_
_
_
_

“Tienes que protegerte como si todos los pacientes tuviesen ébola”

La experta en enfermedades infecciosas relata el día a día de la lucha contra el virus Asesora al Ministerio de Sanidad local y trabaja en el hospital público más grande

Alejandra Torres Reyes
La española Marta Lado durante una capacitación en Sierra Leona.
La española Marta Lado durante una capacitación en Sierra Leona.

Un sistema sanitario por construir, sin camas y, sobre todo, sin personal suficiente. Sierra Leona, uno de los tres países más golpeados por el ébola, se mueve entre la enfermedad y la pobreza extrema. Cinco nuevos casos se registran cada hora, según la ONG Save the Children, que ha asegurado que el virus se extiende a un ritmo "aterrador". Allí, donde se han contagiado más de 3.700 personas, trabaja la gallega Marta Lado. La médico internista, de 35 años, tiene una especialización en enfermedades infecciosas y tropicales, y una excedencia en el hospital de Torrejón, en Madrid. Asesora al Ministerio de Sanidad local y coordina el proyecto de cooperación que el Kings's Collage ejecuta en el hospital de Connaught, en Freetown.

Más información
Sierra Leona registra 121 muertos por ébola en un solo día
"Por qué he vuelto a Sierra Leona"
Sierra Leona autoriza a tratar en sus casas a los enfermos de ébola
La OMS prevé hasta 10.000 infectados por ébola a la semana en África
El virus que se hizo fuerte al llegar a la ciudad
Sierra Leona decreta un nuevo toque de queda por el brote de ébola
Sierra Leona identifica decenas de nuevos casos de ébola durante el toque de queda

Pregunta. ¿Cómo enfrentarse, en el terreno, a una enfermedad para la que no hay cura ni los recursos necesarios?

Respuesta. Es muy complicado; al no tener un tratamiento específico, intentas dar un tratamiento de soporte. El problema es que la red sanitaria es inexistente. Las cosas se han estado haciendo de manera improvisada porque no puedes construir una red sanitaria de la noche a la mañana.

P. ¿No ha cambiado la situación sanitaria después de las ayudas anunciadas por la comunidad internacional?

R. En este momento, aunque hay dinero, todavía tenemos dificultades porque no hay un sistema ya establecido que funcione correctamente. Recién se están creando las cosas. Se acaba de abrir [hace un mes] el primer centro de tratamiento en el oeste de Sierra Leona. Solo teníamos dos en todo el país y los dos están en el este. Los pacientes tenían que viajar desde Freetown cuatro horas en ambulancia hasta Kenema o siete horas hasta Kailahun, una tarea difícil con el número de casos.

P. Eso ocurre cuando los casos se confirman. ¿Y los sospechosos?

R. No tenemos camas suficientes para que esperen hasta poder enviarlos a los centros de tratamiento. En mi hospital [el centro público más grande del país] tenemos una sala de aislamiento de solo 22 camas. Hemos hablado con el Gobierno muchas veces y hemos planteado que solamente pueden abrir centros sanitarios, tipo clínicas y hospitales, si tienen una sala especial para pacientes sospechosos; si no, pones en riesgo a todos. El nuevo centro [el del oeste] tiene capacidad para 150 pacientes y el Gobierno británico ha ofrecido abrir un hospital en las afueras de Freetown, que en teoría va a tener 700 camas, pero hay que esperar. El problema no es solo crear más camas, sino tener personal cualificado para trabajar y ahora mismo es escaso. El personal necesita un entrenamiento especial porque es una enfermedad de la que no tenemos tanta experiencia.

P. ¿En qué condiciones trabajan los sanitarios?

R. Son muy reticentes a trabajar con pacientes de ébola. Les da mucho miedo. Han visto morir a médicos y enfermeras, y no acaban de entender que la verdadera razón por la que mueren es porque cometen errores y no toman las precauciones adecuadas.

P. ¿Por ejemplo?

Otros sanitarios han considerado que el ébola es anecdótico y han visto a los pacientes sin las protecciones adecuadas

R. El problema son los pequeños centros, clínicas y hospitales. Un paciente que llega con fiebre, vómitos o diarrea puede tener tres mil cosas distintas; no tiene por qué ser ébola. Esos pacientes, antes de ser diagnosticados, te pueden vomitar o manchar las sábanas. Te tocan, los limpias, les tomas la temperatura. Un pequeño dispensario no está preparado. No tiene guantes ni nada. Usan el mismo termómetro con varios pacientes. Así se han acabado contagiando muchos sanitarios. Otros han considerado que el ébola era anecdótico y han visto a los pacientes sin las protecciones adecuadas; como mucho, con unos guantes. En este momento tienes que protegerte como si todos los pacientes tuviesen ébola.

P. La OMS dice que hay un subregistro. ¿Qué tan amplio puede ser?

R. Aquí hay una cultura muy profunda de cuidarse unos a otros. Uno cae enfermo, y la abuela y la tía lo cuidan. Se muere, y la abuela y la tía caen enfermas. Una prima llega para cuidarlas. Se mueren. Ahora vienen las otras primas. Y así sigue hasta que alguien rompe la cadena, viene al hospital y te cuenta que ya se han muerto cinco en su casa. ¿Por qué no han venido antes? Porque no tenían dinero para pagar el transporte o la entrada en el hospital. La asistencia sanitaria, incluso la pública, es de pago, menos para el ébola. Tienes que pagar entre dos y tres euros solo para que te vean en un hospital público.

P. El Gobierno ha ido decretando cuarentenas, completas y parciales. ¿Qué tan efectivas son estas medidas?

R. Nosotros recomendamos fuertemente que no se hicieran. Tienen algo bueno: la campaña de sensibilización, ir casa por casa explicando cómo se transmite. El problema es que no puedes ir diciéndole a todo el mundo: "Si tiene síntomas o conoce a alguien con síntomas, vaya al hospital porque le van a hacer la prueba del ébola". Eso no es así.

P. ¿Qué ocurrió después de la cuarentena?

No podemos tener a más de 500 personas en un sitio que no está preparado para recibir a más de 22 pacientes

R. No teníamos dónde meter a tanta gente, a cientos y cientos de personas. No hay capacidad. Tampoco teníamos a dónde mandarlos porque todavía no había un centro de tratamiento en el oeste. Las cuarentenas están bien, pero si te preparas previamente y abres centros enormes para hospitalizar a la gente. La idea ha sido buena, pero no la logística. No podemos tener a más de 500 personas en un sitio que no está preparado para recibir a más de 22 pacientes. Por seguridad no podíamos admitir a más.

P. ¿Cómo se ha recibido la orden de no poder salir de casa?

R. Es un problema. Aquí la gente consigue día a día el dinero para comer. Si no puedes salir durante tres días y no tienes dinero ahorrado para armar una despensa de comida, como podríamos hacer en Europa, te encuentras con que la gente no ha comido nada. En una cuarentena no puedes salir o coger un coche ni para ir al hospital. Es como si hubiese habido un ataque nuclear: ves todo vacío.

P. ¿Cómo es, en lo personal, trabajar a diario en esas condiciones?

R. Intentas no pensar. No piensas y ya está, sigues adelante. Es lo que hay que hacer. Luego, cuando las cosas se tranquilicen un poco, ya tendremos tiempo de reflexionar. Si ahora reflexionas mucho, coges tus cosas y te vas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Alejandra Torres Reyes
Redactora de la Mesa Digital de EL PAÍS. También ha trabajado en la sección de España y en la Edición de América. Antes fue reportera en el diario ‘El Universo’ y en Radio City, en Ecuador. Es licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil y máster en Periodismo de EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_