_
_
_
_
LA CUARTA PÁGINA
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Ocho razones para que Grecia no salga del euro

Según las encuestas, más del 70% de los griegos es contrario a abandonar la moneda única. Si saliera, la pérdida de confianza de los inversores en su futuro provocaría un ataque violento a otros Estados periféricos

ENRIQUE FLORES

Primera, porque conviene recordar que en las decisiones de entrada de Grecia en la UE y en la Unión Económica y Monetaria, la voluntad política de Alemania y Francia ha predominado sobre cualquier racionalidad económica. En 1981, Schmidt y Giscard d’Estaing decidieron su entrada en la UE cinco años antes que la de España y Portugal. En 2001, Chirac y Schröder decidieron su entrada en el Área Euro, aun conociendo por la Comisión su frágil situación económica y fiscal.

Cuando Papandreu destapó el agujero fiscal, el 9 de Octubre de 2009, Sarkozi y Merkel impidieron que el FMI ayudase financieramente a Grecia imponiéndole a cambio un duro programa con lo que hoy, probablemente, Grecia ya habría reestructurado su deuda, sin ningún contagio. Además, dejaron pasar ocho meses sin hacer nada y luego tomaron medidas escasas y tardías, aplicando finalmente un duro rescate y creando una fuerte recesión (-13% del PIB en 2007-2011 y -5% en 2012) y un rápido aumento de su deuda de 119.000 millones de euros a 200.000 millones de euros.

Si Grecia abandonase el euro, podría poner en peligro la Eurozona, a pesar de ser solo el 2,3% de su PIB. Ante esta grave situación, Hollande y Merkel deberían evitar a toda costa que salga del euro y de paso, salvar la cara y justificar sus decisiones políticas previas.

Segunda, porque si Grecia sale, la reacción de los inversores será desproporcionada, al haberse siempre negado dicha posibilidad. De romperse dicho tabú, la enorme pérdida de confianza en su futuro provocará un ataque violento a otros Estados periféricos como España e Italia originando un fuerte aumento de sus diferenciales de deuda, que, de mantenerse, podrían llegar a tener que ser rescatados y provocar el fin de la Eurozona, al representar conjuntamente casi 30% de su PIB total.

Sin la Unión Monetaria, el Mercado Único no es viable, y sin este, tampoco la Unión Aduanera

Si así fuera, todo el proyecto europeo, que ha llevado construir 55 años, desaparecería, ya que, sin una Unión Monetaria, el Mercado Único no es viable y sin este último, tampoco es viable la Unión Aduanera, que son sus otras dos columnas básicas, lo que sería una verdadera catástrofe para Europa y para el mundo. Por esta razón, no creo que nuestros líderes europeos sean tan insensatos como para atreverse a tomar un riesgo tan extremo tras su experiencia de haber tomado ya otros con consecuencias negativas.

Tercera, porque las encuestas recientes muestran que más del 70% de los griegos es contrario a abandonar la eurozona, con lo que será más probable que en estas segundas elecciones voten mucho menos a los partidos que quieran salirse.

Si, por el contrario, los partidos más votados deciden salirse, necesitarán una decisión Parlamentaria previa, anunciándose el día de su votación. Desde el instante de su anuncio, los ciudadanos que todavía mantienen depósitos en euros, acudirán masivamente a sus bancos y cajeros para llevárselos en billetes de euros o darán órdenes de compra de bonos alemanes. Puede ocurrir que el Gobierno introduzca sin previo aviso un corralito, como hizo Argentina, pero, probablemente, necesitaría también un acuerdo parlamentario previo.

Además, estas opciones solo serían posibles si el BCE suministra euros a los bancos griegos para poder atender a sus clientes, pero no puede prestar a bancos insolventes en operaciones de repo sin exigir un colateral válido del que ya casi no disponen tras la quita “voluntaria” por los bancos privados de 50.000 millonesde euros. Solo el Banco Central de Grecia podría darles “asistencia de liquidez de emergencia” pero con el colateral de los bonos del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF en sus siglas en inglés) acordados en su rescate, pero esta ya alcanza 96.000 millones de euros y además ya debe al BCE 130.000 millones de euros que dejaría de pagar si sale del euro.

Cuarta, porque siendo hoy el PIB de Grecia de 200.000 millones de euros anuales, si abandonase el euro y reintrodujese el dracma, este se depreciaría cerca de un 50% frente al euro con lo que su PIB caería hasta 100.000 millones de euros y sus ingresos fiscales que son 85.000 millones de euros anuales caerían a unos 42.000 millones de euros. Dado que su deuda con acreedores externos es de más 300.000 millones de euros (300% del PIB devaluado), además de deber 22.000 millones de euros al FMI, que es acreedor preferente, se vería forzada al impago de su deuda, al menos en el 50% derivado de la devaluación, provocando un fuerte contagio a otros Estados miembros del Área Euro.

Como sus exportaciones de bienes y servicios son 7 puntos porcentuales de PIB menores que sus importaciones y su déficit por cuenta corriente es todavía del 7% del PIB, empobrecería a la población y ganaría poco exportando.

Si Grecia sigue en el euro, España podría reducir una parte importante del diferencial de su deuda

Quinta, porque habiendo reducido su deuda con los bancos privados que aceptaron una quita media del 50%, sin embargo, todavía sigue debiendo cantidades elevadas en euros a los bancos privados de la Eurozona A finales de 2011, de acuerdo con el Banco de Pagos Internacionales de Basilea, debía 90.400 millones de euros, representando los bancos franceses el 49%, los alemanes el 14,8%, los británicos el 11,6% y los holandeses el 3,9% del total. Los españoles sólo tenían 969 millones de euros, el 1,1%.

Aun así, frente a sus tenencias en 2009, los bancos franceses las habían reducido un 43,7%, los alemanes un 70,3%, los británicos un 31,8%, los holandeses un 71,5% y los españoles un 19,7%. Han podido reducirlas, porque al recibir financiación pública del EFSF y del FMI, su deuda privada ha ido pasando a ser deuda pública.

Sexta, porque, por esta misma razón, la exposición actual de Grecia al sector oficial de la Eurozona, es decir, BCE y Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, es de 313.400 millones de euros que también dejará de pagar en un porcentaje menor al de su devaluación, por ser deuda preferente. Hasta finales de 2011, los otros Estados del Área Euro han comprometido 161.000 millones de euros de ayuda oficial a Grecia a través de préstamos bilaterales (53.000 millones) y préstamos del EFSF (108.000 millones de euros) y además el BCE tiene una exposición de 153.000 millones de euros, 103.000 milllones de euros de préstamos a los bancos griegos más otros 50.000 millones de euros de compra de deuda griega a través del Programa de Mercados de Valores.

Dichos 313.400 millones de euros están además garantizados por el resto de los Estados miembros a través de préstamos bilaterales, garantías al EFSF y capital del BCE, donde sus participaciones relativas son proporcionales a su PIB en el total del AE. A España le corresponden 38.800 millones de euros, el 3,8% de su PIB. Sumando las exposiciones privadas y oficiales de cada Estado miembro de la Eurozona, Francia es el que tiene una mayor exposición, con un 5% de su PIB, seguida de Alemania, Italia, España y Holanda con el 4%. Sólo Portugal alcanza el 7% debido a la mayor exposición de sus bancos a la deuda griega.

Séptima, porque otras estimaciones indican que, de salirse Grecia, los contribuyentes del Área Euro tendrían que aportar unos 250.000 millones de euros para cubrir las pérdidas de su impago, el BCE tendría que inyectar unos 800.000 millones de euros en los bancos del euro y el PIB de la zona caería dos puntos porcentuales.

Octava, porque si no sale, España podría reducir una parte importante del reciente incremento de sus diferenciales al estar determinado, en un 50% aproximadamente, por la probabilidad media estimada por los inversores de salida de Grecia y de su contagio posterior a España. Un 30% aproximadamente, por sus desvíos fiscales en los presupuestos de 2011 y de 2012 y el agujero de Bankia y otras entidades españolas, y el restante 20% por la progresiva caída del coste de refinanciación de la deuda de Alemania que a dos años ya es negativo.

Guillermo de la Dehesa es presidente del Centre for Economic Policy Research, CEPR.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_