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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Alarma en Fukushima

La fuga de agua radiactiva compromete la reapertura de las plantas nucleares en Japón

El 11 de marzo de 2011, la costa este de Japón sufrió un violento terremoto seguido de un tsunami de magnitud imprevista que, aparte de cuantiosos daños materiales y personales, desencadenó el incidente nuclear de Fukushima. Cuatro reactores quedaron seriamente dañados, con fusión parcial o total del núcleo, lo que requirió medidas urgentes de refrigeración, que han debido continuarse hasta ahora y deberán continuar en el próximo futuro, para disipar el calor residual.

Las enormes cantidades de agua contaminada resultante se almacenan, hasta poder gestionarlas de forma definitiva, en tanques alrededor del complejo. Pues bien, uno de esos tanques, al menos, ha dejado escapar en los últimos días 300 toneladas de agua radiactiva sin que hubiera ningún sistema de control que permitiese detectar la fuga en tiempo útil, por ejemplo, sensores de nivel en los tanques. Esta fuga ha supuesto el incidente más grave dentro de las secuelas producidas por el accidente.

El que sea el más grave no quiere decir que sea el único, habiéndose registrado, por ejemplo, vertidos significativos y continuados al océano Pacífico. El primer ministro japonés, Shinzo Abe, ha manifestado su desconfianza en la capacidad para gestionar la crisis de la compañía propietaria de la central nuclear, Tepco, y que la Autoridad de Regulación Nuclear japonesa ha ordenado un estudio exhaustivo de toda la gestión del agua contaminada, incluyendo los centenares de tanques que, aparentemente, no tienen pérdidas. Por otra parte, la Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ya destacó, en un informe de mayo, la importancia del problema del agua contaminada y ha ofrecido su asistencia a las autoridades japonesas.

Editoriales anteriores

Este nuevo incidente, cuyas causas no están todavía claras y cuyo desarrollo se desconoce, tiene consecuencias importantes. Por una parte, los países vecinos, especialmente China y Corea del Sur, han mostrado su preocupación por la contaminación del mar y han solicitado explicaciones a Japón. Por otra parte, compromete la previsible reapertura de la mayoría de las plantas nucleares en Japón —muchas de ellas sin ningún problema operativo—, sugerida ante las negativas consecuencias que está teniendo el cierre generalizado del parque nuclear. Consecuencias económicas, pero también medioambientales, dado que la energía de reemplazo procede sobre todo del gas natural, un combustible fósil generador de gases de efecto invernadero.

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