someter a veredicto popular el proyecto político y económico liderado por el presidente Macky Sall desde 2012. Si obtiene una amplia mayoría, como esperan casi todos los analistas, conseguirá el suficiente caudal como para llegar a 2019 en condiciones de ser reelegido al frente de la nación. Para ello cuenta con la baza de la división de la oposición en multitud de coaliciones, las dos principales lideradas por el nonagenario expresidente Abdoulaye Wade (sí, ha vuelto) y por el emergente alcalde de Dakar Khalifa Sall, encarcelado desde el pasado 7 de marzo.

El viejo, como llaman a Wade en Senegal, se ha convertido en la cara más visible de una oposición dividida

Cinco años después de las convulsiones que engendraron la alternancia política de 2012, Senegal, uno de los países más estables y democráticos de África occidental, tiene una nueva cita con las urnas. Dos son las principales novedades del proceso: en primer lugar, la Asamblea Nacional ha pasado de 150 a 165 diputados para dar cabida a 15 representantes de la diáspora y, en segundo lugar, se ha batido el récord de listas para ocupar esos asientos, un total de 47, es decir, casi el doble de las 24 que concurrieron en 2012. Ello ha provocado una modificación urgente de la Ley electoral para permitir a los electores entrar en las cabinas de voto con sólo cinco papeletas y no con todas como obligaba hasta ahora la legislación, lo que hubiera retrasado considerablemente el proceso.

La campaña electoral, en general tranquila salvo algún que otro enfrentamiento menor, se ha ido calentando con el paso de los días. El Gobierno no ha hecho sus deberes en cuanto al reparto de los carnés electorales, necesarios para votar, y el lunes solicitaba al Tribunal Constitucional que los ciudadanos pudieran acudir a las urnas con sus antiguos carnés de identidad, pasaportes o incluso permisos de conducir. Una evidente irregularidad que, cual nube negra, amenaza con ensombrecer el día de la votación e incluso cuestionar los resultados de los comicios.

Más información
Macky Sall, el cambio tranquilo
Karim Wade, el delfín caído

Pese a todo, la gran favorita de los comicios es Benno Bokk Yakaar (Unidos por la misma esperanza, en wolof, la lengua nacional), la coalición que respalda al Gobierno y formada, principalmente, por tres partidos: la Alianza por la República (APR) de Macky Sall, el Partido Socialista (PS) de Ousmane Tanor Dieng y la Alianza de las Fuerzas de Progreso (AFP) del actual presidente del Parlamento Moustapha Niasse. Ahora cuenta con una aplastante mayoría de 119 parlamentarios frente a un total de 150. Al frente de la lista nacional se encuentra el actual primer ministro Mahammed Boun Abdallah Dionne, hombre de total confianza de Macky Sall, aunque su confección no estuvo exenta de problemas y tensiones entre los citados tres partidos.

El desgaste de cinco años respaldando a un Gobierno que ha tenido aciertos pero también ha cometido errores podría pasar factura a Benno Bokk Yakaar, pero la oposición no ha conseguido llevar a buen puerto su sueño de acudir unida a esta cita electoral, lo que hace que sus posibilidades de imponer una cohabitación al Ejecutivo queden seriamente dañadas. Las dos principales candidaturas aspirantes a arañar diputados a la mayoría parlamentaria son los liberales de la Coalición Ganadora Wattu Senegal (Proteger a Senegal) encabezada por el expresidente Abdoulaye Wade y Manko Taxawu Senegal (Unirse para Ayudar a Senegal), liderada por Khalifa Sall, alcalde de Dakar.

El regreso de Wade, llamado Gorgui en Senegal, que significa en wolof El viejo, fue el 10 de julio. Tras su amarga derrota electoral de 2012, el expresidente, de 91 años, había fijado su residencia en Versalles, cerca de París, y tan solo había pisado Senegal unas pocas semanas en 2015 para tratar de interceder por su hijo Karim, entonces en prisión y posteriormente liberado por una gracia presidencial. Miles de seguidores acudieron al aeropuerto a recibirle como si fuera un libertador, ansiosos por encontrar en el pasado un líder fuerte que no parece vislumbrarse en el futuro. Desde entonces ha multiplicado sus actos de campaña y se ha mostrado como la cara más visible de la oposición.

La policía bloquea los accesos a la plaza de la Independencia usando gases lacrimógenos, ayer en Dakar.
La policía bloquea los accesos a la plaza de la Independencia usando gases lacrimógenos, ayer en Dakar.J.NARANJO

“Es una bestia política”, revela un colaborador de Wade, “el único capaz de frenar el deterioro que está viviendo Senegal, morirá con las botas puestas”. Desde el bando presidencial, sin embargo, minimizan el impacto de su regreso a la arena política. “Es un eucalipto, nada crece a su sombra. Ha vuelto porque su partido no cuenta con nadie capaz de hacernos frente”, explica Adama Niang, militante de base de la APR y mackysta por los cuatro costados.

Pese a la existencia de una ley de paridad pocas candidaturas están encabezadas por mujeres

El tercer eje de esta ecuación es Khalifa Sall. Figura política en ascenso capaz de derrotar a los delfines liberales en la mismísima capital del país, alcalde de Dakar desde 2009 donde se mantiene con una solidez a prueba de bomba, enfant terrible del Partido Socialista al que ha preferido abandonar para ir por libre en su ambición presidencial, hoy convertido en mártir político desde su ingreso en prisión el 7 de marzo, ¿qué hubiera pasado en estas elecciones si se hubiera entendido con Wade? Nadie lo sabe, pero la sensación es de oportunidad perdida. En todo caso, Khalifa Sall no estaba dispuesto a echarse a un lado para dejar a los liberales ocupar la cabeza de lista. Sabe de su tirón y su mirada está puesta con nitidez en 2019, la gran batalla de las presidenciales.

Nacido en Louga pero criado en el popular barrio capitalino de Grand Yoff, Khalifa Sall fue uno de los más jóvenes diputados socialistas del país. Sin embargo, su creciente popularidad tanto en la calle como en el seno de un partido esclerotizado y dominado por la vieja guardia precipitaron su salida, lo que le ha permitido erigirse en la figura política con más posibilidades de hacer sombra a Macky Sall en los próximos años. Quizás por eso sobre su detención e ingreso en prisión en marzo pasado, acusado de la malversación de 2,7 millones de euros en los últimos años, planea la sombra de la duda de una utilización política de la Justicia por parte del poder en plaza.

Pese a todo, sus intentos por salir de la cárcel en libertad provisional para poder hacer campaña han tropezado con el Tribunal Supremo. Seydou Diagne, abogado del primer edil capitalino, lo ha dicho a los cuatro vientos: “Khalifa Sall no ha podido recorrer las calles para pedir el voto a los ciudadanos pese a que tiene derechos políticos y electorales que están siendo violados”. Ha sido el ausente más presente durante la campaña electoral que concluye este viernes.

De los otros partidos que concurren a los comicios, muchos de ellos liderados por exdelfines de Wade que han preferido alejarse de su alargada sombra, como Abdoulaye Balde, alcalde de Ziguinchor, cabe destacar la presencia de la abogada Aissata Tall, apodada la Leona del Fouta, alcaldesa de Podor y exministra socialista durante el Gobierno de Abdou Diouf, al frente de la coalición Atreveos al futuro. Pese a que en Senegal existe una ley de paridad en las listas electorales, un enorme avance en el contexto regional, pocas están encabezadas por mujeres. Otra candidatura novedosa la lidera Ali Haidara, exministro de Medio Ambiente del primer gobierno de Macky Sall, quien pretende que el ecologismo político obtenga por primera vez representación en el Parlamento.

Puedes seguir ÁFRICA NO ES UN PAÍS en Twitter y Facebook.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_