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El ‘moderno tropical’ de Luanda

En la capital de Angola se desarrolló una experiencia urbanística revolucionaria de 1950 a 1975 definida por su funcionalidad, apertura a la tecnología, visión global y servicio a la sociedad

Ángeles Jurado

Pilotis y rampas, pasadizos porticados para trabar conversación y curiosear las mercancías de los vendedores ambulantes, el paso humano como medida, juegos de volúmenes y formas geométricas, brise soleis y celosías, azulejos, murales, mestizaje y mezcla de clases, espacios privados y comunes interconectados, elementos voladizos preparados para seguir la trayectoria del sol y hacer frente a las repentinas lluvias tropicales.

Nos encontramos en Luanda (Angola), una de las ciudades africanas en las que se desarrolló una experiencia urbanística revolucionaria entre 1950 y 1975: el moderno tropical.

Centro de Investigación Científica de Angola. António Campino, 1969
Centro de Investigación Científica de Angola. António Campino, 1969

El moderno es una filosofía que se hizo hormigón armado y vida gracias a la influencia de genios como Sert y Le Corbusier, a las clases en la escuela de Oporto de arquitectura y a la pasión de un puñado de jóvenes arquitectos idealistas portugueses como Vasco Viera da Costa, Castro Rodrigues o Simões de Carvalho. Profesionales progresistas con hambre de cambiar el mundo y que, enfrentados a la perspectiva de languidecer bajo la férula asfixiante del régimen salazarista en Portugal, optaron por una vía de escape vital y profesional: las colonias lusas en África. El resultado de esta feliz confluencia de factores fue que, mientras las calles de la post-guerra en Portugal, Italia o España se poblaban con mamotretos mastodónticos a mayor gloria del tirano de turno, ciudades como Beira, Huambo, Mindelo o Lobito se dejaron seducir por el moderno tropical.

En la práctica, el urbanismo moderno que se da en ciudades como Luanda se caracteriza por ser parte de un modelo de ordenación y urbanismo más amplio, por adaptarse a la cultura, el clima, los materiales y la idiosincrasia de las urbes donde se desarrolla y por su eficiencia energética y mínimo impacto ecológico. Le definen la ética de la funcionalidad, la apertura a la tecnología, la visión global y la idea de servicio a la sociedad. El moderno tropical es, por definición, funcional, racionalista e internacionalista. También, radicalmente revolucionario.

Iglesia de la Sagrada Familia. Sabino Correia y Sousa Mendes, 1960-1964
Iglesia de la Sagrada Familia. Sabino Correia y Sousa Mendes, 1960-1964

"El moderno tropical es una forma de conceptualizar la ciudad con poca demanda energética –señala el arquitecto Paz Núñez Martí (Madrid, 1971)– Demuestra que se puede trabajar en una arquitectura sencilla, bien diseñada, con materiales locales y transportes baratos y que tenga una mínima dependencia energética. Parasoles, alturas en los pisos y otras soluciones consiguen crear ventilaciones cruzadas, aprovechar la brisa del mar y evitar el aire acondicionado. Además, es una filosofía que propugna una comunión entre lo edificado y lo urbano y donde es fundamental tomar la calle. Los barrios residenciales del moderno tropical se diseñaban en varias alturas y superficies. No se segregaba a la gente por el poder adquisitivo: todos vivían en la misma zona residencial, pero en tipos de vivienda diferentes. En la Luanda del moderno tropical se puede pasear durante kilómetros refugiándose en soportales, de manera que no te empapa la lluvia ni te achicharra el sol. No hay dependencia tampoco del coche, porque la ciudad se puede caminar. Y, por supuesto, el moderno tropical tiene una clara preocupación estética y busca la belleza. El ideal de ciudad elegante y digna".

Hotel Presidente Meridien. António Campino, 1960
Hotel Presidente Meridien. António Campino, 1960
Edificio de Anangola. Vasco Vieira da Costa, 1963
Edificio de Anangola. Vasco Vieira da Costa, 1963

Paz y Roberto Goycoolea Prado (Santiago de Chile, 1956) aterrizaron en Luanda en el año 2002. Se encontraron con una megalópolis portuaria derramada entre el Atlántico y los ríos Bengo y Kuamza, que salía del túnel de cuatro décadas de guerra. Ellos arribaban en el marco de un proyecto de fortalecimiento de la sociedad civil a través de las universidades, preocupados por temas como la habitabilidad básica, el hábitat y la erradicación de la pobreza.

Luanda tiene un rostro duro, de líneas agresivas. Es una de las ciudades más prohibitivas del planeta, un atasco interminable trufado de coches de lujo, el sol del trópico restallando contra los rascacielos de cristal. Pero Paz y Roberto tuvieron la suerte de que se desnudara de artificios para ellos y de que les mostrara uno de sus tesoros secretos: el ingente legado del moderno tropical, preservado de puro milagro de la guerra para fajarse a estas alturas de siglo con la especulación neoliberal.

Museo de Historia Natural. Fernando Batalha, 1956. Luanda.
Museo de Historia Natural. Fernando Batalha, 1956. Luanda.

Modernidad ignorada

La fascinación de Paz y Roberto por el moderno tropical fue inmediata y con vocación de amor para toda la vida. En el año 2009 comenzaron a trabajar en la catalogación de sus edificios en Luanda, su investigación y análisis. De su minucioso repositorio surgió el proyecto La Modernidad Ignorada, posibilitado gracias a una alianza entre la Universidad Agostinho Neto, la Politécnica de Lisboa y la de Alcalá. Su labor no sólo pasa por la catalogación: denuncian el abandono de este patrimonio de la Humanidad, proponen su restauración y preservación y siguen descubriendo piezas únicas, hermanadas con el Cine Miramar, el Edificio Cirilo o el tristemente desaparecido mercado Kinaxixe.

Teatro Nacional 'Chá de Caxinde'. Vasco Vieira da Costa, 1932
Teatro Nacional 'Chá de Caxinde'. Vasco Vieira da Costa, 1932

"Estuvimos en Luanda a finales del año pasado para presentar el libro y el proyecto –explica Paz, por teléfono, desde Madrid– Hacía ya cinco años que no pisábamos Angola y nos dimos cuenta de lo rápidamente que está cambiando Luanda. Están construyendo a toda velocidad, pero con criterios que poco tienen que ver con el moderno tropical. Rascacielos con fachadas de cristal, edificios dependientes energéticamente del petróleo, con aire acondicionado. El patrimonio del moderno tropical se está degradando rápidamente también, porque no se invierte en su conservación. Se está demoliendo para mantener esa imagen más moderna, de ciudad tecnológica. Es un crecimiento que no se basa en la ciudad, si no en los edificios aislados que surgen como champiñones en un bosque".

Paz explica que Angola y la República Democrática del Congo son los países más ricos en recursos de África, pero que también sufren una carencia dramática de infraestructuras. Luanda pasó rápidamente de apenas medio millón de habitantes a seis millones y medio ¿La causa? El éxodo rural provocado por la guerra constante. Angola ostenta el triste récord de haber sufrido el conflicto más largo que haya azotado el continente africano: primero, la devastadora guerra colonial contra Portugal que desangró al país entre 1961 y 1975 y, sin pausa ni respiro, una cruenta y casi eterna guerra civil. Luanda no tuvo tiempo ni recursos para adaptarse a las expectativas de sus habitantes y el crecimiento salvaje coincidió con los últimos coletazos del moderno tropical y con el laberinto de la guerra.

Interior Hotel Meridien
Interior Hotel Meridien

Hoy en día, el dinero y los intereses políticos están dando forma a una Luanda que se mira en Dubai y donde la especulación no respeta ni la Historia ni las vidas humanas. La ciudad se debate entre musseques de madera y uralita y condominios cerrados en los que se atrinchera la clase pudiente. Un escenario inhóspito para los luandeses y el moderno tropical, al que se achacan valores coloniales por desconocimiento y que pierde terreno no sólo frente a los rascacielos sino también frente a otros legados arquitectónicos, como el del estado novo.

Sin embargo, el moderno tropical sigue haciendo guiños desde mil esquinas del continente africano: un pedacito único de la historia de la arquitectura universal y un retazo de utopía a rescatar y replicar sobre pilotis y bajo porches voladizos.

"En este último viaje hemos descubierto más edificios y más urbanismo todavía –apunta Paz, optimista– Hemos podido pasear y encontrar más zonas sociales, más avenidas para patear la ciudad y más barrios impregnados del moderno tropical. Como la Avenida de los Combatientes, bastante céntrica y que no sólo es una vía: es una zona residencial con una unidad estética, con carácter unitario y un criterio de belleza. Muy bien diseñada y, sobre todo, con mucha vida".

La Modernidad Ignorada no sólo intenta poner en valor el legado urbanístico del moderno tropical en los países lusófonos africanos. También pretende romper con la imagen estereotipada de ciudades como Luanda y restituirles la humanidad de la que las dotaron los edificios y espacios que proyectaron Vasco Viera da Costa, Castro Rodrigues o Simões de Carvalho.

Exposición que organizó Casa África sobre sobre arquitectura moderna de Luanda.


Más información en modernidadignorada.com

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Sobre la firma

Ángeles Jurado
Escritora y periodista, parte del equipo de comunicación de Casa África. Coordinadora de 'Doce relatos urbanos', traduce autores africanos (cuentos de Nii Ayikwei Parkes y Edwige Dro y la novela Camarada Papá, de Armand Gauz, con Pedro Suárez) y prologa novelas de autoras africanas (Amanecía, de Fatou Keita, y Nubes de lluvia, de Bessie Head).

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