Los profesores españoles son los más críticos con su formación de todo el mundo desarrollado
Los docentes de España están entre los que más desconfían del uso de la IA en enseñanza, según el macroestudio TALIS de la OCDE, y se sitúan también entre los más satisfechos con su oficio


Los profesores de secundaria españoles son los que menos sólida consideran la formación universitaria que recibieron para enseñar las materias que imparten de todo el mundo desarrollado. Solo el 68% cree que fue sólida, 16 puntos por debajo del promedio de la OCDE, y lejos del 90% que alcanzan países como Corea del Sur, Portugal y Estonia. Los docentes españoles, tanto de secundaria como de primaria, se sitúan también entre los que menos consideran que la calidad de su formación inicial para desempeñar su oficio fue alta (lo piensa el 56% de los de secundaria, 21 puntos menos que la media de la OCDE), o que les enseñó a gestionar un aula.
La situación cambia cuando al profesorado español se le pregunta si se ve preparado, más allá de la formación inicial, para realizar su trabajo. En ese caso, su confianza sube y supera el promedio internacional en aspectos como el manejo del contenido de las materias que enseñan (lo cree el 89%, 11 puntos más que la media de la OCDE), aunque en otras parcelas como la destreza en pedagogía renquean (solo se ve preparado el 59%, nueve puntos menos que el promedio de los países desarrollados).
Los datos forman parte del Estudio Internacional de la Enseñanza y el Aprendizaje (TALIS, por sus siglas en inglés) 2024, elaborado por la OCDE, la mayor radiografía internacional sobre el profesorado, para el que solo en España han sido entrevistados 17.158 docentes y un millar de directores de centros educativos públicos y privados. El informe se publica cada seis años, la última edición, este martes.
La reforma de la formación inicial del profesorado en España, tanto de las carreras de Magisterio como del máster que habilita para enseñar en secundaria, ha sido considerada necesaria por sucesivos gobiernos españoles sin que haya llegado a materializarse. El Ministerio de Educación volvió a ponerlo sobre la mesa en enero de 2022 con propuestas como la implantación de un examen especial de acceso en conocimientos matemáticos y lingüísticos para quienes quisieran estudiar matricularse en Magisterio. Pero si las reformas educativas son de por sí costosas, en este caso, que requiere la participación de dos ministerios del Gobierno, Educación y Universidades, y además la aquiescencia de los rectores, ha resultado aún más complicada.
La conferencia de rectores (CRUE) desautorizó en 2023 la propuesta de examen de acceso desarrollada por los decanos de las facultades públicas de Educación. La causa de fondo fue el temor de las universidades (sobre todo de las privadas, pero no solo) de perder clientela, a pesar de que el Gobierno ha advertido de que cada año se titulan en dichos estudios muchos más alumnos de los que puede absorber el sistema educativo. El secretario de Estado de Educación, Abelardo de la Rosa, aseguró, con todo, este lunes, durante la presentación del informe embargado a la prensa, que la reforma inicial del profesorado genera consenso en España, y que se presentarán novedades en las próximas semanas.
TALIS muestra que el profesorado en España considera especialmente floja la vertiente práctica de su formación. No llega al 40% de los que creen que tuvo un equilibrio adecuado entre los aspectos teóricos y prácticos (22 puntos menos que la media de los países desarrollados), ni los que piensan que pasaron suficiente tiempo observando cómo hacían su trabajo docentes en ejercicio (20 puntos menos).
Una vez incorporados a los centros educativos, solo el 36% de los docentes contaron con el acompañamiento de un profesor experimentado del que aprender (en secundaria, cuatro puntos por debajo del promedio y 36 de, por ejemplo, Países Bajos). Y solo el 59% trabaja en un centro educativo que cuenta con un programa de mentorías, 20 puntos menos que la media de la OCDE. La puesta en marcha de un verdadero sistema de tutorización de los nuevos profesores, lo que se conoce como MIR docente (en referencia al modelo que tienen los médicos), que lleva décadas barajándose en España, también fue incluido por Educación en su propuesta de reforma de 2022.
El estudio ofrece una comparativa internacional mucho más completa del profesorado de secundaria, ya que en dicha etapa han participado 56 países, 35 de los cuales pertenecen a la OCDE (una organización integrada mayoritariamente por países ricos) o a la UE, mientras en primaria solo lo han hecho nueve.
En general, satisfechos, y con menos ganas de dejar la docencia
De la Rosa destacó que, pese a señalar áreas de mejora, el informe de la OCDE sitúa a España como un país con un profesorado implicado con su profesión y entre los que se muestran más satisfechos del mundo desarrollado. Un hecho que fue destacado también por el director de educación de la OCDE y creador del Informe PISA Andreas Schleicher, que presentó el estudio en la sede del Ministerio de Educación de Madrid. TALIS refleja que el 95% de los docentes españoles afirman estar, “en general, satisfechos” con su trabajo (cinco puntos más que en la UE y seis que en la OCDE). El porcentaje ha retrocedido un poco respecto a 2018 en España (un 0,6%), aunque menos que en el conjunto de la OCDE (1%). Casi uno de cada cinco docentes españoles (19%) planea dejar la docencia en un plazo de cinco años. Un porcentaje que, aunque pueda parecer elevado, incluye factores como la perspectiva de jubilación (entre el profesorado más mayor), y es considerablemente inferior al de los promedios de la UE (24%) y la OCDE (27%).
Causas del estrés
El 16% del profesorado español siente “mucho estrés” por su trabajo. Un porcentaje similar al del conjunto de la UE e inferior al de la OCDE (19%), pero que ha aumentado un 5,6% respecto a la anterior edición de TALIS, la de 2018, lo que supone uno de los mayores incrementos internacionales.
Lo que más agobia a los docentes españoles es “tener demasiado trabajo administrativo”. Un problema que señala el 64% (60% en primaria), por encima de la media europea (55%) y de la OCDE (51%). Si se observa cuánto tiempo dedican a esta labor resulta, sin embargo, que supone, según declaran los propios docentes, el 5% de su jornada semanal, lo mismo que en los promedios de la Unión Europea y un punto menos que el de la OCDE, cuya jornada laboral es similar.
En qué dividen sus horas de trabajo
Los profesores españoles trabajan 40 horas semanales en secundaria (y 38 en primaria), según calculan ellos mismos en TALIS, una hora más que el promedio de la UE y una menos que el de la OCDE. Ello supone que en España destinan dos horas semanales al trabajo administrativo en secundaria y 114 minutos en primaria. El estudio revela, sin embargo, que desde la anterior edición de TALIS, el tiempo que requiere esta tarea ha aumentado en España 54 minutos a la semana para el profesorado de secundaria y 42 para los maestros, mientras en el promedio internacional se ha incrementado en 12 minutos. En el tiempo que media entre los dos informes TALIS, 2018 y 2024, se ha aprobado en España la reforma educativa derivada de la Lomloe y diversos protocolos que han aumentado la carga administrativa del profesorado.
La cantidad total de horas trabajadas por el profesorado también ha aumentado más en España (una hora y media en secundaria y una hora en primaria) entre 2018 y 2024 que en el promedio de la OCDE (un cuarto de hora).
Lo segundo en la clasificación de lo que genera “bastante o mucho estrés” al profesorado español de secundaria es corregir y poner notas: se lo provoca al 54% (frente a un 33% en primaria), más que en la UE (43%) y la OCDE (40%). Los docentes españoles sí destinan en este caso un poco más de tiempo de su jornada semanal a esta labor (el 12% del total) que en la media comunitaria (10%) y del mundo desarrollado (9%). Y, como en el caso del trabajo administrativo, la complejidad de la evaluación también se ha incrementado en los últimos años a raíz de la reforma educativa.
Preparar las clases genera más “bastante o mucho estrés” al profesorado español de secundaria (33%) que a la media de la OCDE. Y de hecho es, según TALIS, un problema mayor en primaria, donde lo señala el 42%.
La diversidad del alumnado ha crecido en los últimos años debido, en buena medida, a la incorporación al sistema de estudiantes de origen extranjero, parte de los cuales llegan sin conocer el idioma del aula o con desfase curricular. Ello, en un contexto de falta de inversión pareja por parte de las administraciones, ha hecho más complejo el trabajo de buena parte de los docentes, sobre todo de la enseñanza pública. España es el noveno, de 35 países, con más porcentaje de profesores que manifiestan sentir estrés debido al “exceso de trabajo relacionado con cuestiones de diversidad, equidad o conflictos derivados de ellas”. Lo señala el 34% en secundaria (y el 35% en primaria), 12 puntos más que el promedio europeo y de la OCDE. Con grandes diferencias entre autonomías (reflejo, a su vez, del distinto porcentaje de chavales de origen extranjero que tienen escolarizados), que van del 25% en Cantabria al 40% en Cataluña (en TALIS 2024 solo han participado con muestra propia nueve comunidades).
Problemas de disciplina
En España, los docentes también manifiestan afrontar más ruido y desorden, y perder “mucho tiempo en clase por las interrupciones de los alumnos” (29% en ambos apartados), que en el promedio de la OCDE (21% y 18% respectivamente).
Fruto también del reciente cambio normativo que ha vivido el país, los profesores españoles de secundaria son los segundos (el 58%) que más estrés manifiestan ante la reforma educativa, solo por detrás de Malta (69%), y muy por encima de la media europea (32%).
Los efectos de la reforma educativa también se manifiestan en algunos aspectos que TALIS considera positivos, como el de una mayor concepción de la docencia como un trabajo en equipo. Casi el 10% del profesorado de secundaria español (y el 12% del de primaria) asegura haber trabajado con un compañero simultáneamente en la misma clase al menos una vez en el último mes, frente al 3% de la OCDE. Y el 4% en secundaria (8,3% en primaria) ha observado a otro colega dar clase y le ha hecho después observaciones, una proporción que, pese a ser baja, multiplica por ocho el promedio de la OCDE.
Poca confianza en la IA
El 35% del profesorado español de secundaria utiliza la inteligencia artificial para su trabajo (32% en la UE y 36% en la OCDE). Mientras la penetración de la tecnología es más baja en primaria (28%). Se trata, además, del campo que más profesores (30%) consideran prioritario a la hora de recibir formación (por delante de la formación específica para atender a alumnado con necesidades educativas, señalado por el 27%).
Al mismo tiempo, el profesorado español de secundaria se sitúa por debajo de las medias internacionales (aunque más cerca del promedio de la UE que del de la OCDE) en la creencia de que la inteligencia artificial puede ser beneficiosa para la educación. Solo 4 de cada 10 cree que le será útil para planificar sus sesiones, adaptar materiales o mejorar la atención del alumnado con necesidades educativas. Menos todavía confían en que les ayude a automatizar el trabajo administrativo (37%) y apoyar más al alumnado de forma individual (33%). Andalucía y Cataluña tienden a ser las comunidades más y menos optimistas al respecto.
Los docentes en España se muestran también más preocupados que los promedios internacionales acerca de las posibles consecuencias negativas de la IA para el aprendizaje. Más del 75% señala que permite al alumnado “hacer pasar por propio el trabajo de otros”. El 68% advierte que puede proporcionar información incorrecta. Y el 52%, que amplifica los sesgos y las ideas erróneas del alumnado.
Edad media
La edad media de los profesores de secundaria en España es de 45 años (como en la OCDE), medio año más joven que en 2018. Un tercio de su profesorado de secundaria llegó a la docencia después de haber trabajado durante al menos seis años en otras cosas, un porcentaje bastante mayor a la media de los países desarrollados (24%).
En una escala de 1 (muy en desacuerdo) a 4 (muy de acuerdo), el profesorado español tanto de primaria como de secundaria se sitúa en un 3,7 respecto a la frase “a menudo me siento feliz mientras enseño” (3,4 de media en la OCDE). La afirmación “me gustan las áreas o materias que imparto” es puntuada con un 3,7 entre los profesores de secundaria en España (un 3,6 entre los de primaria), frente a una media de 3,6 en los países desarrollados. La satisfacción con el salario alcanza en España el 2,5 en secundaria (2,2 de promedio internacional) y el 2,3 en primaria. Y la satisfacción con las condiciones laborales (sin contar el sueldo) alcanza el 2,79 en secundaria (2,72 en la OCDE) y el 2,72 en primaria.
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