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Ni '50 sombras de Grey' puede con estos libros de adultos

Esto no va de erotismo, sino de otra necesidad mucho más urgente: encontrar la calma con unos rotuladores

Mónica Luengo Montero

Un montón de lápices de colores, o quizás de rotuladores, y toda una tarde para perderse por los sinuosos trazos de un bosque o las enmarañadas líneas que forman la melena de un león. Los libros de colorear para adultos son una forma de desconectar y relajarse, un pasatiempo que cuenta cada día con más aficionados en España. “Este último año y medio ha habido un aumento de ventas sin precedentes en nuestra línea editorial, encabezada principalmente por los libros de Johanna Basford”, comenta Aina Otero, de MTM, una editorial especializada en este tipo de publicaciones.

Johanna Basford es la gran dama de los cuadernos de colorear para adultos. Unos 6,8 millones de personas en todo el mundo han comprado el primer libro de la ilustradora escocesa, El jardín secreto. En España y Latinoamérica se han vendido 60.000 ejemplares de este título y de su segundo obra, El bosque encantado. “Algo nada habitual, sobre todo para una pequeña editorial independiente como la nuestra”, explica Otero, y añade que se interesaron en sus inicios por los libros coloreables de mandalas por sus “beneficios y aportaciones terapéuticas”.

Un vídeo publicado por Johanna Basford (@johannabasford) en Instagram.

Hoy en día hay mucha gente que pasa el día entero trabajando o estudiando frente a una pantalla y necesita algo para alejarse del mundo digital Millie Marotta, ilustradora

Pero, ¿por qué estos libros de colorear resultan tan relajantes? La psicóloga Rosario Linares, directora de El Prado Psicólogos, señala varios motivos. “Por un lado, constituyen una distracción, una manera de desconectar del mundo exterior y centrarse en una actividad introspectiva. Además, es una forma de expresión artística, algo que en general tiene beneficios para nuestro cerebro y nuestra salud emocional”, cuenta Linares.

Además, la psicóloga explica que colorear equilibra nuestros hemisferios cerebrales. Utilizamos el izquierdo porque es una actividad que requiere concentración (para no salirnos del dibujo) y el derecho porque no deja de tener su parte creativa (a la hora de elegir los colores, por ejemplo). “Si nos concentramos en esta actividad puede constituir una forma de meditación mildfulness, es decir, que centramos nuestra atención plena en el presente”, añade Linares sobre esta práctica que a pesar de estar todavía despegando en España ya ha atraído a dibujantes consagrados, como es el caso de Forges, que a finales del pasado año publicó Coloreitor.

En otros países se trata ya de una tendencia arraigada. En Reino Unido, por ejemplo, los libros de colorear para adultos se disputan desde hace meses los primeros puestos de las listas de ventas. “Hoy en día hay mucha gente que pasa el día entero trabajando o estudiando frente a una pantalla y necesita algo para alejarse del mundo digital”, comenta la ilustradora galesa Millie Marotta, cuyo libro, Animal Kingdom (El reino animal), lleva semanas saltando entre los primeros puestos de las listas británicas. En lo que va de año, es el más vendido en Amazon UK, por delante de La chica del tren o Grey. La ilustradora española Natalia Zaratiegui también señala esta idea de encontrar actividades de ocio más allá de la tecnología. “La vuelta a lo manual es una buena manera de paliar el estrés que nos provoca el ritmo trepidante de nuestro día a día, el trabajo o el estar siempre conectados a la red”, comenta Zaratiegui.

Además, ambas artistas coinciden en que puede ser una buena oportunidad para recuperar una actividad con la que disfrutábamos cuando éramos pequeños pero que con la edad se va abandonando, y Marotta incluso sugiere que puede ser una buena opción para artistas frustrados: “Estos libros son especialmente buenos para aquellos a los que les hubiese gustado ser artistas pero quizás no sienten que tengan las habilidades o la confianza de empezar ellos mismos desde cero, una página en blanco puede ser algo abrumador”.

Pero, a todo esto, ¿y si no nos gusta colorear? No hay problema, la psicóloga Rosario Linares explica que se puede conseguir el mismo efecto relajante con otras actividades que requieren nuestra “concentración, introspección y creatividad”, como la alfarería, los bordados o el punto de cruz.  Quien no crea es porque no quiere.

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Sobre la firma

Mónica Luengo Montero
Redactora de la sección de última hora. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en el periódico. Antes trabajó en las revistas El País Semanal, ICON y Buenavida. También fue redactora en La Gaceta de Salamanca. Estudió periodismo en la Universidad Pontificia de Salamanca y Sciences Po, más tarde cursó el Máster de periodismo de EL PAÍS.

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