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Emmanuel Moynot, viñetas de una guerra

El autor transmite en su cómic la urgencia de 'Suite francesa', que recoge la vida de Irène Némirovsky, asesinada en Auschwitz

Emmanuel Moynot

Cuando los alemanes entraron en París en 1940, la escritora Irène Némirovsky se refugió en el pequeño pueblo de Issy-l’Évêque con su marido, Michel Epstein, y sus dos hijas pequeñas, Denise y Élisabeth. Némirovsky y su marido, descendientes de banqueros judíos ucranios, se habían convertido al catolicismo y habían bautizado a las niñas, intentando protegerlas. Pero su conversión no sirvió de nada. Como tampoco sirvió el prestigio literario de que gozaba Némirovsky. Ni siquiera sirvieron las acusaciones de antisemitismo que habían recibido sus libros y que su marido esgrimiría con desesperación para intentar salvarla cuando dos años después se la llevaron a Auschwitz. Nada sirve de nada cuando la Bestia anda suelta.

Pánico Colectivo

La novela gráfica Tempestad en junio (Salamandra Graphic), primera parte de Suite francesa, está concebida como una serie de estampas que describen el terror de los franceses, que huyeron con sus enseres en un caótico éxodo ante la invasión alemana. Las vidas de los personajes, pertenecientes a la alta burguesía, se cruzan furtivamente en las carreteras atestadas.

La ocupación y las leyes antisemitas de Vichy cerraron las puertas del mundo editorial a los judíos, pero cada mañana en Issy-l’Évêque Némirovsky abría su cuaderno de tapas de cuero marrón, su pluma azul y escribía. Porque la literatura, entre otras muchas cosas, es olvido y salvación. Sabiéndose condenada a muerte, Némirovsky emprendió su proyecto más ambicioso: narrar la guerra en tiempo real en cinco volúmenes. Escribía de una manera febril, en líneas apretadas, con una caligrafía minúscula y sin márgenes para no desaprovechar el escaso papel. Cuando en 1942 llegaron los gendarmes franceses a detenerla, había completado los dos primeros tomos de Suite francesa: Tempestad en junio y Dolce. Némirovsky murió en Auschwitz. Tenía 39 años. Unos meses después le siguió su marido. Las dos hijas consiguieron escapar y guardaron aquel cuaderno de tapas marrones como si fuese el corazón aún caliente de su madre.

Cuando en 2004, más de 60 años después, Suite francesa se publicó, sucedió el milagro: Némirovsky resucitó del largo olvido ante la fascinación y el reconocimiento unánimes. Le concedieron el Premio Renaudot a título póstumo, Suite francesa se tradujo en 38 países, fue uno de los libros del año para The New York Times… Ahora se publica la adaptación a novela gráfica de la primera parte, Tempestad en junio. Su autor, Emmanuel Moynot, un clásico del cómic francés, ha utilizado el blanco y negro para transmitir la urgencia, intensidad y lucidez de la obra original.

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