Novena avenida
Estamos frente a una generación totalmente escéptica de la primacía cultural de EE UU Una generación para la cual es inconcebible pensar el mundo desde la Novena Avenida
En marzo de 1976 el New Yorker sacó una portada satírica que se volvió un clásico inmediato, y que sigue circulando hoy entre estudiantes de humanidades y aficionados a la arqueología de la cultura impresa del lejano siglo XX. La portada, una ilustración de Saul Steinberg, muestra un mapa del “mundo” visto desde la Novena Avenida neoyorquina. En primer plano vemos, en cuidadoso detalle, las últimas avenidas del oeste de la isla, seguidas por el río Hudson. En un segundo y lejano plano, un rectángulo representa esquemáticamente el resto del país, con sus dos fronteras. A lo lejos, tras un raquítico Océano Pacífico, casi invisibles e indistintos, están Japón, China y Rusia.
Hace unos días pedí a mis alumnos de Columbia University –jóvenes desvelados de entre 17 y 19 años de distintas partes de EE UU– que miraran la portada y me dieran sus impresiones. En perfecto español, una alumna dijo: “Somos un país de egocéntricos, vivimos en la creencia de que el resto del mundo no tiene importancia”. Otro siguió: “Los sesgos con que comunidades crean mapas nos ayudan a entender sobre todo a sus creadores: este mapa nos pone un espejo enfrente”. Otra anotó que estaba dibujado de espaldas a Europa.
El mapa de Steinberg, ‘View of the World from 9th Avenue’, fue en su momento un excéntrico y agudo comentario crítico. Hoy sería imposible una portada como aquélla. Imposible hacer ese chiste, porque los chistes que se entienden sin ningún esfuerzo no dan risa. Lo que antes era una excepción de la izquierda ilustrada neoyorquina, tal vez sea ahora moneda corriente. En los años que llevo dando clases en EE UU, me ha quedado claro que la actitud autocrítica de los jóvenes es un punto de partida y no un fin último de la educación universitaria. Estamos frente a una generación totalmente escéptica de la primacía cultural de EE UU. Una generación para la cual es inconcebible pensar el mundo desde la Novena Avenida.
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