_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Bollos

Ninguna frontera ha frenado nunca ni podrá frenar la desesperación

Almudena Grandes

Desconfíen de las apariencias, porque no es un fenómeno nuevo. A lo largo de la historia ha sucedido muchas veces, y siempre de manera semejante. Nuestra sociedad está absorta en sus propios, pequeños problemas, ni más ni menos que otras sociedades ricas, decadentes. El Parlamento catalán pretende declarar la independencia. Se multiplican las zancadillas, los besos de Judas, las sonrisas de plástico que anticipan el clima de la campaña electoral. Los líderes políticos están absortos en las cifras del paro y las encuestas, en el color de la camisa que mejor les sienta y el dilema de presentarse o no con corbata. Sus electores se ponen a dieta, se apuntan al gimnasio, deciden dejar de fumar o se hacen militantes de la carne roja. Son inocentes de sus decisiones, porque desde sus casas aún no se escucha el clamor, el llanto y los gritos que estremecen al sur, que estallan en el este. Cuentan que María Antonieta preguntó por qué gritaba la plebe el día que el estruendo atravesó al fin los muros de Versalles. Piden pan, majestad, le respondieron. ¿No tienen pan?, pues que coman bollos... Y siguieron su consejo. Las masas hambrientas arrasaron su palacio, vaciaron su despensa, se comieron sus bollos y la llevaron al cadalso. Así fue y así será, porque son muchos, y son humanos, y tienen mucha hambre, muchos hijos, nada que perder. Antes o después entrarán por la fuerza, miles, decenas, centenares de miles, millones por el sur y por el este. Ninguna frontera ha frenado nunca ni podrá frenar la desesperación. Y a partir de entonces, nada tendrá importancia, ni la independencia de Cataluña, ni las grandes coaliciones, ni el cambio, ni el recambio, ni el requetecambio, nada en absoluto. Sigan ustedes mirándose el ombligo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Almudena Grandes
Madrid 1960-2021. Escritora y columnista, publicó su primera novela en 1989. Desde entonces, mantuvo el contacto con los lectores a través de los libros y sus columnas de opinión. En 2018 recibió el Premio Nacional de Narrativa.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_