La pasta ‘mágica’ de esta bloguera para blanquear los dientes: ¿funciona o es un timo?
Nuestra experta en desmontar falacias virales, la química y divulgadora científica Deborah García Bello, ha echado el ojo a esta técnica propuesta por la bloguera mexicana Yuya
Más de siete millones de personas han visto en Internet el vídeo que hay bajo estas líneas, con el particular truco de Yuya para tener unos dientes más blancos. Yuya es una pizpireta joven mexicana de 23 años que, a día de hoy, cuenta con más de 17 millones de seguidores en Instagram. Casi 8 millones en Twitter siguen sus consejos de belleza en Twitter.
El primero de sus trucos caseros para lucir una sonrisa radiante consiste en cepillarse los dientes con una pasta hecha con aceite de coco, esencia de menta y bicarbonato. El segundo consiste en un enjuague a base de agua y vinagre. El tercero, posiblemente el más difundido en las redes sociales, consiste en cepillarse los dientes con una pasta hecha con limón y bicarbonato. El cuarto y el quinto se basan en restregarse los dientes con frutas, con fresas machacadas o con la piel de un plátano.
¿Ciencia o ficción?
El esmalte dental es la parte más superficial de nuestros dientes, es insensible al dolor y está formado principalmente de hidroxiapatita (un compuesto de calcio). Bajo el esmalte se encuentra la dentina, que es donde sí tenemos sensibilidad. Unas encías retraídas o un esmalte erosionado o permeable, dejan al descubierto la dentina y por tanto ocasionan la temible sensibilidad dental.
Todos los métodos blanqueadores propuestos por Yuya se basan en la erosión del esmalte dental, en mayor o menor medida. El esmalte se erosiona por fricción o por ataque ácido.
La mayoría de trucos caseros para blanquear los dientes se centran en el bicarbonato. El bicarbonato es una sal y, como tal, forma minúsculos cristales. Si frotamos estos cristales contra nuestros dientes, suspendidos en agua o en un aceite, estaremos rayando nuestro esmalte, es decir, destruyendo un tejido que no se regenera.
Los productos comerciales blanqueadores que contienen bicarbonato, sílice hidratada, alúmina o fosfato cálcico también son abrasivos, pero están formulados para que la exfoliación sea homogénea y superficial. Aun así, no se debe abusar de ellos y están contraindicados en casos de sensibilidad dental.
Los ácidos también causan erosión, en este caso porque son capaces de disolver la hidroxiapatita que compone el esmalte. Si nos frotamos los dientes con zumo de limón, vinagre o con cualquier fruta rica en ácidos, estaremos promoviendo la desaparición del esmalte. Después de consumir una sustancia ácida, como un zumo o un refresco de cola (que contiene ácido fosfórico), no debemos utilizar pasta de dientes inmediatamente, sino que lo aconsejable es enjuagarse la boca con agua y esperar varios minutos antes de lavarlos de forma habitual.
Los métodos propuestos por Yuya combinan ambas formas de erosión del esmalte, por fricción y por ataque ácido, por lo que producirán daños irreparables. Lo peligroso de estos métodos es que a corto plazo parecen dar buen resultado. Como se elimina la capa oscurecida de los dientes, sí que obtenemos un leve blanqueamiento (aunque incomparable con un blanqueamiento profesional). Este resultado se debe al desgaste del esmalte del diente y, a largo plazo, resultará muy perjudicial para nuestra salud dental.
Conclusión: ni ciencia ni ficción; una temeridad
Para mantener los dientes blancos hay que llevar una dieta pobre en alimentos con colorantes potenciales, no tomar café, no fumar, tomar té blanco o verde en vez de negro, tener una higiene bucodental adecuada, visitar al dentista para hacer limpiezas cada seis meses o por lo menos una vez al año.
Si tienes manchas en los dientes o un esmalte oscurecido, lo primero que debes hacer es acudir al dentista, estudiar las causas y diseñar un tratamiento personalizado. Los tratamientos blanqueadores profesionales habituales se basan en aplicar un concentrado de peróxido de hidrógeno que puede ser activado o no por luz (láser, LED...) y, en los tratamientos que se llevan a cabo en casa, prescritos por el dentista, se utiliza peróxido de carbamida con el que se rellenan unos moldes a medida. En ambos casos se consigue el blanqueamiento por medio de reacciones de oxidación controladas que no erosionan el esmalte.
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