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Un paso más hacia el fin de Darwin en Turquía

La enseñanza de la teoría de la evolución va camino de desaparecer completamente del currículo educativo del país debido a las políticas del Ejecutivo islamista

Andrés Mourenza
Estudiantes turcas, en una clase de una escuela de Estambul.
Estudiantes turcas, en una clase de una escuela de Estambul.Getty Images

Charles Darwin es prácticamente historia en Turquía. No porque las enseñanzas del científico británico se impartan como algo descubierto en el pasado, sino porque su teoría de la evolución va camino de desaparecer completamente del currículo educativo del país euroasiático debido a las políticas del Ejecutivo islamista, que gobierna desde 2002.

La última puntilla a Darwin se la ha puesto el Ministerio de Educación, que en su reciente revisión curricular eliminó la única unidad de la asignatura de Biología que trataba el tema en toda la educación primaria: Los orígenes de la vida y la evolución, que hasta ahora se impartía a los alumnos de 8º curso (12-13 años). Un representante de dicho Ministerio, Alparslan Durmus, anunció que se trata de un “tema polémico” y los alumnos “no dominan el contexto científico para entenderlo”.

Un representante del Ministerio de Educación asegura que se trata de un “tema polémico” y los alumnos “no dominan el contexto científico para entenderlo”

A partir del curso que viene en algunos centros que aplicarán ya el nuevo currículo educativo y a partir del siguiente en toda Turquía, la evolución sólo se enseñará en los liceos de educación secundaria, a los que no todos los alumnos asisten, pues algunos optan por la formación profesional y otros por los institutos de formación religiosa (imam-hatip), que han proliferado durante los tres lustros de gobierno islamista. Además, con el nuevo programa de enseñanza, se ha doblado el número de horas de Religión hasta las dos semanales, las mismas que se dedicarán a la clase de Biología (reducida de 3 a 2).

“A principio de 2017, miembros de la comunidad científica del país pedimos al Ministerio no acabar con la evolución. Explicamos lo importante que es el tema para la ciencia, y que no se trata de una cuestión científica controvertida, ni es una cuestión de fe”, explica a EL PAÍS Ismail Bekar, de la Sociedad de Ecología y Biología Evolutiva (EKOEVO). Esta y otras asociaciones de biólogos, así como representantes de varias universidades, mantuvieron varias reuniones con las autoridades educativas, en las que mostraron cómo se enseña la evolución en diferentes países: incluso en la teocracia iraní, en cuyos libros de texto se trata extensamente. Pero la suerte estaba echada de antemano.

"Teoría obsoleta y desacreditada"

Ya cuando se inició la preparación del nuevo currículum escolar, el ministro portavoz del Gobierno, Numan Kurtulmus, había tachado la evolución de “teoría obsoleta y desacreditada”. En el resto del planeta, donde se enseña como la explicación más coherente sobre el origen de la vida, puede que no lo sea, pero en Turquía, desde luego, no es la versión más aceptada: sólo un 25 % de los turcos se la creen según un estudio realizado por la revista Science. Y la culpa no es exclusiva de los islamistas.

Cuando los generales turcos tomaron el poder en 1980 para acabar con la anarquía reinante en las calles decidieron que una buena forma de luchar contra las ideas izquierdistas era estimular el sentimiento religioso, y toda la enseñanza fue recubierta de un barniz islámico (la asignatura de Religión, por ejemplo, se hizo entonces obligatoria). Según un informe encargado por la Junta Militar para llevar a cabo una reforma completa de la educación, había que acabar con el positivismo que había guiado la cultura y la educación desde la fundación de la moderna República de Turquía a manos de Mustafa Kemal Atatürk, para así acabar con “el marxismo, el darwinismo, el freudianismo, la sociología de Durkheim y el humanismo”, todas ellas ideologías que habían contribuido a la “decadencia” de Occidente y de Turquía. Las primeras teorías creacionistas se introdujeron en las escuelas turcas a mediados de los ochenta y posteriormente incluso surgió una curiosa secta liderada por el telepredicador Adnan Oktar, cuyo objetivo es luchar contra los postulados de Darwin y extender la palabra de Alá mientras se hace acompañar por sus “gatitas”, mujeres de pechos y labios inflados por la silicona.

Erdogan ya ha dicho en otras ocasiones que su objetivo es “crear una generación devota”

Pero el gran declive para la evolución llegó con el ascenso al poder del partido que dirige el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, en 2002. Desde entonces, la biología evolutiva ha sido aparcada en un rincón e incluso se han registrado demandas de padres de alumnos a aquellos profesores que, en palabras de los denunciantes, trataban de inculcar a los niños que “el hombre viene del mono”. El sindicato Egitim Sen ha denunciado en varias ocasiones que las denuncias y amonestaciones del Ministerio a aquellos maestros que tratan de arrojar un poco de luz sobre la evolución de las especies los han amedrentado tanto que muchos no se atreven ni a enseñarla.

El odio a Darwin del Gobierno turco —convencido de la literalidad de los libros sagrados monoteístas según los que el hombre fue fabricado del barro por Dios— alcanza tales cotas que en 2009 despidió a la dirección del Consejo de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (TÜBITAK) por dedicar un número de su revista al 200 aniversario del nacimiento del naturalista inglés. “Es un proceso que pasa por prohibir la enseñanza de la evolución en la educación obligatoria, además de censurar el tema en publicaciones, instituciones científicas e incluso museos de historia natural”, sostiene Özgür Gür, estudiante de Biología en la Universidad Técnica de Oriente Medio de Ankara.

Erdogan ya ha dicho en otras ocasiones que su objetivo es “crear una generación devota”, y poco a poco lo va logrando mediante la completa transformación de la enseñanza. No sólo la ha tomado con Darwin, sino que recientemente cargó contra la excesiva influencia de pensadores occidentales en el sistema de enseñanza turco, y tildó a Auguste Comte (el padre de la sociología moderna) de “problemático”.

Pero, al mismo tiempo, el presidente turco pretende que el país se desarrolle y se convierta en una potencia tecnológica, algo que, como explican los biólogos de EKOEVO, no es posible siguiendo este camino: “Estos cambios harán que las nuevas generaciones tengan lagunas de conocimiento y no sean capaces de entender los desarrollos científicos, pues en la actualidad, diversos sectores, desde la agricultura a la nanotecnología y la medicina, se benefician de los descubrimientos de la biología evolutiva. Enseñar la ciencia moderna y la medicina sin enseñar la evolución resulta imposible”.

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