El reinado de Gerard Butler
Sus abdominales conquistaron la gran pantalla en ‘300’, el inicio de sus taquillazos Nueva hazaña: el fichaje por Hugo Boss para encarnar al héroe moderno
Desde que el rostro del actor escocés Gerard Butler (Paisley, Reino Unido, 1969) se coló en los cines de todo el planeta en 2006 como el musculoso rey Leónidas de 300, su nombre ocupa un podio en el batallón de los más buscados de su generación. En Hollywood tiene fama de conseguir el lleno en las taquillas, y no hay nada que una industria en crisis como la del celuloide respete más que a quienes son capaces de hacer engordar sus arcas. El público lo conoce por sus películas de acción (como Un ciudadano ejemplar, que estrenó en 2009) y las comedias románticas que protagoniza (al estilo de Posdata: te quiero, rodada en 2007). Dos géneros populares que han hecho que hoy su rostro sea lo suficientemente conocido como para que una marca internacional como Hugo Boss le contrate para promocionar uno de sus productos estrella, el perfume Boss Bottled. Y, al menos durante la presentación de la campaña en Londres el pasado julio, este actor alto, atlético, atractivo y de sonrisa seductora no defrauda: ejerce de embajador de la marca con el mismo talento que despliega en la gran pantalla dando puñetazos para salvar el mundo o conquistando al amor de su vida a golpe de sonrisas.
Un día después el actor y su inseparable agente nos reciben en una suite con vistas al Támesis para hablar de su carrera. Su trayectoria se escapa de lo habitual: hasta los 27 no se subió a los escenarios, ya que estaba a punto de convertirse en abogado. “En Escocia la idea de ser actor era poco realista. Solo tenemos a Sean Connery. A lo más que podían aspirar el resto de intérpretes escoceses es a tener un papel de criminal o borracho en series británicas. Además, en el mundo en que me crie ser médico o abogado era importante, así que no dudé en tomar ese camino”.
Aroma con estrella
Antes de la llegada de Gerard Butler como imagen de la fragancia, futbolistas como Joe Hart, Thiago Silva o Sergio Ramos ya habían protagonizado campañas para Boss Bottled (a partir de 46 euros). También estuvo en plantilla el actor Ryan Reynolds, encargado durante varios años de dar vida a esa suerte de hombre moderno con vocación atemporal que tiene en su neceser este perfume de Hugo Boss.
Su envase, con forma de campana, no solo se ha convertido en icono de una generación, sino que ha dado pie a la casa a crear dos nuevos aromas asociados a Boss Bottled: Sport y Night. Por otra parte, la composición olfativa, creada por Annick Menardo en 1998, mantiene los mismos ingredientes desde su lanzamiento: combina una base amaderada con los aromas de la manzana, el limón y la ciruela.
Una semana antes de licenciarse en Derecho, tras una juerga desmedida, el aspirante a abogado fue despedido del bufete en el que trabajaba cerrándose así la puerta al título que casi tenía entre sus manos. “Creo que uno no debe arrepentirse de nada hasta su muerte, pero en ese momento pensé que era el peor día de mi vida. Sin embargo, hoy lo veo como el mejor de mi existencia porque ahora adoro lo que hago y entonces lo odiaba. De alguna manera el universo me dejó ir en busca de lo que me gustaba”. No tardó en dejar Glasgow e instalarse en Londres donde la casualidad (servir cafés durante un casting) le llevó a conseguir su primer trabajo como actor en la obra Coriolano, de Shakespeare, que años después también volvió a interpretar en el cine. En su siguiente proyecto en el teatro se metió en la piel del yonqui Renton, en Trainspotting (1996). Así entró en el circuito de audiciones y consiguió pequeños papeles en el cine y la televisión. Pero Butler aspiraba a mucho más, así que en 2000 se mudó a Los Ángeles. “Hollywood es como la fama. Tiene cosas buenas y malas. Es un lugar maravilloso que te permite conocer gente fascinante y hacer cosas muy creativas, pero también es un sitio lleno de tráfico y edificios feos. Aprendes a convivir con ambas cosas”.
El reconocimiento global le llegó en 2007 con su encarnación del rey Leónidas en el taquillazo 300. A partir de ese momento el físico de Butler, que la cinta exhibió con premeditación y alevosía, se puso de moda. “He hecho películas basadas en Shakespeare (Coriolano), de animación (Cómo entrenar a tu dragón) y otras que tú igual no has visto (El fantasma de la ópera), pero no estoy encasillado. Todos los rodajes son diferentes”.
Nunca estudió interpretación, pero asegura que trabajar con otros talentos le ha enseñado mucho. “He trabajado con coaches y he compartido set de rodaje con unos cincuenta ganadores de Oscar, de todos ellos aprendes muchísimo por ósmosis”. No ha coincidido, sin embargo, con sus favoritos: Paul Newman y Steve McQueen. Hasta las estrellas de Hollywood tienen sueños incumplidos. Aunque Butler se queja poco: “Soy un tipo afortunado”, sentencia.
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