Una forma de antifaz
El presidente del Gobierno se cubre la boca para hablar con el presidente del Tribunal Consitucional. ¿Qué hay del refrán que dice que los secretos en reunión son una falta de educación?
Hay pocos gestos tan simbólicos del modo en que somos gobernados. Una autoridad se dirige a otra autoridad en un acto público cubriéndose la boca, por si del movimiento de sus labios pudiéramos adivinar lo que le dice (qué le dirá, Dios mío). Si tienen miedo de que nos enteremos de sus tejemanejes, limítense a darse los buenos días, coño, pero no hagan estas cosas a la vista de todos. Dice un refrán que los secretos en reunión son una falta de educación. Cuando la falta de educación ocasional se generaliza, se cae en la categoría, y ustedes se han instalado ahí, en la categoría obscena, haciéndonos un feo permanente a los que nos encontramos a este lado de la imagen, y formando parte de la reunión por tanto.
Luego está el ejemplo que dan. ¿Se imaginan que los contribuyentes empezáramos a hablarnos de esta forma por miedo a que las cámaras, omnipresentes ya, captaran nuestras conversaciones? La gente bajaría las escaleras mecánicas del metro tapándose la boca, por si hubiera en la sala de control un experto en la lectura de labios. Los novios se cubrirían también al pasar cerca de la sucursal de un banco. Todo el mundo se dirigiría a todo el mundo como el presidente del Gobierno se dirige, en la foto, al presidente del Constitucional. Nos convertiríamos en una sociedad de susurrantes. ¿Por qué? Por si acaso. Porque todo lo que digamos se podrá utilizar en nuestra contra. En cualquier caso, el mismo Gobierno que ha prohibido acudir a las manifestaciones con capucha no debería utilizar esta forma de antifaz en las ceremonias abiertas.
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