Impensable en España

La lectura de la entrevista (19 de enero de 2014) a Israel Ruiz, vicepresidente ejecutivo y tesorero del Instituto Tecnológico de ­Massachusetts (MIT), produce sentimientos agridulces.Por un lado, de satisfacción y sano orgullo de que un español ocupe ese puesto en uno de los centros educativos más ­importantes y prestigiosos del mundo; y por otro, de tristeza por la firme convicción de que los proyectos innovadores y emprendedores que él gestiona y promueve desde su cargo, por ejemplo, a través de la plataforma online edX para revolucionar y optimizar la educación tradicional, resultan totalmente impensables en nuestro país.

Y no solo por su elevado coste, sino porque proyectos ambiciosos a largo plazo de este tipo son incompatibles con políticos mediocres cuyo máximo objetivo es alcanzar logros para ganar las siguientes elecciones…

En efecto, como él dice, la educación es el factor más poderoso para cambiar el mundo. Así que es lógico y comprensible que también diga que su proyecto “aquí no podría hacerlo nunca”, y por tanto volver ni se lo plantea. Inteligente y sensata decisión. / Correo electrónico.

Menos ideologías

Por Gloria Santa Palao, (Yecla, Murcia)

Con este comentario simplemente me gustaría dar las gracias a Ana Carbajosa por su excelente trabajo en Segunda vida siria en Suecia (El País Semanal del 12 de enero). Gracias por cambiar nuestra perspectiva, por hacer que solo por un instante dejemos de darle importancia a todos esos “problemas” que nos atormentan la vida cotidiana, y nos demos cuenta de la suerte que tenemos al poder estar sentados cómodamente en el sofá leyendo este artículo.

Personalmente puedo decir que leerlo me ha producido envidia sana por esta medida sueca respecto a los refugiados sirios. Con esto no quiero decir que España deba “copiar y pegar”, ya que, por lo poco que entiendo de política, cada país es un mundo; simplemente creo que deberíamos pensar más en las personas y menos en las ideologías.

Solo espero que se siga haciendo periodismo que abra los ojos y la mente de la sociedad europea para que, aunque sea una vez a la semana, nos refresque en nuestra memoria occidentalizada el concepto de humanidad.

Susurros a la carta

Por Carmen Villar, (Barcelona)

Considero obligatorio apelar a la valía de ese singular escritor que es Juan José Millás, que, ciñéndose a pocas líneas, es capaz de interpretar y expresar a los lectores de El País Semanal los entresijos que esas imágenes impresas entrañan, ¡y todo ello con maestría y gracejo! ¡Bravo, señor Millás! Qué gran verdad la del genial autor en Una forma de antifaz, del 19 de enero.

El revelador texto de hoy no tiene desperdicio. “Hay pocos gestos tan simbólicos del modo en que somos gobernados”, dice el autor en el inicio. ¡En efecto, querido escritor! Podría ser algo así como: por lo bajini, las paredes oyen, sin dar la cara… A la par que excluyente y de pésima educación, susurrando secretos…

Pero esa casta política ¡cuánto nos ha decepcionado!; el hartazgo de los ciudadanos es descomunal: corrupciones, secretismos inconfesables, argucias reiteradas, tejemanejes y arbitrariedades. ¿Alguien da más? ¡Qué distinto se hubiera dibujado el panorama si los mandatarios se dejaran de milongas y se dedicaran a gobernar con mayúsculas!

Pero, claro, para ello habría que tener conciencia política y social, amén de una óptima gestión de gobierno. ¡Y eso, a las pruebas me remito, es como pedir peras al olmo!

Un Toledo más real

Por Concha Aranda, (Toledo)

Amo Toledo y ser toledana, por eso he leído con mucha atención el reportaje sobre la mirada de artistas al Toledo de El Greco (El País Semanal del 19 de enero). Me doy cuenta de que ninguna de las personas que aparecen en el texto ha nacido o vivido en la ciudad. Todo parece tan bonito…

La impresión que saco después de la lectura es que toda esa gente que ama el arte (yo misma estudié en la maravillosa Escuela de Artes de Toledo) pretende seguir disfrutando del Toledo artístico, monumental y romántico, ahora con la excusa de tan excelsa celebración.

No estoy en contra del tributo que se le está haciendo a El Greco, pero yo les diría a todos estos artistas que se pusieran en el lugar de los toledanos, que durante años hemos tenido que soportar que hordas de turistas se parasen debajo de nuestras ventanas a escuchar los cientos de mentiras y verdades a medias que les cuentan los guías en todos los idiomas; que tenemos que pagar a precio de turista el poder tomarnos un café en la plaza de Zocodover o en cualquier bar de la Judería…; que muchos jóvenes tuvimos que abandonar el casco antiguo porque las casas se dejaban en la ruina o se fragmentaban en apartamentos a precio de chalet de lujo; que no podemos hacer la compra porque se triplica el precio de los productos de primera necesidad; que han desaparecido las tiendas de barrio en favor de las de souvenirs.

Yo no sé si El Greco se hubiera quedado a vivir en Toledo en estas circunstancias.

Supongo que la gente pensará que tenemos que pagar un precio pequeño por el privilegio de vivir en una ciudad monumental y que recibir turistas nos hace más ricos… en todos los aspectos. Bueno, mi familia y yo tuvimos que abandonar el casco y mudarnos a un barrio más humilde donde no llegan las celebraciones de El Greco, ni los turistas, ni los damasquinos, ni las peleas de la presidenta de la comunidad y del alcalde de Toledo; donde tenemos jardines abandonados, calles destrozadas, suciedad, falta de asistencia sanitaria… En fin… Amo Toledo.

Groucho Marx y el PP

Por Antonio Villena, (correo electrónico)

Al hilo del artículo de mi admirado Javier Marías Pequeño comentario de texto (El País Semanal del 19 de enero), pienso que si Groucho Marx viviera, sin duda sería contratado por el PP, pues les sacaría (dialécticamente hablando) de los mil y un líos que tienen día sí, día también.

No cabe duda de que en las comparecencias ante los medios de comunicación o en los juzgados, Groucho, con ese humor que parece absurdo, pero que siempre es inteligente, les dictaría respuestas impagables, del estilo de “La parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte”.

Parafraseando al genial Groucho, también debieran suscribir, si su ceguera ante el dinero fácil se lo permitiera, aquello de “Nunca pertenecería a un partido que admitiera como miembro a alguien como yo”.