“La teoría de la Relatividad General es fantástica, pero no es definitiva”
Cinco de los principales expertos mundiales en la física de Einstein explican y celebran sus logros en el 100 aniversario
Hace un siglo, Albert Einstein presentó en Berlín los resultados del trabajo de una vida. Desde muy joven, estaba convencido de que dejaría una huella profunda en la ciencia de su tiempo, y la Teoría de la Relatividad General era un logro a la altura de las expectativas de cualquiera. El tiempo y el espacio, un escenario absoluto en el que los científicos o los filósofos habían situado las interacciones de las personas y de las cosas, pasaba a ser un actor más. “La materia le dice al espacio cómo curvarse, mientras el espacio le dice a la materia cómo moverse”, resumía John Wheeler en una frase que dice bastante, pero aún nos deja lejos de comprender el alcance de la gran idea de Einstein.
Ayer, en Madrid, en la Fundación Francisco Giner de los Ríos, cinco físicos de talla mundial ofrecieron sus reflexiones sobre la teoría de la relatividad, el impacto que tuvo en su tiempo o la influencia de Einstein en la cultura y la política de su tiempo. En el evento, organizado por EL PAÍS, Materia y OpenMind, la comunidad del conocimiento de BBVA, participaron David Gross, físico teórico y premio Nobel de Física 2004, Hanoch Gutfreund, profesor de física teórica y antiguo presidente de la Universidad Hebrea de Jerusalén, José Luis Fernández Barbón, investigador científico del Instituto de Física Teórica CSIC/UAM, Manuel Lozano Leyva, catedrático de Física Atómica, Molecular y Nuclear en la Universidad de Sevilla, y Jean-Pierre Luminet, astrofísico y director de investigación del CNRS.
El modelo geocéntrico del universo de Ptolomeo fue eficiente y sirvió durante siglos
El debate, moderado por la directora de Materia, Patricia Fernández de Lis, comenzó reconociendo lo logrado por Einstein. “Estamos celebrando una serie de magníficas ideas que aparecen cada mucho tiempo en la ciencia”, afirmó Fernández Barbón. “Es una teoría que responde a la idea de qué es el espacio y el tiempo y hay pocas cosas más fundamentales”, ha continuado. “La relatividad es la teoría que utilizamos para pensar en el universo en su conjunto, pero esta teoría se distingue de la otra teoría fundamental con la que trabajamos los físicos, la cuántica, porque los principios en los que se asienta se pueden expresar con temas de la vida cotidiana”, ha añadido el físico del IFT. “La teoría General de la Relatividad es uno de los grandes triunfos de la razón humana, porque el puente entre los hechos cotidianos y la naturaleza del universo que explica se obtiene solo con el poder del intelecto humano. Pero no solo del intelecto de Einstein. Él es un gran genio, pero se trata de una epopeya que abarca 2.500 años. Los griegos ya reflexionaban sobre el espacio y el tiempo. Ellos ya inventaron la geometría que luego le sirvió a Einstein para elaborar su teoría. En estos días en los que tenemos ejemplos diarios de la irracionalidad humana más absoluta esto es un ejemplo de lo contrario que hay que celebrar”, ha concluido.
Por su parte, Gross, que también ha reconocido el triunfo de Einstein, ha mencionado que parte del interés del trabajo del físico alemán es que él sabía que su logro era algo provisional. “Él buscó ecuaciones más poderosas que mejorasen su explicación de la realidad durante 40 años”. Pero “no celebramos tanto sus ecuaciones como las ideas más profundas que las produjeron y los objetivos que él se fijó y persiguió”, ha indicado. “Una de estas ideas es que el espacio-tiempo no era algo estático, un concepto a priori para entender la naturaleza de la realidad sino más un objeto dinámico que responde ante la energía y la materia”.
“También se fijó un objetivo, unificar todas las leyes del universo. Este objetivo es uno de los centrales de la física fundamental. Quizá nunca lo logremos, pero la ambición para hacerlo ha motivado a muchos científicos durante el último siglo”, ha remachado.
Se suele decir que la relatividad arrasó la física clásica. Esto es falso
Gutfreund ha destacado que una de las cosas más fascinantes de Einstein es que “los tres principales conceptos que surgieron de la Relatividad General: agujeros negros, ondas gravitacionales y la expansión del universo, no los aceptó durante muchos años”.
Por su parte, Lozano-Leyva ha destacado que pese a tratarse de una idea revolucionaria, la teoría de Einstein no destruyó la física anterior. “Se suele decir que la mecánica cuántica y la Relatividad General arrasaron la física clásica. Esto es falso. Él constreñía todos sus avances a mantener el principio de conservación de la energía y a los límites de aplicación la física newtoniana”. “Pese a lo que se crea, los modelos físicos no son cambiantes, no se destruye lo anterior, se amplía. La ciencia es algo que avanza de una forma sólida y la humanidad tiene un pilar sólido al que agarrarse”, ha puntualizado el físico sevillano.
A continuación, el francés Luminet, ha continuado con este razonamiento recordando a Ptolomeo. El pensador de la antigüedad propuso una síntesis sobre los movimientos de los cuerpos celestes. “Era un sistema equivocado, pero los modelos científicos no son visiones definitivas del mundo. El modelo de Ptolomeo fue eficiente y sirvió durante siglos. Luego llegó Copérnico, Galileo, Kepler y Newton”, ha afirmado. Y después, Einstein.
Luminet ha concluido hablando también sobre las debilidades de Einstein, algo que le hace sentir empatía con el genio. “Pese a su genialidad él también necesitaba otra gente para desarrollar sus ideas y no aceptó conceptos como los agujeros negros o el universo dinámico. Su teoría es fantástica, pero no es definitiva, y ampliarla es un reto fascinante para todos nosotros”.
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