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África No es un paísÁfrica No es un país
Coordinado por Lola Huete Machado

'Techies', 'geeks' y otras mujeres africanas

Ángeles Jurado

Las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) conforman un sector que contribuye a entre un 6 y un 8 % del PIB de países como Costa de Marfil (cifras gubernamentales) y en el que, según algunas estimaciones algo imprecisas, las mujeres están presentes en apenas un 15 % de los empleos. Se trata de un sector en expansión, con su propio ministerio en muchos países africanos y que supone una de las apuestas fuertes de los empresarios y las sociedades civiles del continente. También de sus gobiernos, aunque no se atajen males como los constantes cortes de corriente eléctrica, las tarifas abusivas y las malas conexiones. No en vano, el ministro de las Tecnologías de la Información de Costa de Marfil, Bruno Koné, afirmó recientemente que "las TIC van a convertirse en un catalizador del empleo en los países africanos y particularmente en Costa de Marfil''.

La community manager de la African Innovation Foundation en Abiyán, Sarah Clavel (Abiyán, 1992), advierte que existe un enorme potencial en las TIC para los países africanos, pero apunta también que sólo Ruanda está aprovechándose de él plenamente. "Incluso desde una perspectiva de open data en África, existen posibilidades como permitir a los estadísticos que puedan crear modelos predictivos para enfermedades, por ejemplo. Y no hablemos de gobernanza", aventura por correo electrónico cuando se le interroga sobre las posibilidades de las TIC en el continente.

Marc Mcilhone, editor de The Brains Network Ltd, coincide con ella: el sector tecnológico abre múltiples oportunidades para África. Sin embargo, él pone condiciones: para que se conviertan en desarrollo real es necesario que el género y las políticas paritarias sean centrales en el proyecto de sociedad de los gobiernos africanos. "El modelo tradicional de la mujer que se queda en casa cuidando de los niños, ocupándose de las tareas domésticas y quizás de la agricultura mientras se espera que el padre traiga el dinero a casa debe cambiar", apunta, categórico. "Países como Sudáfrica y Botsuana lo hacen bastante bien al liderar ese camino, incorporando a muchas mujeres en puestos de responsabilidad en el gobierno". Casualmente, la ejemplar Ruanda de la que también habla Sarah es un país donde una legión de mujeres ocupa puestos de responsabilidad en gobierno y administraciones públicas. Y no existe, quizás, mejor territorio para echar abajo las barreras del sexismo que la tecnología.

Ya lo explicaba Rebecca Enonchong (Camerún, 1967) en otra entrada de este blog: la tecnología es el gran igualador. "Más mujeres deberían meterse en tecnología", enfatizó entonces. "Cuando alguien se baja una aplicacion de iTunes, no le importa quién la creó, sólo quiere que sea increíble. Es una oportunidad para las mujeres de mostrar sus habilidades, llegar al éxito sin que nadie las pare. Las diferencias están en otros aspectos del negocio tecnológico. Por ejemplo, es casi imposible para las mujeres del sector conseguir financiación para sus empresas. Hay una discriminación extrema en los servicios financieros para emprendedoras y eso daña a toda la comunidad, incluida la tecnología aunque no solamente ese campo". Rebecca también defiende que las mujeres no tienen por qué centrarse exclusivamente en proyectos sociales o de servicio a la comunidad y que el ánimo de lucro es un móvil perfectamente válido como motivación para las techies africanas.

Veamos más datos y nombres concretos. Según un informe de la International Youth Foundation publicado en 2009, las mujeres senegalesas ocupan el 35 % en el sector de las nuevas tecnologías, un terreno con futuro para el país puesto que representa, de acuerdo con las estimaciones del McKinsey Global Institute del año pasado, un 3,3 % del PIB. Allí se asienta un hub tecnológico, Jjiguene (mujer en wolof), cofundado por cuatro mujeres y que se instala en Dakar para ayudar a las techies locales a hacerse hueco en un entorno eminentemente masculino. A su cabeza figura una bloguera y gurú tecnológica: la senegalesa Marieme Jamme. Marieme es otra de esas emprendedoras ubicuas del continente africano, conocida por ser cofundadora y directiva de Africa Gathering, una plataforma global digital que promueve la interacción de emprendedores africanos y que intenta facilitar el camino hacia el desarrollo del continente con los pies firmemente enterrados en el territorio de las nuevas tecnologías.

La inmersión de Marieme Jamme en el universo de las tech hub y su trabajo clave al frente de la revolución tecnológica que está transformando África le ha garantizado su inclusión en todas las listas de influyentes en el sector. Network Africa la menciona en un artículo en el que nombra a algunas de las mujeres que sirven de punta de lanza en el terreno de las nuevas tecnologías en el continente africano. Hay miles, pero sólo nombra a diez (mayoritariamente anglófonas), incluida esta senegalesa: Judith Owigar (JuaKali), Barbara Mallison (Obami), Rebecca Enonchong (AppsTech), Anne Amuzu (Nandimobile), Divine Ndhlukula (SECURICO), Julia Rotich (Ushahidi), Emma Kaye (Triggerfishy Animation y Takalani Sesame), Clarisse Iribagize (HeHe Ltd) y Nkemdilim Uwaje Begho (Future Software Resources Ltd). Es obvio para cualquiera que se interese en el tema y curiosee en Twitter o las publicaciones especializadas, que podrían añadirse docenas de nombres a esta lista.

"Las reglas de la emprendeduría son universales", precisa por correo electrónico Nnenna Nwakanma, una de las referencias en nuevas tecnologías en África que faltan en la lista de ese artículo. Nigeriana basada en Abiyán, es una activista del software libre y hace nada que pronunció la conferencia inaugural de NETmundial en Sao Paulo, a tres pasos de Dilma Roussef. Representaba a la sociedad civil. Nnenna está directamente implicada en el nacimiento y la trayectoria de iniciativas como The Free Software and Open Source Foundation for Africa, The Africa Network of Information Society Actors y African Civil Society for the Information Society. Es una auténtica celebridad, una gurú del sector habitual de aeropuertos, conferencias y encuentros de alto nivel por todo el planeta. Ahora ostenta el puesto de coordinadora para África de la World Wide Web Foundation y mantiene una consultoría, entre otras cosas.

Para esta experta, el acrónimo TIC hace referencia a herramientas que pueden apoyar la formación, permitir a sus usuarios que exploren el mundo y se deshagan de mitos, garantizar una mejor comprensión del mundo real y aumentar una suerte de formación global de los ciudadanos. "El mundo TIC es el mundo de la extra-territorialidad ¡Hay que pensar a lo grande siempre! Hace diez años, Sudáfrica estaba a la cabeza de la innovación TIC en nuestro continente, pero ese lugar lo ocupa ahora Kenia, un país que ha sabido ver más allá. Países como Mauricio, Ruanda y Cabo Verde también están haciendo grandes cosas". Es obvio que en ese mundo global donde no existen fronteras y prima la colaboración y el intercambio de experiencias y formación, tampoco existe el género: un simple cromosoma se convierte en algo irrelevante.

Nada está escrito en las TIC africanas, todo está por hacer y cualquiera puede hacerlo, como se puede conjeturar de las palabras de Rebecca y Nnenna. Es un sector en plena ebullició, que busca conexiones globales y soluciones locales. Sin embargo, también es cierto que el África francófona parece algo descolgada de la evolución del sector en el continente, si exceptuamos a países con una alta motivación y una buena cantera de emprendedores con iniciativa, como Costa de Marfil o Senegal.

"Hay una diferencia aparente, la representación insuficiente de los actores francófonos", admite Sarah Clavel. "Antes creía que se debía al dominio del inglés como lenguaje técnico, el acceso más complicado a la financiación o la aproximación cultural a la innovación, pero me estoy dando cuenta de que los anglófonos son simplemente mejores a la hora de vender historias. Ambos mundos innovan, Nigeria obviamente produce más porque existe una masa crítica de innovadores mayor, pero creo que todos los países sufren la falta de 'suficientes innovadores propiamente dichos', con la excepción quizás de Ghana y Marruecos. Ambos países parecen más tranquilos que Kenia o Sudáfrica, pero sus gobiernos invierten mucho en estudios y formación y eso, para mí, es la llave del éxito".
Otra techie reconocida, Edith Brou (Abiyán, Costa de Marfil, 1984), se muestra combativa cuando se le interroga por las posibilidades que las TIC abren para las mujeres. "La web es femenina", afirma, rotunda, cuando se le pregunta por el papel de las africanas en este contexto concreto. "Las mujeres utilizan mejor las tecnologías que los hombres cuando se les muestran buenas prácticas, sobre todo en materia de negocios. Las techies marfileñas se reúnen en eventos que les son propios pero no es algo tan visible. En la comunidad web femenina hay muchas emprendedoras que luchan a diario para vivir de los frutos del ecosistema digital".

La invisibilidad del colectivo web femenino en África, sin embargo, puede estar convirtiéndose en cosa del pasado. Y las nuevas generaciones vienen pisando fuerte, como lo demuestra el caso de la también marfileña Fleure N'Doua (Abiyán, 1990), que acaba de recibir el Premio de Excelencia de la Presidencia de su país. Fleure llegó al universo TIC en julio de 2012, con apenas 22 años, procedente del sector de la filología. En dos años, ha creado numerosas páginas web para particulares, empresas e incluso el gobierno, entre las que destaca www.sportif225.com.

"Tras ganar el concurso Startup week-end, me di cuenta de que podía realmente lanzar algo que me permitiera trabajar en lo que amo, en concreto el deporte", apunta por correo electrónico desde su país. "Creo que los gobiernos africanos están tomando una conciencia real de las TIC y del poder de las redes sociales, puesto que existen más iniciativas gubernamentales en ese sentido: concursos de start up, lanzamiento de incubadoras de proyectos o de programas de acompañamiento. Incluso si hay expertos que lo consideran insuficiente, creo que hay que felicitarse por esa toma de conciencia. Después vendrán la experiencia y la adaptación a las expectativas reales de nuestros países".
En cualquier caso, la nómina de gurús e innovadoras de las TIC crece en África y la keniata Ory Okolloh, cofundadora de Ushahidi, no está sola, desde hace tiempo, en un mundo "testosteronizado". A las mujeres que hemos nombrado en esta entrada se van añadiendo más nombres. Ingrid Vanderveldt, Magatte Wade, Assina Kahamba, Danielle Akini, Phonsia Odingui, Audrey Ehouma, etc. etc. etc.
Las redes sociales, la blogosfera e internet están adquiriendo, en el caso africano, cara y cuerpo de mujer.

Más información:

It's not a man's world: The African women breaking down tech barriers

Enabling African women to deliver enterprise success

Tech can give women the space to fight for their rights

Textos firmados por Mariéme Jamme en The Guardian

Una tutoría con @Africatechie

La red marfileña (2): #CivSocial y la revolución Akendewa

La red marfileña (4): las amazonas de la blogosfera

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Sobre la firma

Ángeles Jurado
Escritora y periodista, parte del equipo de comunicación de Casa África. Coordinadora de 'Doce relatos urbanos', traduce autores africanos (cuentos de Nii Ayikwei Parkes y Edwige Dro y la novela Camarada Papá, de Armand Gauz, con Pedro Suárez) y prologa novelas de autoras africanas (Amanecía, de Fatou Keita, y Nubes de lluvia, de Bessie Head).

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