Cómo prevenir y tratar la plagiocefalia en el bebé
Cada vez se ven más niños con cascos correctores. ¿Son efectivos? ¿Qué más se puede hacer?
En la década de los años noventa, la Academia Americana de Pediatría inició una campaña en la que aconsejaba que los bebés debían dormir en posición decúbito supino —tendidos boca arriba—. Esta modificación postural ha tenido un impacto positivo muy importante en la prevención del síndrome de la muerte súbita del lactante, que ha disminuido en más de un 40%. Sin embargo, también ha provocado un efecto colateral negativo, el aumento del número de casos en los que se producen aplanamientos occipitales simétricos o asimétricos en el recién nacido, conocidos como plagiocefalia posicional o síndrome de la cabeza plana.
Esta manifestación hace que cada vez con mayor frecuencia, veamos a bebés que llevan en sus cabecitas una especie de cascos, u órtesis craneales, para corregir esta deformación. Este síntoma afecta a uno de cada 300 niños, según Carlos Pérez Díaz, del servicio de Neurocirugía del Hospital Universitario Infantil Niño Jesús (Madrid). Pérez Díaz manifiesta que “prácticamente el 100% de los niños son asimétricos, pues lo normal es que la mitad derecha del cuerpo no sea exactamente igual que la izquierda. Lo importante es el grado de asimetría para valorar la necesidad de la colocación de este tipo de órtesis”. El especialista indica que este tipo de deformaciones craneales se producen de manera mayoritaria “por compresión intraútero sobre todo tras el encajamiento en el noveno mes de gestación, o una vez que el bebé ha nacido por un apoyo continuado de éste sobre el mismo lado”.
Beatriz Pascual Martín, médico adjunto del servicio de Neurocirugía Pediátrica del Hospital Universitario 12 de Octubre, subraya que, “en la actualidad, la incidencia real de la plagiocefalia posicional puede llegar hasta un 48% de niños sanos por debajo del año de edad”. Una vez que el médico considera necesario la prescripción de este tipo de ortopedia para el niño o la niña, Pascual Martín recomienda que, para que la función del casquito sea lo más efectiva posible, se mantenga durante 22-23 horas al día y que la órtesis la realice una ortopedia con experiencia en su fabricación, dado que de lo contrario el porcentaje de efectividad puede disminuir. Además, Pascual Martín insiste en que “el porcentaje de efectividad es variable en función de la edad en la que se inicia el tratamiento y la severidad de la deformidad. Cuanto mayor es el bebé y mayor es la deformidad, la probabilidad de conseguir un resultado excelente es menor. Pero en términos generales el porcentaje de pacientes con órtesis craneal que obtienen un buen resultado estético es superior al 80% de los casos”.
Además, Pascual Martín señala que “aquellos casos en los que la deformidad es leve, no precisan de tratamiento con órtesis craneal, siendo suficiente pequeños cambios en la postura durante el sueño, para evitar que el lado plano permanezca apoyado sobre el colchón. En estos casos, este manejo permite que la deformidad vaya mejorando y evita la necesidad del casco. Igualmente es importante el tratamiento con fisioterapia en aquellos niños en los que la deformidad es secundaria a torticolis”.
Es aconsejable un esfuerzo creciente de los pediatras orientado a realizar diagnósticos precoces y educar a los padres para que tomen parte activa en las medidas de prevención y tratamiento del síndrome de la cabeza plana. Pascual Martín considera que, “sin duda, el papel del pediatra es fundamental para prevenir este tipo de deformidades, dado que es el especialista que hace un seguimiento más cercano de estos niños desde el nacimiento, y el que diagnostica la plagiocefalia en más del 95% de los casos. Y es más, la prevención se debería empezar incluso durante el embarazo, en los cursos de preparación al parto impartidos por parte de las matronas, para que así los padres pudieran realizar la prevención desde el primer día del nacimiento”.
Francisco Villarejo Ortega, de la Unidad de Neurocirugía del Hospital La Luz de Madrid, enumera una serie de recomendaciones que los padres y madres deberían poner en práctica para corregir este tipo de deformaciones:
- Durante el sueño, el apoyo de la cabeza debe ser en el lado contrario al aplanado.
- Si el bebé no tolera dormir de costado, emplear un “cojín antivuelco” (a la venta en comercios dedicados a niños), que es aconsejable sujetar con velcro al pijama del niño.
- Insistir en que los estímulos le lleguen al niño por el lado contrario al aplanado. Es recomendable colocar al niño en la cuna con el lado plano de la cabeza hacia la pared, que no debe tener elementos decorativos. De este modo, el niño tenderá a girar la cabeza al lado opuesto al achatado, donde estarán la puerta o ventana, juguetes y desde el que se acercarán los adultos para jugar.
- Evitar el apoyo de la cabeza en el tiempo en que el niño permanezca despierto. Ponerle a jugar en el suelo, en parques, en brazos… y transportarle preferentemente en mochila.
- Realizar ejercicios de columna cervical durante 5-10 minutos a diario, después del baño (girarle la barbilla hasta el hombro, mantenerla 10 segundos y realizar el mismo movimiento al lado contrario y repetir).
En relación a los ejercicios que pueden favorecer el estiramiento cervical para tortícolis en bebés, causado por el aplanamiento de la cabeza, Pérez Díaz recomienda que se realicen varias veces al día, para que el cuello del bebé adquiera un rango normal de movimientos. El uso consistente de estos ejercicios mejorará en forma gradual la movilidad del cuello del niño:
Práctica 1
El primer tipo de ejercicio está diseñado para mejorar la rotación de la cabeza del niño hacia la derecha y hacia la izquierda. Coloca una mano sobre el pecho de tu hijo y la otra en un costado de la cara del mismo. De forma suave pero firme, rota la cabeza de manera que el mentón se mueva en dirección del hombro. Mueve la cabeza sólo hasta el punto de resistencia, mantén durante 10 segundos y luego libera. Cambia de manos y repite los mismos pasos, rotando la cabeza hacia el hombro en la dirección opuesta.
Práctica 2
El segundo ejercicio está diseñado para mejorar la inclinación de la cabeza del niño hacia cada lado. Coloca una mano sobre la parte superior del tórax y el área del hombro, de manera que quede inmovilizado el cuerpo del niño. Mantén la punta de la cabeza del niño con la otra mano.
En forma suave pero firme, inclina la cabeza hacia un lado, de manera de que la oreja contacte con el hombro. Presiona sólo hasta el punto de resistencia, mantén durante 10 segundos y libera. Cambia de manos y repite los mismos pasos, inclinando la oreja opuesta hacia el hombro.
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