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No es el preservativo. Es usted

El uso del método anticonceptivo no tiene nada que ver con los problemas de erección. Alegar falta de sensibilidad para renunciar a su uso tampoco tiene sentido

Nos sigue dando pereza ponernos el preservativo. Pese a todas las campañas de concienciación y todos los avances, seguimos pensando que utilizar un condón “nos corta el rollo”. O al menos que nos quita el gusto del contacto piel con piel. En los últimos años han surgido múltiples modelos diseñados para aumentar el placer (como los que llevan estrías) o para ayudarnos a aguantar un poco más (los que ofrecen efectos retardantes), pero parece que nada es suficiente para convencernos. Según un barómetro de opinión realizado por Control bajo el título Los jóvenes españoles y el sexo, a pesar de que el preservativo es el método anticonceptivo más usado entre los jóvenes de 18 a 35 años, el 35% de los encuestados señaló que siempre encuentra una excusa para no utilizarlo. ¿El motivo? Pues 3 de cada 10 contestaron que el inconveniente es la pérdida de sensibilidad.

La de Control no es la única investigación que expresa esta tendencia. Recientemente, la revista The Journal of Sexual Medicine publicó un estudio en el que encuestó a 500 hombres de entre 18 a 24 años sobre este aspecto y que concluyó que el 38% no tiene problemas de erección debido a los preservativos, como muchas veces se suele alegar. Sin embargo, un 32% sí declaró tener dificultades por usarlo. La explicación de esta investigación es que en la mayoría de los casos el verdadero problema es una disfunción eréctil, de tipo psicológico o fisiológico, que nada tiene que ver con el uso del condón. La doctora Cynthia Graham, coautora del estudio, especifica que seguramente el inconveniente está más relacionado con la falta de conocimiento en torno a la utilización de este método de protección que con la pérdida de sensibilidad.

Concienciación en la Red

Si los formatos educativos audiovisuales y la puesta en el mercado de nuevos productos no parecen suficientes, las redes sociales también han decidido manifestarse al respecto. Así ha surgido el llamado Condom Challenge, que tiene su propio hashtag #condomchallenge, un nuevo reto al más puro estilo Ice Bucket Challenge, en el que jóvenes de todos los países se graban llenando un condón de agua y echándolo sobre la cabeza de un amigo para ver qué ocurre. El objetivo es concienciar sobre el sexo seguro, mostrando la gran resistencia que pueden tener los preservativos.

Manos a la obra

Sin embargo, la industria ha tomado nota de las opiniones de los usuarios y la empresa Control acaba de sacar al mercado el más fino de toda su gama, un 30% más delgado que los estándar y un 20% más que la variedad extrafina. Este condón Ultrafeel incorpora la tecnología Close Feel, de lados paralelos, para una sensación más placentera, favoreciendo, asimismo, la total protección en las relaciones sexuales. ¿Pero de verdad es necesaria esta variedad de modelos? La sexóloga María Esclapez explica: “El umbral de sensibilidad varía de una persona a otra, por lo que siempre es recomendable primero probar varios estilos y luego escoger el que más se adapte a las necesidades de cada uno”.

Así, los problemas de erección nunca estarán relacionados con el tipo de preservativo, sea grueso, fino o con ribetes. Pero sí existe una sensación subjetiva de sensibilidad que le hará decantarse por un tipo u otro. Y, más allá del placer, también hay que saber utilizarlo. Sí, no se sorprenda, todavía hay quienes no lo hacen correctamente. La Fundación Española de Contracepción (FEC) ha publicado los resultados de un estudio según el cual el 40% de las parejas afirmaban que lo usaban justo al final de la relación, “sin tener en cuenta que el líquido seminal preeyaculatorio ya contiene espermatozoides”, detalla el doctor Ezequiel Pérez, patrono de la FEC. Sobre este tema, la sexóloga Nayara Malnero comenta: “Muchas parejas lo colocan después de que ha habido penetración, por lo que hay riesgo de embarazo y también de transmisión de infección. Esta es una de las razones por las que España es el país europeo con más venta de preservativos, pero también con más índice de enfermedades de transmisión sexual”. Es decir, que nos olvidamos de que antes de llover chispea, y luego vienen las sorpresas. Otro de los grandes problemas que señala Malnero es usar preservativos caducados o mal conservados, o incluso no saber ponerlo, que es el principal motivo por el que se producen las roturas de los profilácticos. “Hay muchos adultos que todavía no lo colocan correctamente, se olvidan de quitar el aire del depósito o hacen uso de las uñas”, indica.

Y para quienes creen que el grosor puede influir en la seguridad del producto, les dejamos un enlace a un experimento para comprobar la resistencia de un preservativo normal y la de uno extrafino. En este vídeo la sexóloga Esclapez demuestra que ambos son igual de seguros. “Mientras haya pasado todos los controles de calidad y se le dé un buen uso, el grosor de un preservativo no influye en la seguridad”, afirma. Ni en la erección del hombre, como ya hemos comprobado. Así que la culpa nunca la tiene la funda.

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