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Sí, Latinoamérica también innova

Los expertos alertan de que la región está a la zaga frente a países como Indonesia, Tailandia o Malasia Empresas como Globant, Embraer, Tecsis o Grupo Modelo demuestran que ofrecen mucho más que materias primas

Alejandro Rebossio
Guibert Englebienne, cofundador de Globant, en sus oficinas en Buenos Aires.
Guibert Englebienne, cofundador de Globant, en sus oficinas en Buenos Aires.Ricardo Ceppi

En algunas de sus 20 oficinas en Argentina, Uruguay, Colombia, Brasil, EE UU y Reino Unido pueden encontrarse a dos de sus más de tres mil empleados boxeando en un cuadrilátero. O una sala de música para quienes quieran tocar su instrumento favorito. También hay billar, tenis de mesa o campo de fútbol. Cuando trabajan, crean software para que sus clientes lleguen hasta los consumidores de todo el mundo. Fundada en 2003, la argentina Globant comenzó proveyendo soluciones a la norteamericana EMC, especializada en almacenamiento de información. En 2006, Google decidió que iba a comenzar a adquirir software de otras empresas y la primera elegida fue Globant. Desde entonces ha sido contratada por Teléfonica, BBVA, Nike, Ferrari, los videojuegos de la FIFA, LinkedIn, Coca-Cola, National Geographic o American Express.

El emprendimiento en América Latina. Muchas empresas, poca innovación es el lapidario título de un reciente libro publicado por el Banco Mundial. Sin embargo, compañías como Globant  crean nuevos productos, servicios o procesos capaces de conquistar mercados en la región y fuera de ella. “En Latinoamérica estamos acostumbrados a tener que enfrentar un montón de desafíos”, explica uno de los cuatro fundadores de Globant, Guibert Englebienne, con zapatillas de cuadrados escoceses y camiseta, desde su oficina de Buenos Aires. “La región ha invertido durante décadas en crear talento, en educación pública y gratuita. Ahora hay tecnología que permite crear para los mercados globales. Y para llegar con ella a los consumidores, el diseño es clave y en Latinoamérica hay una larga tradición en la moda, la publicidad, la música”, destaca Englebienne.

En el siglo XXI, Latinoamérica, y sobre todo Sudamérica, se ha beneficiado de precios altos de las materias primas, sostenidos en parte por el apetito de la gran fábrica del mundo, China. Pero ahora que esas cotizaciones han bajado un poco, la región se enfrenta al renovado desafío de producir bienes y servicios que los distingan. Para emprender el camino al desarrollo tampoco basta con la exportación de las maquilas (industrias ensambladoras), como las de México y Centroamérica. Es tiempo de innovar, pero la gran discusión radica en definir qué es exactamente innovación. ¿Se trata de patentar inventos que tarde o temprano sean aplicados en la vida real? ¿Es introducir un producto o servicio en un mercado? ¿Es incorporar tecnología en el proceso productivo, de modo de cambiar la cantidad y la calidad de lo que siempre se hacía? Aquí vamos a referirnos a todas esas opciones. La distinción no es menor porque de acuerdo con ella se llega a conclusiones contrapuestas sobre si la región carece o no de innovadores.

“En varios indicadores de innovación, los países de la región están muy por detrás de otros similares de ingresos medios y medios bajos, como Indonesia, Tailandia y Malasia”, se lamenta Julián Messina, uno de los cuatro autores de la investigación del Banco Mundial. Messina considera que en Argentina la innovación en productos y procesos productivos “no es tan baja como en los demás países” latinoamericanos. En segundo término rescata a Brasil y Chile.

La argentina Globant crea 'software' para multinacionales de la talla de Coca-Cola o Telefónica

La inversión en investigación y desarrollo (I+D) de Latinoamérica es baja, pero además casi toda se financia con dinero público, casi no aporta el sector privado, con el consiguiente impacto en términos de innovación de productos, advierte Messina. Los países latinoamericanos con más I+D son Brasil (donde supone el 1,1% del PIB) y Argentina (0,6%), por debajo de los países de Europa del Este y del Asia más pujante, o de otros como Túnez. También resulta bajo el registro de patentes. El Banco Mundial evalúa las concedidas por EE UU según el país donde reside el inventor. En la medición per cápita, Costa Rica lidera en Latinoamérica, pero va por detrás de Bulgaria, Kuwait y Malasia. Segundo en la región está Chile, por debajo de Rusia, China y Trinidad y Tobago. Tercera, Argentina, aunque superada por Arabia Saudí, Letonia y Polonia.

Casi todos los gobiernos latinoamericanos están aplicando estímulos a la innovación, como financiamiento y cooperación técnica, pero aún no hay evaluaciones sobre su efectividad. “Chile tiene un programa para atraer emprendedores extranjeros. ¿Pero funciona?”, se pregunta Messina. Marco Kayima, uno de los autores del libro Emprendimientos en América Latina. Desde la subsistencia hacia la transformación productiva, que editó en 2013 la Corporación Andina de Fomento (CAF), cita como más exitosas las ayudas públicas de Brasil, Chile, México y Colombia, en ese orden. Kamiya advierte de que mercados concentrados no incentivan la innovacion.

Fernando Fabre, mexicano que preside Endeavor Global, fundación que promueve a exitosos emprendedores de todo el mundo, opina que Latinoamérica no es menos innovadora que EE UU. “Hay innovación por culpa de las malas políticas implementadas: por los malos servicios públicos surgen negocios privados, por las históricas devaluaciones de la moneda se ofrecen servicios y productos baratos, por las crisis de energía se innova con métodos para ahorrarla, como las celdas solares, que no las inventaron los latinoamericanos pero innovaron al aplicarlas. No tenemos presupuestos públicos tan abultados para innovación como los países nórdicos o asiáticos, pero eso no necesariamente se traduce en menos innovación de mercado”, opina Fabre.

Brasil, país donde se inventó el walkman y el teléfono inalámbrico, también ha innovado para convertirse en el tercer exportador mundial de alimentos elaborados, después de la Unión Europea y EE UU, y por encima de Argentina, sexta potencia en la materia. “Brasil algo ha innovado para producir carne vacuna para todo el mundo”, opina el presidente de Endeavor. El gigante sudamericano pasó de importar hace 40 años carne bovina de Argentina a ser el principal exportador mundial en la materia. Uno de los motivos del salto en la producción radica en que comenzó a sacrificar terneros de 12 a 36 meses, en lugar de ejemplares de cuatro años, en lo que constituye uno de los tantos planes experimentales exitosos de la estatal Empresa Brasileña de Pesquisa Agropecuaria (Embrapa). Brasil y Argentina han adaptado la biotecnología a sus campos, lo que también constituye innovación, opina el coordinador del libro de la CAF, Pablo Sanguinetti. “Se innova a partir de las materias primas”, destaca Sanguinetti, y elogia la industria de alimentos de Chile, que también cobija fiascos como el surgimiento y posterior crisis del salmón, vetado en diversos países por contaminación.

Brasil y Argentina son los países latinoamericanos que más invierten en I+D

Brasil también ha innovado con el mayor fabricante mundial de aviones para vuelos regionales, Embraer, fundada por el Estado en 1969 y privatizada en 1994. Al igual que lo ha hecho la estatal Petrobras en exploración y producción petrolera en el mar. Fabre cita otro ejemplo: Tecsis, que fabrica aspas para molinos de energía eólica, cuenta entre sus clientes a GE, Siemens y Alstom y domina el 40% del mercado estadounidense.

“Somos el mayor productor mundial de aspas para turbinas eólicas a medida”, se enorgullece Bento Koike, hijo de japoneses que creó Tecsis en 1995. “Cuando la creamos, no teníamos competencia. Dinamarca hacía aspas en serie. Fuimos innovadores porque el grupo que creó Tecsis venía de hacer tecnología aeroespacial y la aplicamos a la energía eólica. En esa época la competencia usaba tecnología naval. Nuestra supervivencia dependía de encontrar soluciones nuevas”, relata Koike. Su primer cliente fue Enercom, mayor constructora alemana de aerogeneradores, a la que convenció por la tecnología, los costes y la capacidad entonces única de transportar aspas desde tan lejos. “Innovamos al transportar sin riesgo aspas de 20 o 60 metros de largo y patentamos ese proceso. Tenemos muchas patentes”, cuenta el fundador de Tecsis, que emplea a más de 8.000 personas y dispone de 15 plantas en Brasil. “En Latinoamérica en general hay una cultura que acepta más el error, a diferencia de la cultura europea u oriental. Además tenemos buenas relaciones con otras culturas y eso es clave para trabajar con otros países. Nos juega en contra la educación. Brasil tiene universidades muy buenas, pero necesitamos más”, lamenta Koike desde São Paulo.

En México, la tierra donde se crearon el televisor a color, los anticonceptivos y la tecnología para imprimir libros a demanda, también se ha levantado un centro de desarrollo de la industria automotriz en Monterrey. México es además el primer exportador mundial de cerveza con marcas como Corona (conocida en España como Coronita), elaborada por el Grupo Modelo, adquirido en 2013 por la belga AB InBev. “México y Brasil innovan para sus mercados locales, desde la moda hasta la maquinaria, desde la educación y la salud hasta las construcciones modulares de viviendas para la base de la pirámide (social). El resto de los países necesita mirar hacia otros mercados”, observa el presidente de Endeavor, que cita como ejemplo mexicano la cadena de clínicas Imagen Dental: “Instalaron clínicas como fábricas en la frontera de México con EE UU porque un doctor es un doctor en todos lados, pero en esas clínicas a los de Texas les cuesta muchísimo menos. Además atienden mexicanos porque es muy ineficiente el sistema de salud que tenemos”.

“Hace 19 años, para ir a un doctor (dentista) había que ir a diversos lugares cada uno con su especialidad”, recuerda uno de los dos hermanos fundadores de Imagen Dental, Ricardo Villalba. “Nuestra innovación fue poner a todos los especialistas en el mismo lugar. Hoy bajo el mismo techo también tenemos Imagen Óptica e Imagen Auditiva, tres necesidades de la cara. Implementamos procesos, técnicas y materiales de clase mundial, capacitamos médicos, para atender desde la clase media hasta la base de la pirámide de México y EE UU. Hicimos una red de contactos en EE UU para fomentar el turismo médico”, continúa Ricardo, cuya empresa suma 400 empleados y 28 clínicas, de las cuales 26 están en Monterrey y una en la fronteriza Nuevo Laredo. El otro fundador de Imagen Dental, Patricio Villarreal, comenta otra de sus innovaciones: que el servicio sea financiado sin necesidad de tarjeta de crédito, pues muchos mexicanos carecen de ella, sino a través de préstamos de bancos y empresas financieras en plazos que van de seis a 24 meses.

La innovación latinoamericana no está solo en 'software'; también en salud, agricultura o energías renovables

Argentina, la tierra donde se crearon las jeringuillas descartables con aguja incorporada y donde se desarrollan nanosatélites, ha innovado en la industria del vino, al igual que Chile. Ambos países tenían industrias vitivinícolas que se dedicaban hasta los ochenta a su mercado interno, pero invirtieron para mejorar la calidad, introdujeron cepas de otros orígenes, como malbec y carménère, y ahora Argentina es el noveno exportador mundial y Chile, el quinto. Argentina es además el cuarto exportador de servicios audiovisuales, gracias a sus películas, programas y formatos de televisión y anuncios publicitarios. Figura por detrás de EE UU, la UE y Canadá. Además es el séptimo en servicios informáticos. Costa Rica es el décimo.

“Hay que reinventarse permanentemente”, se entusiasma Englebienne, de Globant. “En los Globant Labs (laboratorios) exploramos las tecnologías cuando aparecen para descubrir qué oportunidades ofrecen a nuestros clientes. Cuanta más gente está pensando ideas, mayor es la escala de la innovación. Nuestra compañía está formada por nativos digitales, que son un desafío para las áreas de recursos humanos, pero para nosotros son una bendición, son colaborativos, quieren decidir, hacer carrera rápido, tienen borroneadas las jerarquías y el trabajo y el ocio. Por eso creamos un entorno amigable”, dice el jefe tecnológico de Globant, aunque también enfrente reclamaciones sindicales por salarios y condiciones laborales. “Queremos siempre el desafío. Los aspirantes tienen que hackear la computadora para enviar el currículum. Les damos autonomía, que vengan cuando se les antoje, que elijan en qué proyecto estar, en qué oficina trabajar..." ¿Objetivo? Englebienne no duda: "Queremos ser la mejor compañía del mundo en desarrollo de software”.

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