El miedo a perder
William James dijo que temor a la pobreza que prevalece entre las clases cultas es la enfermedad moral más grave que padece nuestra civilización
Durante algo más de 40 años de lectura, una frase se ha grabado como ninguna otra en mi mollera. Por no decir que es la única en pie en una mente sin monumentos, aunque también sin escombros. Ocurrió hace 23 años. La frase es de William James, hermano del famoso novelista, y forma parte de una serie de conferencias que el filósofo estadounidense pronunció entre 1901 y 1902 en la Universidad de Edimburgo, y que se recogen en su libro Las variedades de la experiencia religiosa. En realidad, un estudio de la naturaleza humana. En ella, James afirma que el temor a la pobreza que prevalece entre las clases cultas es la enfermedad moral más grave que padece nuestra civilización.
Sin duda se refería a aquellos que, disfrutando de mucho, incluso en exceso, no conciben perder lo más mínimo; y no a quienes tienen serios problemas para llegar a fin de mes, haciendo cuentas como quien baila sobre un alambre, ni a quienes son víctimas de un desalojo o apenas pueden comer. Hace aún más tiempo, más o menos esos 40 años de lectura, cada vez menos ávida, cada vez más sosegada, tuve un sueño que tampoco he podido olvidar. Soñé que era pobre. Lo que se llama de solemnidad. Vivía en el subsuelo, en la red de alcantarillado, con mucha ropa encima, algo que por aquel entonces en casa en absoluto era singular, pues andábamos con el abrigo siempre puesto durante unos cuantos meses al año. En el sueño me alimentaba de pipas de girasol que mis compinches y yo freíamos en bidones llenos de aceite. Naturalmente, usado. Me desperté justo en el momento en que pescaba varias semillas tostadas con la ayuda de una espumadera roñosa de mango muy largo. Y la sensación de fuerza que me dio pensar que, incluso así, podría vivir me acompaña desde entonces como un escudo.
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