Del avance de la democracia a la “diversidad” de sentimientos nacionales: así es la nueva asignatura de Historia de España que ha diseñado el Gobierno
La materia analiza las “grandes reformas” de la II República y la discriminación sufrida por las mujeres e insta al profesorado a evitar “mitos como la leyenda negra”
El Ministerio de Educación ha rediseñado la materia de Historia de España, obligatoria en segundo de Bachillerato, dando un giro a los contenidos elaborados en la época del exministro del PP José Ignacio Wert, que todavía están en vigor. El borrador de la nueva asignatura, al que ha tenido acceso EL PAÍS, tiene como eje principal el “complejo camino” recorrido por el país hacia la democracia. Aborda la “diversidad identitaria” en materia de “sentimiento nacional” y, además, analiza la influencia de las ideologías y creencias religiosas en la evolución política del Estado, deteniéndose en las “grandes reformas estructurales” emprendidas por la II República y las “reacciones antidemocráticas” que generaron, el golpe de Estado, la Guerra Civil y la dictadura de Franco. El borrador también examina el progreso económico español y sus claroscuros, las condiciones de vida y de trabajo, el papel de las mujeres, tradicionalmente ensombrecido, y el peso de la geografía en el devenir histórico del país a lo largo de los siglos, entre otras cuestiones.
El borrador del currículo de Historia de España (es decir, lo que los alumnos deben aprender y cómo evaluarlo) será analizado ahora por las comunidades, para que expresen su opinión, antes de ser publicado como real decreto en las próximas semanas con los del resto de asignaturas del Bachillerato. Está previsto que se implante en el curso 2023-2024 y se impartirá al menos dos horas a la semana, un horario que las autonomías pueden ampliar.
Su estructura es doble, cronológica y temática, y abarca desde la antigüedad hasta casi nuestros días, concentrándose especialmente en los últimos dos siglos. Las clases deben contextualizar la historia de España con lo que sucedía en el resto del mundo, señala el currículo, para evitar “caer en una imagen singular de su evolución histórica, basada en mitos y estereotipos como la leyenda negra”. Entre sus objetivos figura que el alumnado sea capaz de formarse “juicios propios argumentados en fuentes fiables y en trabajos históricos contrastados, que eviten la desinformación y favorezcan el diálogo”. Y que aprendan a “valorar los aciertos, logros y avances” alcanzados por el país “hasta llegar al actual Estado social y de derecho en el que se fundamenta nuestra convivencia democrática, pero también las dificultades, conductas, acciones y retrocesos que han marcado en el tiempo situaciones traumáticas y dolorosas, que la sociedad en su conjunto debe conocer para poder superarlas”. A lo largo del curso, los chavales realizarán su propio proyecto de investigación, conectado en la medida de lo posible con su entorno.
Estos son los principales bloques en los que se organiza la asignatura, que, como ocurre ahora con la normativa del PP, es la única centrada exclusivamente en la Historia de España durante la educación secundaria.
El avance de las libertades
La reforma educativa en España va en la misma dirección que las que están en marcha en otros países desarrollados, siguiendo el camino que señala la OCDE. Tratan de cambiar el modelo tradicional, descrito habitualmente como enciclopédico, por otro llamado competencial. Su objetivo no es tanto que los alumnos puedan repetir contenidos en un examen (por ejemplo, por citar uno de los que figuran en el actual currículo de Historia de España, “los principales proyectos de reforma del conde-duque de Olivares”), como que sean capaces de aplicar los conocimientos aprendidos, relacionándolos entre sí y con el mundo real. El fin, resume Cosme Gómez, profesor de Didáctica en la Universidad de Murcia y uno de los expertos que ha revisado el nuevo currículo de Historia de España, es que el alumnado aprenda de una forma más “significativa y profunda”. Una aspiración que, sin embargo, advierte el profesor, quedará en nada si además de renovar el currículo no hay un cambio de calado en el tipo de formación que recibe el profesorado.
De momento, el nuevo currículo de Historia de España está organizado en torno a lo que sus autores consideran las grandes cuestiones “de interés en el presente, que definen las estrategias para aprender del pasado y que resultan relevantes para orientar nuestro porvenir”.
“La libertad”, sigue el documento, “constituye el primero de esos ejes vertebradores”, ofreciendo “una perspectiva nada lineal que atraviesa toda la época contemporánea hasta nuestros días”. El bloque arranca con la Constitución de Cádiz de 1812, avanza comparando los regímenes que se sucedieron “desde el fin del absolutismo y el reinado de Isabel II hasta la Restauración y la Constitución de 1931″, y llega hasta la Constitución de 1978, “inicio de la etapa de convivencia pacífica y democrática más larga y duradera de la historia de España”. El currículo apela a fomentar en el alumnado el diálogo y el respeto por las “ideas diferentes a las propias”.
Diversidad de identidades
“La coexistencia de identidades, especialmente las que tienen que ver con el sentimiento nacional, es una de las que más interés despierta en la actualidad y que más tensión ha provocado en la sociedad española de las últimas décadas”, señala el documento. Los alumnos aprenderán “el origen y la evolución del nacionalismo español en el siglo XIX”, vinculado a la “construcción del Estado nacional”, así como los de los “nacionalismos y regionalismos subestatales”. El currículo pretende que los estudiantes tomen “conciencia del papel que juegan en la actualidad, para respetar los sentimientos de pertenencia, la existencia de identidades múltiples y las normas y símbolos que establece nuestro marco común de convivencia”.
Progreso y lagunas
El estudio de la modernización del país incorporará “una mirada crítica a la idea de progreso”, ya que, señala, el crecimiento económico no ha tenido “entre sus prioridades la distribución de la riqueza y sus efectos ambientales”. Entre los contenidos figuran la estructura de propiedad de la tierra, el comercio colonial y la industrialización en España.
Condiciones de vida
Los alumnos estudiarán la evolución demográfica, los cambios en “los niveles y modos de vida”, las condiciones laborales, los desequilibrios territoriales y “el desigual acceso a los recursos, los derechos y el poder”. Se recomienda utilizar la literatura y el cine, especialmente en este bloque, para aproximarlo a los estudiantes.
Ideología, república y franquismo
El alumnado analizará “el papel de las creencias y las ideologías en la articulación social” y la configuración de “proyectos políticos”. “Especial interés cobra por su significación histórica y el intenso debate social que suscita”, señala el texto, “el proceso reformista y democratizador que emprendió la II República, así como las reacciones antidemocráticas que se generaron ante su avance y el golpe de Estado que supuso su fin”. La Guerra Civil y el franquismo, prosigue, “dan cuenta del grado de violencia que pueden adquirir los conflictos y las consecuencias del uso dictatorial del poder. Experiencias traumáticas y dolorosas que deben conocerse con rigor para que nunca más vuelvan a suceder”.
Geoestrategia
La materia fija como meta proporcionar a los alumnos una visión “espacial y cartográfica” que les permita entender la importancia de la geografía en la historia del país desde la llegada de las primeras civilizaciones mediterráneas a las costas peninsulares. El apartado incluye el análisis sobre el actual papel de España en el mundo.
Desigualdad de género
Para entender la situación actual en materia de igualdad de género y los “retos del futuro”, el alumnado analizará “los mecanismos de dominación, control, subordinación y sumisión” mantenidos sobre las mujeres a lo largo de la historia. Estudiarán el protagonismo que, pese a las barreras, tuvieron algunas de ellas, el papel de los movimientos feministas en la modernización del país y sus “antagonistas”, para promover “actitudes informadas frente a la situación secular de desigualdad entre hombres y mujeres”.
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