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La mirada de deseo entre dos tímidos y otras cosas especiales sin traducción al español

Breve diccionario de palabras singulares. ¿Sabía que en China existe una expresión para "cogerse de la mano y envejecer juntos"?

Sergio C. Fanjul

El académico Félix de Azúa estructuró su reciente discurso de ingreso en la Real Academia de la Lengua (RAE) en torno a una extraña palabra: la serendipia. Viene de la inglesa serendipity, que significa hacer un feliz descubrimiento sin querer, de chiripa, cosa que ha ayudado de forma nada despreciable al progreso científico. Ejemplos de serendipia fueron descubrimientos tan dispares como el LSD, la penicilina o la Viagra. Era difícilmente traducible al español con un solo término, pero en 2012 fue incluida en el diccionario de la RAE y ahora es ciudadana con todo derecho de la lengua española. Pero, ¿por qué existen conceptos intraducibles?

Encolerizado por el atrevimiento de los humanos, que querían tocar el cielo con la Torre de Babel, el dios del Antiguo Testamento les condenó a hablar cada uno un idioma y no entenderse. Este es el origen de las lenguas (hoy en día se cuentan más de 6.000), según la alucinada explicación legendaria de la Biblia. La cosa no le salió del todo bien a este dios vengativo, porque los humanos aprendieron a traducir de unos idiomas a otros. Sin embargo, las diferentes culturas han ido desarrollando diferentes palabras según su propio entorno e historia. Y hay algunas que no tienen un equivalente directo en otros idiomas.

“En algunas ocasiones se trata de un problema mal planteado”, dice Fruela Fernández, poeta, traductor y profesor de la Universidad de Newcastle (Inglaterra), “hay vocablos que se consideran ‘intraducibles’ porque es necesario explicarlos mediante una frase o incluso un párrafo. Sin embargo, desde el momento en que lo puedes explicar, ya estás traduciendo. El error es pensar que siempre va a existir un equivalente directo; la mayor parte de las veces no es así”.

“Hay palabras que se consideran ‘intraducibles’, sin embargo, desde el momento en que la puedes explicar, ya las estás traduciendo" (Fruela Fernández)

Otra cosa distinta son los matices que un término pueda tener para una comunidad. “Estos no pueden transmitirse fácilmente en todas las situaciones, porque tienen un componente social e histórico que requiere una explicación extensa”, dice el profesor: “Por ejemplo, algo tan sencillo como un calçot: puedes explicarme que es una variante del cebollino, pero las sensaciones que le provoca a alguien de Cataluña (ese sentido social de las fiestas, las reuniones en los pueblos, la primavera, etcétera) son muy particulares. Eso solo lo podrías ‘traducir’ en una conversación, pero te costaría hacerlo, por ejemplo, en un menú".

Resumiendo: desde una cierta perspectiva, todo es trasladable, porque siempre encontramos maneras de transmitir el mensaje; desde otra, nada lo es, porque siempre va a faltar algún matiz, algún detalle. Siempre algo queda lost in traslation, porque ya se sabe que traduttore, traditore (frase hecha italiana que significa: traductor, traidor).

He aquí algunas voces que, si bien podemos explicar dando algún rodeo, no tienen su correspondiente en español, y eso que el diccionario de la Real Academia tiene más de 80.000 entradas (de las que, por cierto, usamos cotidianamente un porcentaje bastante reducido).

Términos poéticos sobre la beldad natural

Pensar en el Lejano Oriente es pensar en cálidas penumbras, pisadas de gato, ceremonias del té o el reflejo de la Luna, que según cuentan, fue a abrazar una noche el poeta chino Li Po con tal vehemencia que acabó ahogado. Pues bien, en Japón llaman komorebi al hermoso espectáculo de la luz del sol filtrándose a través de las hojas, lo que también produce sutiles patrones de sombra en el suelo. Sakurafubuki, formado por sakura (cereza) y fubuki (tormenta), es la lluvia de hojas del cerezo en flor (hermoso espectáculo que se puede ver por estas fechas). Los hijos del Sol Naciente gustan de relajarse dando paseos por la naturaleza: los llaman "baños de bosque". Es decir, shinrinyoku. Y tomar sake admirando un paisaje nevado se dice yukimisake. Igual de sutil y poética, aunque más nórdica que oriental, es la sueca mangata, que describe el camino luminoso que pinta la luna algunas noches sobre la superficie del mar.

Conceptos tan españoles que resulta extraño que no tengan traducción

Verschlimmbessern consiste en empeorar algo cuando estabas tratando de mejorarlo. No se entiende por qué existe este concepto en alemán y no en español, dada la tendencia patria a verschlimmbessernar. Tampoco, que no exista la palabra indonesia jayus, que se refiere a los chistes tan malos y tan mal contados que dan risa. Con tanto Eurovisión fallido y tanta canción del verano, bien podrían darse casos en España del alemán ohrwurm: melodías pegadizas que se nos meten dentro del cráneo y que parecen imposibles de sacar, incluso aunque las aborrezcamos. Esta locución, que literalmente significa gusano en la oreja, hace referencia a ese molesto fenómeno. La italiana abbiocco es el sueñín que le embarga a uno después de una buena pitanza. Y la noruega utepils, que define a la cerveza tomada al aire libre, parece un vocablo más propio de la primavera madrileña que de los rigores del país nórdico.

Perfiles humanos poco populares

Hay gente tiquismiquis que trata de corregir constantemente todas las faltas gramaticales, como si la vida les fuera en ello, aún arriesgo de arruinar su vida social. En Finlandia, donde debe haber muchos, les llaman pilkunnussija. La traducción literal podría ser jodecomas. Al que pregunta todo a todas horas (un buen periodista o el agente Colombo, o un niño plasta de siete años) en Rusia le llaman pochemuchka, un nombre inspirado en el protagonista de un relato infantil. Esos hombres y mujeres adictos a los rayos UVA que tienen un bronceado perfecto (o más bien excesivo) incluso en los fríos meses del invierno, son llamados slampadato en Italia. Y las madres que gritan a sus hijos sin cuidado por manchar sus inocentes oídos con palabras malsonantes tienen un nombre en Dinamarca: kaelling. Aquí también abundan y dan mucha rabia.

Palabras de amor

Cafuné (portugués brasileño) suena a ternura y, en efecto, la describe: se trata del acto de pasar los dedos por el cabello de otra persona como forma de cariño. En Rumanía cuando echan de menos al un ser amado, llaman dor a ese sentimiento. En China, esa cosa tan poco común de cogerse de la mano y envejecer juntos se denomina mediante la expresión zhi zi zhi shou, yu zi xie lao. En el idioma de los indios Yagán, entre Chile y Argentina, cuando dos muy tímidos se lanzan miraditas de deseo sin atreverse a hablar, lo llaman mamihlapinatapei, aquí esas miradas también existen, pero cualquiera se aprende el palabro.

Expresiones en torno a la nostalgia

Wanderlust, alemán, literalmente sería el deseo (lust) de caminar (wander), aunque en realidad el significado de esta palabra va mucho más allá: se trata del fuerte deseo de conocer y explorar el mundo. La palabra, que tiene connotaciones románticas, ha tenido fortuna y sido utilizada como título de discos (como uno de Björk) o libros (el reciente Wanderlust de Rebbeca Solnit, que precisamente trata sobre la historia social y política del caminar). Parecida es fernweh, algo así como la “nostalgia de estar lejos”. Hablando de clases espaciales de nostalgia: la portuguesa saudade, llena de poesía, para unos la "nostalgia de lo que nunca sucedió", para otros, simplemente morriña. Para los que esperan: Iktsuarpok, en inuit -lengua que comparten los distintos pueblos de las regiones árticas de América-, se trata de la sensación de inquietud y anticipación que te empuja a salir fuera y comprobar si alguien está llegando. ¿Será parecido a cuando miramos insistentemente el smartphone a la espera de que alguien que se hace el remolón nos conteste un mensaje de WhatsApp? Si por fin alguien llega y no lo sabes presentar a los demás porque no te acuerdas de su nombre, quedas fatal, y en escocés llaman a esta incómoda situación tartle. Si el deseo de comer supera la capacidad del estómago y comemos como cebados por una abuela desatada, a eso lo llaman shemomedjamo en Georgia.

Las palabras más difíciles de traducir del mundo

Ilunga, procedente de un idioma que se habla en la región suroriental de la República Democrática del Congo (el tshiluba), fue elegida, en 2004, tras una votación realizada entre mil de filólogos por la empresa Today Traslations, como la palabra más difícil de traducir del mundo. ¿Qué significa? Algo así: "Una persona que está dispuesta a perdonar cualquier abuso la primera vez, a tolerarlo la segunda, pero nunca la tercera". La segunda de la lista fue shlimazl, que en yiddish -lengua de los judíos de orígen alemán- significa “persona que tiene una mala suerte crónica”, y la tercera naa, que se utiliza en la región japonesa de Kansai: sirve para dar énfasis a afirmaciones o expresar acuerdo.

Aquí también tenemos las nuestras

El español, por supuesto, también tiene palabras que son difícilmente equiparables en otra lengua. Entre ellas se encuentran sobremesa, friolero, merendar, tutear o flechazo. Algunas como siesta o macho, son ampliamente usadas fuera. Suponemos que no es necesario definirlas.

 

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Sobre la firma

Sergio C. Fanjul
Sergio C. Fanjul (Oviedo, 1980) es licenciado en Astrofísica y Máster en Periodismo. Tiene varios libros publicados y premios como el Paco Rabal de Periodismo Cultural o el Pablo García Baena de Poesía. Es profesor de escritura, guionista de TV, radiofonista en Poesía o Barbarie y performer poético. Desde 2009 firma columnas y artículos en El País.

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