Por qué no creer a pie juntillas lo que lee en algunas revistas
"Beber agua de la botella causa arrugas" y otras veces en que la moda y la ciencia se dan codazos en un titular
Valentina se ha reservado la mañana del sábado para ponerse al día con las revistas de bienestar que tanto le gustan. Se le acumulan nueve ejemplares. Tras la lectura, a las 7 de la tarde ha bajado tres de cocos, loción de pelo de caballo y la crema más cara de la tienda. Antes de salir de casa, ha hecho limpieza general en su tocador, tirando a la basura todos los desodorantes y botes de champú empezados y cualquier producto que no llevara la leyenda “sin parabenes” en el envase. Además, nota un incipiente resfriado y comienza a dudar si fue buena idea pasearse con una mascarilla capilar en la cabeza y el pelo mojado durante seis horas. Por lo menos, ya ha dejado preparada la cena: un “dietético” mini bufé de hidratos, proteínas y dulces concentrados en un plato.
¿Le parece una historia de locura? Este caso puede extenderse a muchas otras personas: las que creen a pies juntillas los titulares publicados sin detenerse a contrastar, preguntar a un especialista o fijarse en quién firmaba tales prescripciones. Y si encima hay implicada una famosa que se confiesa adicta a X o Y, la “moda” alcanza dimensiones de “ley natural”. Cuestione todo lo que lee, para que no le ocurra lo mismo que le pasó a Valentina.
Nueve titulares que hemos leído en revistas y no son del todo ciertos
1. “El champú de caballo favorece el fortalecimiento y el crecimiento del pelo humano”. En abril de 2010, la versión online del Daily Mail se hizo eco de las palabras de Jennifer Aniston en una entrevista, en las que resumía que el secreto de la belleza de su melena era Mane´n Tail, un champú formulado para el pelo de caballo. Otras actrices como Sarah-Jessica Parker la imitaron. Y la noticia se extendió como la pólvora en la prensa femenina. Bastaron pocos meses para que Amazon aumentara las ventas de este producto en un 157 %. Su contenido en biotina era el secreto.
LOS MATICES: La Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) no tardó en lanzar un comunicado que echaba por tierra las ilusiones de muchas. “Los champús sirven para lavar el cabello, pudiendo mejorar sus condiciones cosméticas. En algunas ocasiones pueden ser beneficiosos en el tratamiento de enfermedades de cuero cabelludo, pero de ningún modo tienen eficacia sobre la caída del cabello ni sobre su prevención”. La acción beneficiosa de la biotina a la hora de dar vigor al cabello no la pusieron en duda, pero con importantes matices. “Se trata de una vitamina del grupo B que puede tener eficacia en algunos tipos de alopecia, pero siempre que sea ingerida".
2. "Los desodorantes antitranspirantes pueden provocar cáncer de mama". Desde hace años, se les asocia directamente con esta enfermedad. Y por mucho que se presenten datos en contra, el pánico popular ha seguido latente. Últimamente, uno de los consejos más escuchados en cierto tipo de prensa es el siguiente: “Si tienes antecedentes de cáncer de mama, no uses desodorante”. Además, la corriente no-deo viene fuerte, avalada por famosas como la actriz Cameron Díaz, que hace poco declaraba en una entrevista a Entertainment Wise: “Si hueles mal es porque usas desodorante, que mantiene dentro el mal olor. Llevo sin usarlo 20 años”.
LOS MATICES: Para la doctora Elvira Ródenas, médico estético de la Clínica Slow Life House de Madrid, se trata de una idea sin fundamento alguno. “Los dedos delatores apuntaban directamente al clorhidrato de aluminio que contienen los antitranspirantes, pero este metal se encuentra en todo tipo de productos envasados, en espray y hasta en perfumes. Se utilizan para que las esencias se adhieran a la piel”, explica la especialista.
3. “Olvídalo: las dietas disociadas ya no adelgazan”. Después de bombardearnos con regímenes disociados (aquellos que evitan mezclar proteínas y grasas con hidratos de carbono), las mismas publicaciones dietéticas aseguran que son un cuento chino, incluso las más moderadas, como las del doctor Atkins, que no dejan fuera ningún grupo alimentario.
LOS MATICES: Separar hidratos de carbono y proteínas en las distintas comidas no asegura una pérdida de peso mayor que 2 kilos al mes, pero se trata de uno de los planteamientos más saludables, llevaderos y seguros. “Las dietas disociadas son las más aceptables y efectivas dentro de este panorama de dietas milagro que sí que comprometen la salud del paciente. Separar los alimentos y combinarlos de determinadas maneras para una mejor absorción de sus nutrientes no tiene peligro alguno y es la dieta que solemos aconsejar a nuestros pacientes”, explica la doctora Paula Grosso, especialista en Medicina Estética y Nutrición del Centro Lajo-Plaza de Madrid.
4. “Expertos advierten que tomar agua de la botella podría provocar arrugas prematuras”. El especialista en cuestión es el dermatólogo Mitchell Chasin, de Los Ángeles, que aseguraba que este movimiento repetitivo provocaba arrugas en los labios. En julio del 2013 se publicó esta noticia en las revistas norteamericanas y ahora esta paranoia llega a España a través de blogs que se hacen eco.
LOS MATICES: “Habría que estar bebiendo de una botella de plástico cada poco rato y durante años para que este acto pasara factura en el labio superior. Y aun así, no estaría claro, porque la aparición de las arrugas es genética y hay hasta fumadoras empedernidas que no lucen las llamadas arrugas del fumador”. Así resuelve este dilema la doctora Elvira Ródenas.
5. “Dormir con la mascarilla capilar puesta multiplica sus efectos”. Y ponérsela para ir a la playa, y aguantarla a lo largo del día con una toalla envuelta sobre el cabello mojado… De todo se ha leído. El envase avisa de que 10 minutos son suficientes, pero la prensa se empeña en hacernos creer que cuanto más, mejor.
LOS MATICES: No sirve de nada aumentar los tiempos de acción e incluso puede ser contraproducente. “Tras 20 minutos, una mascarilla comienza a secarse y no beneficia al cabello en absoluto. 30 minutos es el tiempo máximo que se podría tener antes de aclarar. Más no tiene sentido y, además, mantener el cabello mojado mucho tiempo no es bueno para la fibra capilar". Así lo explica Caroline Greyl, directora de la firma de cuidados capilares Leonor Greyl.
6. “Las cremas buenas o caras envician la piel y dejan de hacer efecto”. Se lee mucho este titular, o su versión light: "Hay que cambiar de marca para que la piel no se acostumbre y siga mejorando".
LOS MATICES: No hay estudios que avalen que la piel se acostumbre a determinadas cremas y, menos aún, que entienda de precios. “La elección de cada producto debe ser valorada en cada caso dependiendo del tipo de piel, edad y sexo de la persona para conseguir la satisfacción esperada”, señala la doctora Paula Rocabado, especialista en medicina estética y antienvejecimiento del centro Cuerpo Libre de Madrid.
7. “El agua de coco es el nuevo milagro adelgazante”. Una vez superada la fiebre del misterioso “brebaje verde” con el que se pudo fotografiar a celebrities como Jessica Alba o Sarah Jessica Parker. "lo más guay" es dejar la línea en manos de este elemento.
LOS MATICES: Nadie pone en duda de que se trata de un alimento beneficioso para la salud. Y que encontrarse un cocotero en una isla desierta es toda una suerte, pero no es la panacea dietética que nos describen. “Se trata de una moda sin fundamento y no se ha demostrado que, añadido a la dieta, ayude a perder peso”, explica Rebeca Cirujano, coach de salud y belleza. Está claro que pasarse días bebiendo exclusivamente agua de coco adelgazaría, pero nos faltarían proteínas. “El coco es muy hidratante, pero no se trata del alimento hipocalórico que nos hacen creer, ya que tiene mucho aceite”, añade Cirujano. El dietista-nutricionista del departamento de Nutrición y Bromatología de la Universidad de Granada Aitor Sánchez alerta de la "irresponsabilidad" que supone conceder estas 'superfunciones' a cualquier alimento, puesto que a menudo se hace de forma exagerada y poco rigurosa. "Conseguir relaciones entre alimentos y marcadores de salud es muy complicado", zanja.
8. “Es posible recuperar la silueta una semana después de dar a luz”. Que quede muy claro. La figura con la que muchas famosas se pasean por la alfombra roja días después del parto es obra del photoshop, de las milagrosas fajas de cuerpo entero o de ambas, en la mayoría de los casos.
LOS MATICES: Es imposible. Incluso en el caso de mujeres que solo hayan engordado 5 kilos durante el embarazo. Ni aunque se muden con el retoño a una clínica de medicina estética y se enchufen a todos los aparatos habidos y por haber –puede hacerse en cuanto se salga de la clínica-, o no coman más que preparados dietéticos en días. La doctora Purificación Espallargas , especialista en Medicina Estética y Ginecología, zanja la cuestión a golpe de anatomía: “El útero tarda un mínimo de 40 días –en el caso de que no se opte por la lactancia materna- en volver a su sitio. Mientras tanto, estará situado a la altura del ombligo. Si se marca cintura, es porque hay una faja por medio”. Además, hay que tener en cuenta los picos hormonales que se experimentan con la subida de la prolactina y que provocan una importante retención de líquidos.
9. “Las cremas con parabenes son malas”. En el momento en que un determinado producto presume de estar “libre de parabenes”, es lógico que se despierten las dudas respecto a los que no lo están. La corriente eco tiene parte de culpa, pero por otra parte, la prensa no ha hecho sino echar leña al fuego, llegándoles a señalar como responsables del cáncer.
LOS MATICES: Los parabenes son dañinos si se tiene alergia o intolerancia concreta a estos conservantes. Pertenecen a la familia de alquil-ésteres del ácido para-hidroxibenzoico, y se trata de moléculas inodoras, incoloras, no volátiles, eficaces en un amplio margen de pH, muy económicas y eficaces frente a muchas bacterias que, de otro modo, se comerían nuestras cremas o máscaras de pestañas. Su uso está tan extendido que la FDA les coloca en el segundo puesto dentro de los ingredientes más comunes en las formulaciones cosméticas, siendo superados únicamente por el agua. El doctor Conde-Salazar, jefe de Dermatología del Hospital Carlos III de Madrid, deja bien claro que su uso no es peligroso: “Los parabenos son unos sensibilizantes débiles, y solamente pieles sometidas a una aplicación repetida de múltiples alérgenos tendrían un umbral lo suficientemente bajo como para provocar una reacción positiva”.
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