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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El peso del desempleo

Rajoy debe reconsiderar la política de ajuste a la luz de la subida del paro y de los costes sociales

El Gobierno se aferra a la débil explicación de que el paro, aunque sigue creciendo, lo hace con menor intensidad, y encuentra así razones para defender que la reforma laboral acabará por dar resultado. Pero el presente es inmisericorde. El paro registrado en las Oficinas de los Servicios Públicos de empleo aumentó en febrero en 59.444 personas, el número total de parados registrados supera ya los cinco millones de personas y la afiliación a la Seguridad Social sigue hundiéndose (28.700 afiliados menos el mes pasado) en el pantano de la recesión. La realidad desmiente con crudeza las expectativas.

La evolución del paro registrado es un indicador preciso de que el mercado laboral está lejos de haber tocado fondo. Aunque la estadística homologada es la Encuesta de Población Activa (EPA) y detecta casi seis millones de parados, los Servicios Públicos de Empleo confirman mes a mes la estrecha relación que existe entre crecimiento económico y empleo. Mientras se mantenga la contracción del PIB y no se alcancen tasas de crecimiento superiores al 1,5%, no hay posibilidad de crear empleo y el peso de los costes sociales seguirá aumentando. Pero, a diferencia de los costes financieros, el dinero que se paga a los desempleados al menos se devuelve al PIB en forma de consumo.

La composición del paro muestra además que sigue empeorando el desempleo juvenil y que la contratación está bajando (la indefinida apenas fue el 10% de la total durante el mes pasado). El diagnóstico es bien claro: la política económica debe orientarse a elevar la tasa de crecimiento, porque es el factor crucial para crear puestos de trabajo; las disposiciones parciales, como reducir la fiscalidad sobre determinados tipos de contratos o subvencionar otros, son mera cosmética. Movimiento estéril.

La política económica de contracción presupuestaria, tanto estatal como autonómica, está tensando demasiado la estabilidad social. El coste del desempleo puede convertirse en apenas dos trimestres en una losa insostenible para las cuentas públicas, porque sigue creciendo a pesar de los recortes aprobados por el Gobierno en julio. Es poco probable que este año se cumpla la reducción prevista del 15% en el coste del paro, con lo cual se abrirá otra vía de agua en la estabilidad presupuestaria.

Rajoy tiene dos opciones. Una es mantener la política de ajuste, incluyendo esporádicos retoques fiscales para transmitir la ilusión de que cambia de estrategia; la otra, aceptar que el coste social empieza a ser insostenible y reorientar de verdad la política económica, acompañándola de medidas de estímulo a la actividad para que el crecimiento genere empleo. Debe decidir pronto, porque el punto de inflexión de la economía no se va a producir este año y quizá tampoco en 2014. Lo más probable es que no tenga margen para llegar a 2015 con una reducción sustancial del paro.

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