Los muertos lo aguantan todo
La figura de bronce no ve la tele ni escucha la radio, pero se entera de todo, la han colocado en una plaza estratégica
Observen el gesto de severidad de la estatua. ¿Qué hace este chico?, parece decirse. Y no solo de severidad, también de una suerte de fastidio resignado que se expresa en la posición de los brazos y en la caída de los hombros. Un qué le vamos a hacer, aunque lo justo, piensa la figura de bronce, es que levantara la mano y le diera a este hijo mío un par de collejas como las que Rajoy propinó al suyo en la COPE por faltar el respeto a los mayores. La figura de bronce no ve la tele ni escucha la radio, pero se entera de todo porque la han colocado en una plaza estratégica.
Habían ido los dos, Rajoy y Suárez Yllana, a hacer campaña en Ávila como un par de compinches que se alían para llevar a cabo una trastada. Conociendo al vástago del expresidente de la UCD, que hace la pelota a todo el mundo, suponemos que llamaría él a Rajoy para proponérselo:
–Oye, Mariano, a la gente le gusta el centro, y yo, en tanto que hijo del Rey del Centro, soy el heredero de ese espacio político. ¿Por qué no nos vamos de mitin a Ávila y jugamos un poco con la memoria histórica de mi padre?
Y allí que se presentaron, rodeando la estatua del dirigente histórico como si hubiera acudido a la reunión por voluntad propia. Se dijeron las simplezas de siempre, quizá alguna nueva a juzgar por el rostro de sorpresa de la señora que se encuentra a la izquierda de la imagen. Los muertos lo aguantan todo, incluido el corte de pelo a navaja. Más tarde, no contentos con la hazaña, se acercaron al cementerio y montaron también un número de muerte ante la tumba del prócer. ¡Qué mundo!
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