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Las bebidas alcohólicas como artículo de lujo

La licencia para servir combinados y licores ha crecido tanto en California que es prohibitiva

Interior del café Magnolia, en San Francisco.
Interior del café Magnolia, en San Francisco.

La escalada de precios en San Francisco tiene un nuevo protagonista, el cóctel.Los combinados y bebidas alcohólicas de alta graduación se han convertido en el último artículo de lujo si se toma fuera de casa. Al margen de los habituales impuestos, se suma el alto coste de la licencia que permite servirlo en bares y restaurantes. La licencia Tipo 47, que autoriza despachar cualquier clase de licores y combinados, ha pasado en 10 años de costar unos 15.000 dólares a más de 200.000, suponiendo que un particular esté dispuesto a revenderla.

Dan Kramer, un broker del mundo de la hostelería, da una pista. En su opinión, la escasez de licencias de alta graduación es la responsable del auge de locales dedicados a la cerveza y el vino. Estos están sujetos a la licencia Tipo 42, cuyo precio ronda los 2.500 dólares y que tiene además otra ventaja: su concesión no tiene limitación por número de habitantes, frente a la licencia Tipo 47, en la que se aplica una ratiode una autorización por cada 2.000 habitantes.

Ambas licencias las expiden los condados de California, pero en San Francisco las autoridades se niegan a abrir la mano con una nueva ronda de permisos: hace una década que no conceden ninguna.

La licencia Tipo 47 cuenta con una restricción que hace que casi cualquier copa cueste más de 25 dólares. Los hosteleros quieren amortizar la inversión tan pronto como puedan. Los consumidores, demostrar estatus yendo más allá de la rubia o el tinto.

A la sombra de este fenómeno han surgido servicios, muy al estilo de Silicon Valley, que suplen la carencia. Las aplicaciones Instapour y Saucey proponen la entrega de alcohol a domicilio, como si fuera Uber, pero con diferentes botellas y complementos. Incluso con un libro de recetas. Por una cantidad adicional, ofrecen los servicios de un coctelero por horas. La costumbre del after work o happy hour con los compañeros de trabajo o la sobremesa se ha cambiado por invitar en casa después de la cena o la jornada laboral.

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